sábado, 30 de junio de 2012

La chica anti-fiesta


Cada que voy a una fiesta me doy cuenta de algo: que no soy bailarina exótica.

Mientras todas las mujeres del mundo perrean y se mueven sensualonamente al ritmo de la música sacando las nalgas, sacudiendo las bubis, y despeinando su cabello, yo me quedo sentada con bebida en la mano, viendo atónita todo el espectáculo.

De vez en cuando, platico con algún muchacho que esté cerca de mí, bromeo, digo algún chiste, pero nunca falta la amiga que con cerveza en mano grita: ¡Que le suban a la música! Y empiece su baile erótico donde ella (o ellas) baila(n) sola(s), y acaparan las miradas de los hombres además de que se les empiezan a despertar toda clase de pensamientos o actitudes.

Pero yo, chica bloguera que soy, por más que sopeso la idea de bailar así, de plano no me aviento ni con tres cervezas encima. ¡Porque no me late! Yo no soy así. Y tampoco tengo ganas de hacer algo que no me nazca.

Habrá quien diga que soy reprimida, aburrida, etc. etc. Quizá yo no encajo entre mi raza. Jaja. Quizá soy una alienígena que vino a observarlos a ustedes, terrícolas.

En fin. Estoy consciente que el hecho de carecer de las habilidades teibolescas disminuye mis posibilidades de encontrar pareja. Ojalá que pueda conocer a un hombre a quien ese defecto mío no le importe.