miércoles, 3 de diciembre de 2014

Chespirito

Se murió Chespirito...

Y de inmediato se vienen las opiniones encontradas. Unos le lloran y otros le odian. Los que le lloran es porque lo consideraban un gran comediante que logró traspasar las fronteras del país y convertirse en todo un ícono de la televisión mexicana. Los que le odian, por el contenido de sus programas, que alegan que idiotizaron a una generación entera.

Ambas posturas están equivocadas.

Chespirito fue una persona que ejecutó un trabajo: Ser actor, director y guionista. Es todo. No fue un héroe nacional. No fue un líder de opinión. Solo laboró en el mundo del espectáculo y eso no lo convierte en un dios. Lo convierte en un ser humano que hizo lo que hizo por gusto, por dinero, por fama y por qué no, por vocación.

¿Y por qué fue famoso? La misma pregunta debemos plantearla con otras celebridades, como María Felix y Pedro Infante. Estos personajes, también tan queridos y llorados por el pueblo, triunfaron porque tuvieron la oportunidad de destacar. Estuvieron en el momento correcto, con las personas correctas. Ahorita mismo podríamos tener grandes comediantes entre nosotros, pero para esos jóvenes talentos acceder a la televisión es muy difícil y probablemente nunca los llegaremos a conocer y morirán en el anonimato. Pero a Chespirito le tocó la suerte de ser uno de los pocos que se aventuraban en ese oficio en aquellos años 60, 70 y 80 y parte de los 90's, cuando no había tanta competencia y la atención del televidente no estaba tan dispersa entre tantas opciones de diversión como ahora.

Pero los detractores dirán que Chespirito promovía estereotipos sociales y el bullying.  Tomemos como ejemplo el Chavo del 8. A Ñoño el niño gordo hijo del Sr. Barriga, se burlaban de él por su sobrepeso. De Kiko se burlaban por ser "hijo de mami". De la Bruja del 71 se reían de ella por ser solterona y vieja. La Chilindrina era una niña manipuladora y chantajista y entre ella y el Chavo molestaban y hostigaban a todos los de la vecindad, pero el Chavo siempre se salvaba del castigo apelando a su pobreza y a la lástima. Los personajes de la vecindad se sentían orgullosos de "ser pobres pero honrados" y al Sr. Barriga lo consideraban un villano, por el simple hecho de ir a cobrarles la renta, siendo que el señor estaba en su justo derecho al ser el propietario de la vecindad. ¿O a poco ustedes les gustaría rentar una casa y que su inquilino se niegue a pagarles?

Vemos pues que esto se repite con las rutinas de "El chompiras" otro personaje de Chespirito, un ladrón de poca monta. Siempre se salvaba de la cárcel y consideraba al Licenciado o Juez como un ser vil y mezquino, por el simple hecho de juzgar su delito. En pocas palabras, a los personajes pobres se les consideraba víctimas y a los ricos o letrados se les consideraba villanos.

Entonces ¿Los programas de Chespirito aportaron algo a los valores nacionales? Pues no, tampoco. Chespirito vendió la comedia del pastelazo, igual que lo hizo Chaplin. El éxito de Chespirito se basó en varios factores: un grupo de actores que embonaban como las piezas de un reloj y guiones limpios, de comedia blanca. Porque admitámoslo, hacer reír con comedia blanca es muy difícil, tanto que en la actualidad ningún comediante mexicano lo consigue, pues todos, desde Eugenio Derbez hasta Polo Polo, recurren al albur y al doble sentido. Y no hablemos de algunos comediantes nacidos en la cuna del Youtube que recurren a las majaderías, a chistes escatológicos y malas palabras. Así que podría decirse que uno de los aciertos de Chespirito es que hizo comedia blanca inteligente.