Hoy me invitaron a un desayuno gratuito organizado por el Grupo Actinver, en donde darían una charla sobre perspectivas económicas en el 2018. La idea de esta conferencia es guiar a los inversionistas sobre dónde invertir su dinero, en qué instrumentos financieros conviene más y estar atentos a los cambios políticos (mundiales y nacionales) y a los cambios económicos que pueden afectar o beneficiar a los inversionistas.
¿Por qué fui a esta conferencia? Porque me interesa invertir, por eso. Quiero obtener mejores rendimientos de los que ofrecen los bancos.
Lo que me llamó la atención es que al evento acudieron muy pocas mujeres. La mayoría de los asistentes eran viejos trajeados, hombres de negocios que incluso se conocían entre ellos. ¿Y las mujeres? Casi brillaron por su ausencia. Si había, pero digamos que por cada 9 hombres había una mujer.
¿Por qué me inquieta tanto? Porque en la universidad, en las carreras que se dedican directa o indirectamente a las finanzas, o sea, Contador Público, Licenciado en Administración de Empresas, Economía, Derecho, casi el 70% de su alumnado son mujeres y casi ellas son las que ocupan los primeros lugares en el cuadro de honor.
Y sin embargo, en la vida real, son muy pocas las mujeres que se atreven a invertir en las finanzas y en los negocios. Teniendo todo ese conocimiento en sus manos, no se atreven a ir más allá. Se apagan y se desaparecen del panorama.
Se que algunas dirán que no pueden porque se casan y tienen hijos, y no les queda tiempo ni dinero para andar en esos trotes. Otras se conforman con trabajar en puestos de bajo nivel, con un sueldito bajo pero seguro.
Lo chistoso es que, hablando de administración del dinero, las amas de casa son expertas en eso. Saben qué recibo pagar, cómo distribuir el sueldo del marido para pagar qué deuda, o ahorrar para eventualidades. Pero esas habilidades solo se quedan en el hogar y ya, cuando podrían aprovecharse para algo más en grande.
Es una lástima, la verdad, que culturalmente hablando las mujeres no nos involucremos en el mundo de los negocios. Creo que ahorita estamos en una era donde gozamos de muchas libertades, de mucha información al alcance de nuestras manos. Bien vale la pena sacudirse esa inseguridad y atreverse a entrar en ese mundo.
Lo bueno de estos eventos es que son gratuitos y te explican las cosas muy fáciles. Así que ya estoy super animada en convertirme en toda una mujer de negocios.
¿Por qué fui a esta conferencia? Porque me interesa invertir, por eso. Quiero obtener mejores rendimientos de los que ofrecen los bancos.
Lo que me llamó la atención es que al evento acudieron muy pocas mujeres. La mayoría de los asistentes eran viejos trajeados, hombres de negocios que incluso se conocían entre ellos. ¿Y las mujeres? Casi brillaron por su ausencia. Si había, pero digamos que por cada 9 hombres había una mujer.
¿Por qué me inquieta tanto? Porque en la universidad, en las carreras que se dedican directa o indirectamente a las finanzas, o sea, Contador Público, Licenciado en Administración de Empresas, Economía, Derecho, casi el 70% de su alumnado son mujeres y casi ellas son las que ocupan los primeros lugares en el cuadro de honor.
Y sin embargo, en la vida real, son muy pocas las mujeres que se atreven a invertir en las finanzas y en los negocios. Teniendo todo ese conocimiento en sus manos, no se atreven a ir más allá. Se apagan y se desaparecen del panorama.
Se que algunas dirán que no pueden porque se casan y tienen hijos, y no les queda tiempo ni dinero para andar en esos trotes. Otras se conforman con trabajar en puestos de bajo nivel, con un sueldito bajo pero seguro.
Lo chistoso es que, hablando de administración del dinero, las amas de casa son expertas en eso. Saben qué recibo pagar, cómo distribuir el sueldo del marido para pagar qué deuda, o ahorrar para eventualidades. Pero esas habilidades solo se quedan en el hogar y ya, cuando podrían aprovecharse para algo más en grande.
Es una lástima, la verdad, que culturalmente hablando las mujeres no nos involucremos en el mundo de los negocios. Creo que ahorita estamos en una era donde gozamos de muchas libertades, de mucha información al alcance de nuestras manos. Bien vale la pena sacudirse esa inseguridad y atreverse a entrar en ese mundo.
Lo bueno de estos eventos es que son gratuitos y te explican las cosas muy fáciles. Así que ya estoy super animada en convertirme en toda una mujer de negocios.