sábado, 19 de enero de 2013

Reseña película: Perdona si te llamo amor

No suelo ver películas extranjeras, simplemente porque al vivir en México estoy más acostumbrada a ver películas gringas (y una que otra película mexicana, que no son muchas). Así que mi única referencia de cine extranjero es el que venga de Estados Unidos.

Sin embargo, gracias al Internet de repente me he topado con filmes de otras partes del mundo, que jamás llegarán a las salas mexicanas, pero que no por eso dejan de ser entretenidos. Una de estas películas me la encontré por casualidad en Youtube, se llama "Perdona si te llamo amor", y es una película italiana.

Es una comedia romántica ligera. Un publicista de 37 años es abandonado por su novia, y de repente conoce y se enamora de una chavita de 17 que está bien loca e impulsiva. Así que toda la historia gira alrededor de ese noviazgo en donde ambos tratan de vivir su amor a pesar de la diferencia de edades.

La película está protagonizada por un bombón italiano llamado Raoul Bova (que resulta que también sale en otra de mis películas favoritas, "Bajo el sol de Toscana"). Guapísimo el pelao.

En fin, me gustan esas películas de las parejas disparejas, donde uno es todo seriedad y formalidad y el otro es un torbellino de locura y diversión, y al final uno aprende del otro, como que se complementan. Y esta película es así. Les dejo el video, la verdad está recomendable para pasar una tarde comiendo palomitas y viendo películas extranjeras.




Monterrey vista con los ojos de foráneos

Las únicas veces que he ido al Distrito Federal fueron por cuestiones de trabajo, y en un viaje de vacaciones. Pero ver una ciudad por muy pocos días no es lo mismo que vivir ahí, y el DF aunque tiene un gran abanico de opciones culturales, paseos y arquitectura que no se tienen en Monterrey, no es una ciudad en la que yo quisiera vivir porque es demasiado grande, caótica, o como un intelectual me mencionó una vez, "es un monstruo que te devora".

La reflexión me viene porque hace días conocí a una señora del DF que se vino a vivir a Monterrey. Para ella venirse a esta ciudad encabritada y austera fue un choque cultural, pero irónicamente, siente que se vino a vivir a un oasis en el desierto. Constantemente hace comparaciones entre el DF y Monterrey, algunas para bien, otras para mal, pero la mayoría de las veces dice que prefiere vivir en Monterrey.

Entre las comparaciones que ha hecho, están las siguientes:

  • Dice que aquí en Monterrey, los vecinos todavía se saludan y se tienen confianza entre ellos. Que en cambio, en el DF, nadie se saluda al salir de sus casas, y se sospecha de los vecinos, existe una desconfianza tal que no se hablan entre ellos, ni se conocen sus nombres, sólo se levantan en las mañanas y cada quien a sus labores se va evitando las miradas, sin dirigirse la palabra.
  • Que en Monterrey, las mujeres todavía salen a caminar por las calles con tacones, escotes, bien maquilladas y arregladas, algo impensable en el DF, pues si una mujer sale a caminar así, es inmediatamente acosada por los hombres, y en el peor de los casos, secuestrada o violada. Se debe ir vestida lo más austera posible.
  • Que en Monterrey, las mujeres cargamos con bolsas grandes, en cambio en el DF, la mujer tiene que andar sin bolsa. Su monedero y sus credenciales deben ir ocultas en los bolsillos de sus pantalones, no se debe traer nada que llame la atención. Y nadie usa joyería en el DF, nada. 
  • Que en el DF, para poder llegar a tiempo al trabajo se tienen que levantar a las 4 de la mañana, pues se van dos horas en el tráfico a vuelta de rueda. Llegando a sus trabajos, aprovechan para echarse una dormitada antes de que abran la oficina. De regreso, se quedan en la oficina para salir más tarde y evitarse el tráfico de la tarde. O sea que prácticamente, sólo es trabajar y dormir. No se convive con la familia. 
  • Que en Monterrey, los niños todavía pueden salir a jugar a los parques y plazas. En el DF, ningún niño sale a jugar a los parques, además de que ya no hay niños. Las parejas jóvenes prefieren adoptar perros en lugar de tener bebés. 
  • Que en Monterrey, la comida es más ligera (a pesar de ser tan gringa). En cambio en el DF en cada esquina hay un puesto de garnachas y la comida es bastante condimentada e irritante que provoca problemas de gastritis. 
  • Y la contaminación. En Monterrey todavía se ve el cielo. En el DF sólo se ve la contaminación. 

Ahora bien, por otro lado, también en estos días hemos platicado con otro foráneo, pero él es un joven proveniente de Chiapas, y también para él venirse a esta ciudad ha sido un choque cultural, y él también hace comparaciones, aunque a diferencia de la señora del DF, él no ve a Monterrey como un oasis en el desierto, sino como una ciudad rara, extraña y peculiar.

Entre sus comparaciones están las siguientes:
  • En Monterrey la gente tiene mal carácter. Se enojan rápidamente, si son cajeros o empleados actúan como si fueran los dueños del negocio. Para ellos el cliente nunca tiene la razón. Son en cierta manera altaneros y se encabronan a la menor provocación.

  • El clima es insoportable. Demasiado calor en verano, demasiado frío en invierno. Y en verano, el calor es seco. 
  • Que no tiene variedad en comidas. Sólo carne, carne, carne y carne. 
  • Que los regios hablan a gritos y maldiciones, en cambio en Chiapas hablan más pausado y calmados. 
  • Que aquí en Monterrey se toman muy en serio el fútbol.
  • Eso sí, dice que aquí las regias somos las mujeres más bellas ;)
Entonces ya tengo dos puntos de vista acerca de mi ciudad. Los dos tienen razón. Además, Monterrey es como una pieza que no embona dentro de un rompecabezas. No tiene las mismas raíces prehispánicas de los estados del centro y sur de México. Es un punto medio entre la cultura gringa y la mexicana. Es una ciudad que creció sola y se crió sola, así que sigo insistiendo que es una ciudad rara, con gente de carácter raro. Pero pues al final de cuentas, es mi ciudad, y creo que yo también tengo parte de ella.