miércoles, 28 de septiembre de 2011

Las mesas de regalo


Aquí en México, de unos años para acá las parejas que se casan han adoptado la costumbre de pedir una "mesa de regalos".

La mesa de regalos consiste en ir a una tienda departamental, como Liverpool, Sears o el Palacio de Hierro, y con pistola de código de barras en mano, van anotando en una lista lo que quieren que sus invitados les regalen, para así no tener regalos repetidos o baratijas indeseadas.

Claro que muchas parejas se la maman y creen que los invitados tenemos un chingo de lana dispuesta a gastarla en electrodomésticos y muebles. Y repito ¿qué culpa tiene uno que a ese par le haya dado la calentura por casarse? ¿Por qué tengo que gastar MI dinero que tanto me cuesta ganar en un regalo que sé que nunca van a usar? Porque eso sí, ni la vieja ha guisado un huevo en toda su vida, ni el pelao ha arreglado ni una tubería en toda su existencia, pero les encanta pedir mamadas como baterías de cocina, sartenes, microondas, sandwicheras, cafeteras, herramientas, etc., que es obvio que jamás van a usar porque los dos trabajan y nunca están en la casa.

Hay algunas parejas consientes que piden cosas al alcance del bolsillo, como toallas, vasos, platos, etc. Pero hay otras en cambio que creen que están en el taller de Willy Wonka o de Santa Clós y se chiflan, pues piden cosas como refrigeradores, estufas, y pantallas de LCD. Pero aguas cuando la pareja es de clase media alta o alta, porque según me han platicado, piden cosas como las siguientes:
Un piano de cola
Una computadora apple
Una guitarra eléctrica
Un comedor
Un perro labrador

(Por cierto, yo no sabía que en Liverpool valle Oriente vendían animales, incluso me dijeron que venden hasta marranos ¿quién fregaos va a comprar un marrano en Liverpool?)

A mí por eso que mejor no me inviten a las bodas. O cuando ya de plano no me queda de otra, soy de las primeras en ir a comprar el regalo para que no me ganen lo que está al alcance de mi presupuesto.