Mi abuelita solo tiene una fotografía de cuando era niña. Tendría unos 9 años. Aparece con sus hermanos, todos serios, sin sonreír. Así se tomaban las fotos antes. Esa es la única foto que tiene de su niñez.
En contraste con los niños de esta generación, que son fotografiados diariamente, varias veces al día. Incluso desde el momento de su gestación, los niños son expuestos por sus padres a las miradas de terceros curiosos, ya que suben las fotos del eco. Una imagen borrosa, oscura, donde se ve el cuerpo aún no totalmente formado del bebé, se cuelga en los perfiles de Facebook para que la mamá o el papá pueda enorgullecerse y recibir felicitaciones y buenos deseos.
Cuando el bebé nace, y hablo desde el momento mismo en que nace, es fotografiado desnudo, hinchado, rojo, lloroso, en los brazos de su mamá y la foto es inmediatamente colgada a la red. Y la avalancha de fotos no parará. Con la ayuda de los iphones, no solo es posible subir al instante la foto sino también el video donde el bebé ríe de manera graciosa, o balbucea, o juega con el perro, o se embarra de comida en la cara. Le tomará fotos con su primer uniforme del kinder, de todos y cada uno de sus cumpleaños, y cuando sale en los bailables de la escuela, vestido como pollito o si es niña, vestida como florecita. Y me pregunto qué clase de personas serán estos niños de adultos, si desde que eran un feto fueron expuestos al ojo público, sin su consentimiento y para complacencia de sus padres. Toda su vida quedará registrada en la nube de internet. Si en algún momento, siendo adultos, deciden buscar un trabajo, no será difícil para los reclutadores encontrar información desde que él era bebé. Si hay algún momento vergonzoso en la vida del niño, como cuando hace un berrinche porque no le compraron un juguete, o cuando se puso a llorar porque su hermanito lo asustó, todo eso quedará en su récord de vida. Son niños que no tienen privacidad, que conviven con la comunidad global como si fuera algo normal.
Me pregunto qué impacto tendrá en esos niños estas prácticas. Solo el tiempo lo dirá.
En contraste con los niños de esta generación, que son fotografiados diariamente, varias veces al día. Incluso desde el momento de su gestación, los niños son expuestos por sus padres a las miradas de terceros curiosos, ya que suben las fotos del eco. Una imagen borrosa, oscura, donde se ve el cuerpo aún no totalmente formado del bebé, se cuelga en los perfiles de Facebook para que la mamá o el papá pueda enorgullecerse y recibir felicitaciones y buenos deseos.
Cuando el bebé nace, y hablo desde el momento mismo en que nace, es fotografiado desnudo, hinchado, rojo, lloroso, en los brazos de su mamá y la foto es inmediatamente colgada a la red. Y la avalancha de fotos no parará. Con la ayuda de los iphones, no solo es posible subir al instante la foto sino también el video donde el bebé ríe de manera graciosa, o balbucea, o juega con el perro, o se embarra de comida en la cara. Le tomará fotos con su primer uniforme del kinder, de todos y cada uno de sus cumpleaños, y cuando sale en los bailables de la escuela, vestido como pollito o si es niña, vestida como florecita. Y me pregunto qué clase de personas serán estos niños de adultos, si desde que eran un feto fueron expuestos al ojo público, sin su consentimiento y para complacencia de sus padres. Toda su vida quedará registrada en la nube de internet. Si en algún momento, siendo adultos, deciden buscar un trabajo, no será difícil para los reclutadores encontrar información desde que él era bebé. Si hay algún momento vergonzoso en la vida del niño, como cuando hace un berrinche porque no le compraron un juguete, o cuando se puso a llorar porque su hermanito lo asustó, todo eso quedará en su récord de vida. Son niños que no tienen privacidad, que conviven con la comunidad global como si fuera algo normal.
Me pregunto qué impacto tendrá en esos niños estas prácticas. Solo el tiempo lo dirá.