Me encontré en Netflix esta serie mexicana, llamada "Diablero". Se trata de un grupo de exorcistas integrado por dos hermanos chamanes, una chica poseída por demonios a su voluntad y un sacerdote que busca a una hija perdida que tuvo en pecado.
Es la primera serie de terror, sobrenatural y acción, 100% mexicana, que veo. (Ignoro si haya otras similares). Según algunas críticas que he leído, se parece mucho a la serie Supernatural, pero como nunca he visto esa serie no puedo hacer alguna comparación.
Lo que sí puedo decir es que está bien hecha. No es cualquier churro, tiene historia, tiene buenos efectos especiales, y los protagonistas actúan muy bien, especialmente Horacio García Rojas (Elvis, el diablero), y Giselle Kuri (la chica poseída).
Lo que me gusta de la serie es que incorpora la mitología prehispánica y la santería, algo que se ve mucho en México, así que por ese lado, resulta interesante ver demonios prehispánicos.
Pero lo malo: poner a la Iglesia como enemigo. Poner una imagen distorsionada del catolicismo.
Y es que eso es lo que me causa ruido. El personaje de Christoper Uckerman (el sacerdote) no resulta creíble. Para empezar, se la pasa echando maldiciones hasta en misa. Yo nunca he visto a un sacerdote que haga eso, mucho menos en misa. Además, se le representa como un hombre que duda, que no recurre a su religión para resolver sus problemas. No reza, no pide ayuda a Jesús, la Virgen o los santos, como sería lógico que lo hiciera un sacerdote. Toda la trama se trata de vencer al mal con el mal (hay al final algo relacionado con los ángeles, pero se les representa más bien como seres sobrenaturales no relacionados con Dios).
Por otro lado, se muestra a las autoridades eclesíasticas como villanos de James Bond, "muajajá, somos una organización criminal que busca dominar al mundo", que tampoco me resulta creíble.
Sé que hay casos en que la Iglesia ha quedado mal parada en asuntos de pecado, pero por otro lado, se ignora a los sacerdotes que sí son buenos. Porque sí los hay, aunque muchos no lo crean. Además, en la Iglesia hay sacerdotes exorcistas, es una especialidad que estudian en Roma, en el Vaticano, y estoy segura que ellos conocen rituales de exorcismo que nosotros ni siquiera nos alcanzamos a imaginar. Y ese elemento queda desaprovechado en la serie, pues al retratar a la Iglesia como una institución demoniaca, no queda nada que nos pueda referir a cómo se hace un verdadero exorcismo católico.
Más aún, que México sigue siendo un país de mayoría católica así que si el producto está enfocado para un público mexicano, esto puede resultar un tanto bizarro y chocante.
Pero bueno, no nos tomemos tan en serio la serie (soné redundante, jaja), y si son gente que aguanta ver sangre, seres de inframundo y cosas como esa, la podrá encontrar interesante. Además que entre escenas hay algunos elementos cómicos que rompen con la tensión de la trama y la hacen más ligera.
La dejo a su criterio. No está mal, pero tampoco es la gran maravilla.
Es la primera serie de terror, sobrenatural y acción, 100% mexicana, que veo. (Ignoro si haya otras similares). Según algunas críticas que he leído, se parece mucho a la serie Supernatural, pero como nunca he visto esa serie no puedo hacer alguna comparación.
Lo que sí puedo decir es que está bien hecha. No es cualquier churro, tiene historia, tiene buenos efectos especiales, y los protagonistas actúan muy bien, especialmente Horacio García Rojas (Elvis, el diablero), y Giselle Kuri (la chica poseída).
Lo que me gusta de la serie es que incorpora la mitología prehispánica y la santería, algo que se ve mucho en México, así que por ese lado, resulta interesante ver demonios prehispánicos.
Pero lo malo: poner a la Iglesia como enemigo. Poner una imagen distorsionada del catolicismo.
Y es que eso es lo que me causa ruido. El personaje de Christoper Uckerman (el sacerdote) no resulta creíble. Para empezar, se la pasa echando maldiciones hasta en misa. Yo nunca he visto a un sacerdote que haga eso, mucho menos en misa. Además, se le representa como un hombre que duda, que no recurre a su religión para resolver sus problemas. No reza, no pide ayuda a Jesús, la Virgen o los santos, como sería lógico que lo hiciera un sacerdote. Toda la trama se trata de vencer al mal con el mal (hay al final algo relacionado con los ángeles, pero se les representa más bien como seres sobrenaturales no relacionados con Dios).
Por otro lado, se muestra a las autoridades eclesíasticas como villanos de James Bond, "muajajá, somos una organización criminal que busca dominar al mundo", que tampoco me resulta creíble.
Sé que hay casos en que la Iglesia ha quedado mal parada en asuntos de pecado, pero por otro lado, se ignora a los sacerdotes que sí son buenos. Porque sí los hay, aunque muchos no lo crean. Además, en la Iglesia hay sacerdotes exorcistas, es una especialidad que estudian en Roma, en el Vaticano, y estoy segura que ellos conocen rituales de exorcismo que nosotros ni siquiera nos alcanzamos a imaginar. Y ese elemento queda desaprovechado en la serie, pues al retratar a la Iglesia como una institución demoniaca, no queda nada que nos pueda referir a cómo se hace un verdadero exorcismo católico.
Más aún, que México sigue siendo un país de mayoría católica así que si el producto está enfocado para un público mexicano, esto puede resultar un tanto bizarro y chocante.
Pero bueno, no nos tomemos tan en serio la serie (soné redundante, jaja), y si son gente que aguanta ver sangre, seres de inframundo y cosas como esa, la podrá encontrar interesante. Además que entre escenas hay algunos elementos cómicos que rompen con la tensión de la trama y la hacen más ligera.
La dejo a su criterio. No está mal, pero tampoco es la gran maravilla.