jueves, 5 de diciembre de 2019

La tesis

Hace unos días, Carlos Slim dijo que las universidades no deberían ya pedir tesis para titularse ni tampoco examen profesional, sino que al terminar los estudios luego luego deberían ponerse a jalar.

Mmmh, ¿qué puedo decir sobre esto? Pues les voy a contar mi experiencia. Cuando yo terminé leyes, había dos opciones: 1. o hacer tesis 2. o hacer una tesina (que es como una investigación sobre cierto tema que te ponen los sinodales, pero sin tanto rigor como una tesis) junto con un par de materias de maestría.

Yo opté por la segunda opción, pues me pareció bien adelantarle a una maestría (aunque al final no la terminé). En cuanto a la tesina, fue un rollo porque nunca encontraba a los sinodales, siempre tenía que andarlos persiguiendo para que me revisaran el trabajo y le dieran el visto bueno. Al final, todo salió bien y hasta me gradué con mención honorífica.

En cuanto a mi segunda carrera, fue más fácil. Ya no era obligación hacer tesina ni tesis ni nada. Sólo pagué el trámite y ya.

Una amiga de leyes, por otro lado, prefirió hacer tesis. Le llevó un año hacerla, y durante ese tiempo no trabajó, se dedicó de lleno a la investigación y a la revisión con sus sinodales. Pero durante ese proceso sufrió mucho, porque era corrección, tras corrección, tras corrección. Los sinodales siempre son doctores en su rama, y son muy estrictos, muy perros, te cuestionan hasta cada punto y cada coma que escribes. Así que el que hace una tesis, mis respetos, de verdad se convirtió en un investigador.

Y es que para eso es la tesis, para investigar en algo de lo que nadie haya investigado antes. Para innovar, para proponer una solución a un problema actual. Y no se trata de hacer cualquier monografía como si estuvieras en la primaria, hay que echarle cerebro, consultar mucha bibliografía. En algunos casos, te topas con que ni siquiera hay tal bibliografía, así que tienes que hacer investigación de campo.

De las tesis se han logrado algunos descubrimientos, inventos, patentes o soluciones que se han aplicado posteriormente en la práctica.

(Lamentablemente no faltan los charlatanes que se fusilan la tesis de otra persona y salen impunes, pero ese es otro tema).

Y si son tan importantes las tesis ¿por qué ya nadie quiere hacerlas?

Bueno, en primer lugar, por la necesidad de trabajar. Para hacer una tesis bien hecha, necesitarías por lo menos pasar unos meses sin trabajar. Pero en este país con esta economía tan pinche, la necesidad puede más que la voluntad. Hay que jalar, hay que ganar dinero. El trabajo te quita tiempo y ya no tienes chanza de ir a la biblioteca ni mucho menos de andar citándote con los sinodales para que te revisen.

Segundo: Falta de aprendizaje. Para hacer una buena investigación, se necesita tener las bases de cómo hacerla. Nuestro sistema escolar no nos enseña a investigar, sino a "machetear", a memorizar los libros, pero los maestros no nos cultivan un sistema crítico, a cuestionar por qué las cosas están como están y si hay alguna manera de mejorarlas. Tampoco nos enseñan cómo armar una buena hipótesis ni cómo comprobarla. En pocas palabras, no sabemos cómo hacer una mugre tesis ni nadie nos enseña a hacerlo, y el que la hace es a base de prueba y error.

Así que las universidades han bajado las manitas y han preferido simplificar el trámite de titulación, a simplemente pagar y ya, para no tener miles de pasantes sin título, y arrojar más obreros a la sociedad capitalista, que no son capaces de cuestionar el por qué las cosas son así, ni tampoco son capaces de proponer soluciones.

A veces se nos olvida que las universidades fueron creadas para eso, para formar personas con sentido crítico y aportar algo al mundo. Pero en esta época, eso ha cambiado.