¿Nos sentimos merecedores de las cosas buenas? Tal vez tu digas que sí, pero tus acciones reflejan lo contrario. ¿Cómo reaccionas cuando la suerte te sonríe? Desconfías y dirás "no, gracias".
En nuestra cultura mexicana está muy arraigada la consigna de que hay que trabajar un chingo para traer el pan a la mesa. O como dicen en Monterrey "a chingarle, no hay de otra".
Con esta creencia, esta forma de ver la vida, nos impide recibir las cosas buenas que a veces llegan a nuestra mano.
En estos días ha circulado un video titulado "Lady Empanadas", donde un muchacho se ofrece a comprarle a una señora todas las empanadas que lleva en su bandeja, a un precio mayor al que ella las vende.
La señora, en vez de aceptar, dice "que no puede" que "porque apenas está empezando el día". Por más que el hombre trata de hacerle ver que si se las vende de una vez terminará más temprano y se sacará más ganancia, la mujer, con la mentalidad de caballo de molienda, dice "no. te puedo vender las que quieras, no todas".
¿Por qué fue tan difícil para esta mujer aceptar tan buen trato? Porque en su mente está eso de que "hay que chingarle". Es decir, que tiene que trabajar muy duro para tener el derecho a ganarse un dinero. No se siente merecedora de terminar la jornada temprano. Siente que debe chingarse, por muchas horas si quiere ser digna de ganar un dinerito. Tampoco se siente merecedora de ganar más.
Y creo que todos hemos caído en el mismo error. Como los que nos quedamos trabajando tarde, porque sentimos que no tenemos derecho a salir a nuestras horas. O los que no aceptamos ofertas de trabajo que suenan muy atractivas, porque desconfiamos. "Es demasiado bueno para ser verdad". ¿Y si lo tomáramos? ¿Acaso sería tan malo?
Habrá que empezar a cambiar de mentalidad.
En nuestra cultura mexicana está muy arraigada la consigna de que hay que trabajar un chingo para traer el pan a la mesa. O como dicen en Monterrey "a chingarle, no hay de otra".
Con esta creencia, esta forma de ver la vida, nos impide recibir las cosas buenas que a veces llegan a nuestra mano.
En estos días ha circulado un video titulado "Lady Empanadas", donde un muchacho se ofrece a comprarle a una señora todas las empanadas que lleva en su bandeja, a un precio mayor al que ella las vende.
La señora, en vez de aceptar, dice "que no puede" que "porque apenas está empezando el día". Por más que el hombre trata de hacerle ver que si se las vende de una vez terminará más temprano y se sacará más ganancia, la mujer, con la mentalidad de caballo de molienda, dice "no. te puedo vender las que quieras, no todas".
¿Por qué fue tan difícil para esta mujer aceptar tan buen trato? Porque en su mente está eso de que "hay que chingarle". Es decir, que tiene que trabajar muy duro para tener el derecho a ganarse un dinero. No se siente merecedora de terminar la jornada temprano. Siente que debe chingarse, por muchas horas si quiere ser digna de ganar un dinerito. Tampoco se siente merecedora de ganar más.
Y creo que todos hemos caído en el mismo error. Como los que nos quedamos trabajando tarde, porque sentimos que no tenemos derecho a salir a nuestras horas. O los que no aceptamos ofertas de trabajo que suenan muy atractivas, porque desconfiamos. "Es demasiado bueno para ser verdad". ¿Y si lo tomáramos? ¿Acaso sería tan malo?
Habrá que empezar a cambiar de mentalidad.