viernes, 18 de noviembre de 2022

Twitter

 Si se preguntan por qué abandoné tantos años el blog, en realidad es porque me volví más activa en twitter. A veces escribía cosas, o interactuaba con otros usuarios. 

Ahora se corre el rumor del éxodo masivo de Twitter debido a que Elon Musk, su nuevo propietario, aplicó lo que los patrones en México le dicen "ponte la camiseta" que traducido significa: "orale cabrones, a jalar 24 horas los 7 días de la semana, por el mismo sueldo o se me largan de inmediato". Obviamente los gringos no son tan agachones como lo somos (lamentablemente) los mexicanos, así que renunciaron. Elon Musk ahorita anda como niño con pelota nueva que corrió a todos los niños del barrio porque no quisieron jugar bajo sus reglas y ahorita se quedó sin saber qué hacer con esa pelota. 

Mientras tanto los usuarios buscan nuevas redes sociales. Algunos se regresarán a Facebook e Instagram. Otros se mudarán a Mastodon (no la conozco). Yo por lo pronto me regresé a Blogger. 

A ver qué pasa en estos días... 

lunes, 14 de noviembre de 2022

Escritora (alter-ego)

Sonará raro, pero cuando estoy en mi fase de contadora, no me gusta decir que soy escritora. 

La reacción de la gente cuando se entera es de sorpresa y desconcierto. No pueden creer que yo, de lentes, seria, ropa formal, tenga como segundo oficio algo extravagante, creativo, inusual. 

Después de la sorpresa y el desconcierto, viene la pregunta: ¿Qué libros has escrito?

Y se los menciono. A veces incluso los muestro. 

Pero nunca concreto la venta. Sólo se sonríen y me dicen: qué padre. 

Así que por eso no me gusta, cuando soy contadora, decir que soy escritora. Porque no es que sinceramente estén interesados en comprar libros, sino que más bien les parece como si fuera algo curioso, raro, extraño quizá. 

Pero eso quiere decir que me avergüence ser escritora. Al contrario, preferiría serlo de tiempo completo. Siento que soy más auténtica siendo escritora. Mi verdadero yo. Mi verdadera vocación. 

Me gusta decir que soy escritora cuando nadie tiene ideas preconcebidas sobre mí. Cuando estoy en un lugar donde nadie me conoce, nadie sabe a qué me dedico, nadie que sepa que soy contadora. Entonces ocurre algo mágico. La gente me trata como rockstar. Se emocionan, me compran mis libros, ¡leen mis libros! Y a veces me piden firmas, tomarse una foto y me platican de mis personajes como si fueran reales, lo mucho que les emocionaron y les gustaron. 

Así que mientras no me conozcas como contadora, preferiría que me conocieras como escritora. Como escritora tengo muchas historias que contar. 




jueves, 10 de noviembre de 2022

Este año me he enamorado... de Tears for Fears

 A principios de este año ocurrió algo curioso que me inspiró para mi más reciente novela (próxima a publicarse). 

Redescubrí la música de Tears for Fears. Y no sólo eso, sino que además me terminé enamorando platónicamente de Roland Orzábal. 

Ya antes había escuchado la música de este grupo, una tarde de 2018, mientras iba manejando por las avenidas del centro de la ciudad, sonó en la radio la canción "Head Over Heels". Mientras estaba atorada en el tráfico, la voz del cantante me fascinó. Ya había escuchado antes ese grupo pero no le había puesto atención hasta ese momento. Así que al llegar a casa busqué el video de la canción y me encantó Roland Orzábal, su maravillosa voz y su linda sonrisa (nótese que me siento como una fanática adolescente, jajaja). 


 


 En fin, compré el cd de grandes éxitos y se convirtió en uno de mis favoritos. 

Pasaron los años, y a principios de este año, yo estaba aburridísima, encerrada por la pandemia, con cero vida social,  así que me puse a ver videos y encontré el de la canción "Good Night Song". Y cuando veo ese video donde vas entrando a una especie de bar y ves a un grupo de rock tocando y Roland Orzábal cantando, pensé "Wow, cómo me gustaría viajar en el tiempo y estar ahí con él". 

Y eso me dio una idea para mi novela. 



Así que empecé a ver más y más videos, y empecé a comprar su discografía. Cada canción era un descubrimiento para mí. Todas me parecieron buenísimas. Y de pronto, en febrero de este año 2022, anunciaron que después de 17 años de no grabar un álbum, lanzarían un nuevo disco, "The Tipping Point". Así que de volada lo compré apenas y salió al mercado. 


¿Por qué no me había enterado antes de la existencia de este grupo? Porque aquí en México no son muy famosos. O quizá lo fueron, a principios de los 80's pero yo era demasiado pequeña en ese entonces. Y en los años 90's aquí no sonaban mucho que digamos, de hecho si yo me hubiera enterado de ese grupo yo me habría convertido antes en su más acérrima fan, porque la verdad en esa época yo escuchaba mucha música. Pero que yo recuerde, Tears for Fears no sonaba en México, no con tanta fuerza como otros cantantes. 

En fin, si vinieron o no en los 90s, no me enteré. Tampoco me enteré en su momento de la única vez que vinieron a Monterrey en el 2011. ¡Dios mío, cómo me lo fui a perder! Pero es que en ese entonces no los tenía en el radar, no los conocía lo suficiente. 

Ay, si pudiera viajar en el tiempo regresaría a 2011 para ir a su concierto...

Hace poco, en mayo y junio hicieron una gira, pero no vinieron a México. 😭😭😭😭

Sólo espero que algún día vengan a Monterrey, y juro que echaré la casa por la ventana y me compraré un boleto en primera fila sólo para verlos. 

Mientras tanto, sigo oyendo todos sus discos. Son excelentes. Y en mi imaginación sueño que viajo al pasado y  que veo en persona a Roland Orzábal en los años 90's. 



miércoles, 9 de noviembre de 2022

Crónica de una pandemia

 Ya pasó un año desde mi última entrada al blog. 

De hecho durante la pandemia escribí muy poco. No me daba ganas hacerlo. Esos dos años fueron un periodo muy aburrido, paranoico, y en cierto modo, triste. No podía salir a ningún lado, y todo eran restricciones sanitarias. 

Ahora lo veo en perspectiva. Pero básicamente esto fue lo que pasó desde principios de 2020. Yo empecé a dar clases en una universidad. Y en marzo, se vino el cierre de escuelas, negocios, oficinas. La gente en mi ciudad se volvió medio loca. Compraron papel sanitario hasta acabar con los anaqueles. ¿Por qué hacían eso? No sé. También compraron cerveza como si fuera el fin del mundo. 

Empezamos a usar cubrebocas. Ponernos gel antibacterial a cada rato.  En las tiendas ponian unos tapetes dizque para limpiarte los zapatos, porque podías pisar el virus y llevartelo a tu casa. Al llegar a casa, nos quitábamos los zapatos en la entrada, los rociabamos con desinfectante. Luego todas las compras también les rociábamos spray antibacterial. La ropa que traia puesta la echaba de inmediato al cesto de la ropa sucia (confieso que yo incluso la echaba en una bolsa de plástico) y me metía a bañar. Sentía esa sensación de estar... contaminada, no sé. 

Dejé de salir a cafés, a cines, a todo. Incluso aquí nos recomendaron no salir a los parques, porque el virus viajaba en el aire. Las autoridades acordonaron con cinta amarilla las bancas, como si fueran escena de un crimen. 

En cuestión de trabajo, ya estaba familiarizada con el home office, así que no fue difícil adaptarme, pero si dejé de recibir a clientes en persona. Todo era por videollamada o llamada telefónica. Empecé a dar clases por zoom. Los alumnos no prendían la cámara ni el micrófono. Me sentía incómoda hablando yo sola ante la cámara, sin que nadie me respondiera. Como si fuera una presentadora de televisión sin espectadores. 

Esos dos años sentí que la juventud se me iba, que se desperdiciaba. Dejé de reunirme con amigos. Sólo ocasionalmente platicaba por teléfono. 

Entre las cosas buenas, pues conviví más tiempo con mi familia. Gracias a Dios, salimos todos adelante. Desafortunadamente otras familias no pueden decir lo mismo. Nos tocó enterarnos de personas que fallecieron. 

Las noticias en los periódicos y la televisión e internet eran devastadoras. México tiene un pésimo sistema de salud y el gobierno parecía indolente ante esta tragedia. Hubo muy mal manejo de la pandemia por parte de las autoridades. Las vacunas tardaron mucho en llegar, y tardaron mucho en aplicarlas. Las cifras de enfermos y muertos eran alarmantes. 

Incluso yo misma sospecho que en algún momento contraje la enfermedad. Pero como no me hice análisis, y todo el tiempo me la pasé encerrada en mi recámara, durmiendo, tomando paracetamol y tés, llevé esa convalecencia con fastidio y cansancio. Pero gracias a Dios, no pasó a mayores. 

Después comenzó la etapa de vacunación. Y poco a poco se retomó la actividad. Me tocó dar clases en esquema híbrido (una parte de los alumnos iban al aula y otros la tomaban en línea). Después otra vez volví a las clases en línea. 

Este semestre por fin regresé a clases presenciales. En los pasillos me encuentro alumnos, que yo no reconozco pero ellos sí me reconocen a mí y me saludan con alegría. Me da gusto saber que al menos sí dejé buena impresión en ellos. 

Y en estos días, ya parece como que todo hubiera quedado atrás. Casi. El covid llegó para quedarse. Pero al menos ya no es tan amenazante como lo fue en años pasados. 

Siento que mi vida se quedó en pausa y que apenas estoy retomando todo. Ya nadie saluda de mano. Solo es "hola, que tal". Y pensar que antes era común hacerlo. 

He terminado una novela nueva. Pronto la publicaré. 

Y bueno, he resumido en pocas palabras lo que ocurrió en dos años. Yo sólo espero que vengan tiempos mejores. 

¿Y a ustedes cómo les fue?