lunes, 27 de enero de 2014

Encorvada

El viernes fui a un masaje terapéutico, ya que desde hace tiempo he tenido mis achaques en la espalda. No es porque ahorita tenga estrés, sino porque más bien agarro posturas incómodas a la hora de sentarme frente a la computadora. Por lo general en nuestros ambientes de trabajo los escritorios no son ergonómicos. En mi caso, si bien el teclado queda a la altura de mis brazos, el monitor queda por debajo de mi cabeza, así que tengo que agachar el cuello para poder ver bien la pantalla. Si bajo la altura de la silla entonces mis hombros quedarían levantados y mis brazos quedarían en un ángulo bastante incómodo. Así que no tengo muchas alternativas. Tampoco puedo elevar el monitor porque es un monitor antiguo, grandote y pesado.

Que yo recuerde, en ningún trabajo he tenido comodidad. Hubo un trabajo en donde el monitor estaba situado a mi derecha por lo que tenía que permanecer más de ocho horas con la cabeza girada hacia un lado. En otro trabajo el teclado quedaba muy arriba. Y en otro el monitor estaba muy pequeño y quedaba a la altura de mi cuello y el teclado estaba muy arriba, además de que el uso del mouse me provocó varias veces dolor en la muñeca.

Bueno, ya fueron muchas mis dolencias jajaja. El caso es que cuando me presenté al masaje, el masajista (quien era un invidente) supo que yo tenía no solo mala postura, sino los huesos ya todos chuecos. Estaba encorvada hacia adelante, un brazo más adelante que otro... Entonces me colocó en el suelo y me tronó todas las vértebras... ay que feo se siente eso... pero era como si estuviera acomodando bloques de lego, movió todos mis huesos y los volvió a "ensamblar". Después fue el masaje que también fue acomodo de vértebras...

Por si esto fuera poco... también traía mucha tensión en el cuerpo. Quizá sea por mi carácter, no sé. Soy muy preocupona. Es increíble como el cuerpo va atrapando emociones y cómo estas afectan nuestra salud. Me he hecho el propósito de evitar más emociones negativas. (Espero poder conseguirlo al 100%).

Todavía ando media achacosa. Todavía me faltan más sesiones. Lo que sí puedo decir es que en estos días me he sentido más alta y que mis hombros están más derechos. Voy a procurar mantener la buena postura y ya no encovarme más. Además, dicen por ahí que caminar con la frente en alto, derechita y con los hombros hacia atrás automáticamente la mente hace que nos comportemos con más seguridad en nosotros mismos.