sábado, 13 de abril de 2013

Simplicidad

¿Por qué descansamos mejor en un hotel que en nuestra propia casa?

Porque en el hotel no tenemos nuestras cosas.

Neta, me he estado haciendo esa pregunta, y esa es mi conclusión. Lo que pasa es que en los cuartos de los hoteles todo es austero y básico. La cama, la tele, un escritorio limpio con su lámpara, y un sofá.

En cambio en la casa, nos atiborramos de mugrero. En el escritorio hay papeles, papeles y más papeles, cosas del trabajo o de la escuela, tickets, facturas, revistas, post its, etc. En los cajones del buró tenemos un montón de medicinas que ni tomamos, pero las tenemos "por si acaso". La ropa se amontona, a veces pienso que tenemos ropa de más. El peinador ni se diga, si eres mujer seguramente coincides conmigo en que tenemos mil botes de cremas para cada parte de nuestro cuerpo, desde los párpados hasta las reafirmantes de los muslos, y otra más para los pies. Cosméticos con sombras de todos colores, labiales en al menos diez tonalidades de rojo, perfumes, aretes, etc.

Por si fuera poco, dormimos con el celular en el buró y la televisión justo enfrente de nuestra cama.

Entonces entre tantas y tantas cosas, entramos a nuestro cuarto y por más que lo ordenemos no lo sentimos ordenado, valga la redundancia. (No quiero ni imaginar los cuartos de las que tienen bebés, seguramente ahí ha de ser peor. Pañales, talcos, biberones, juguetes.... )

A veces creo que tener tantas cosas en la recámara te quita energía.

Por eso cada vez que he dormido en un hotel descanso mucho. Quizá, como dije en un principio, sea porque en el hotel no tengo mis cosas.