Ayer mi amiga y yo nos fuimos a comer. Llegamos a un HEB. Mientras caminábamos en el pasillo yo le iba platicando sobre mis problemas en el trabajo. Pasamos por un puesto de artesanías, pero no nos detuvimos, pues teníamos hambre y entramos al HEB a comer.
Al salir de ahí, mi amiga me propuso dar una vuelta por los puestecitos, para que me relajara. Así lo hicimos y pasamos de nuevo por el puesto de artesanías. Mi amiga tomó una pulsera de cuarzos, y preguntó al vendedor:
-¿A cuánto?
El vendedor respondió, todo tímido:
-A diez pesos.
El había pensado que mi amiga se refería a los dulces, y cuando vio que ella traía la pulsera, rectificó:
-Ah, no, esa cuesta 70 pesos.
-Ay, pero usted me dijo que 10.
-No, mi niña, yo no puedo dejártela a 10. Qué mas quisiera, pero mi patrón se enoja.
-Ay, no le creo que tenga un patrón. ¿Y dónde está que lo dejó aquí encargado del puesto?
Él se rió, tímido. Mi amiga siguió preguntando por las piedras.
-¿Esto es una geoda?
-No, bonita. Esto es un agata.
Y entonces, el semblante le cambió al hombre, y empezó a explayarse en sus conocimientos de piedras. Que los cuarzos tenía ondas electromagnéticas que absorbían no se qué, y que la madre, y bueno, hasta le mostró una piedra fea que parecía de molcajete y le dijo que eso era jade y que valía siete mil pesos.
Mi amiga le siguió la plática, y yo mientras seguí observando otras cosas. Pero noté que poco a poco el indio iba pavoneándose más y más con ella. Le decía bonita, a cada rato. "Sí bonita", "sí, mi bonita", "bonita", bonita". La escaneó de abajo hacia arriba, intentó sorprenderla con conocimientos de minerales. Le preguntó a mi amiga cómo se llamaba, qué edad tenía y dónde trabajaba. Y yo no entendía por qué mi amiga le seguía haciendo plática si se nos iba a hacer tarde para regresar al trabajo.
Total, que el indio dice:
-Yo soy un curandero, bonita, de la sierra de Oaxaca, y es más, les voy a leer la suerte.
Sacó un mazo de cartas viejas, y nos pidió que sacáramos una pero que no se la mostráramos.
Luego, a mi me dijo:
-Tú tienes muchos problemas en tu vida, y tienes una tristeza por dentro.
Y se dirigió a mi amiga y dijo:
-Tú eres muy alegre, muy positiva, pero algo te falta en tu vida.
Y luego me dijo que yo tenía 6 de copas y ella 3 de espadas. (lo cual sí era cierto).
Y cuando le mostramos las cartas, el indio se jactó diciendo:
-Sí, si yo soy indio tehuano, pata rajada, a mucha honra.
No compramos nada, al final de cuentas. Pero al salir al estacionamiento, mi amiga me dice:
-Este indio, puro pedo, dijo cosas que son bien obvias. A mí me dice que soy muy alegre, porque me vio risa y risa, y me dice "que me falta algo en mi vida", pues eso siempre te dicen.
-Claro, y a mí me oyo mi quejadera cuando recién entramos así qeu vio que yo tenía problemas.
Mi amiga se rió.
Y yo le dije:
-Lo que yo no entiendo es por qué le seguías la corriente tanto rato.
-Es que me gustó que me dijera a cada rato bonita. jajajajajjajajajaja.