miércoles, 16 de mayo de 2012

Cigarras

Sé que me faltan muchos libros por leer. Me di cuenta de eso al leer el reportaje que “El Norte” le hizo a Elena Poniatowska. Su fascinante historia, me hizo concluir que es una mujer inteligente, pero también me hizo preguntarme por qué no he leído ningún libro de ella.

Ayer murió Carlos Fuentes. Ensayista, y novelista. Siempre me han recomendado sus ensayos, y yo nunca he tenido tiempo de leerlos.

Por error, me vine a meter en un mundo donde sólo importan los números. Ayer pedí vacaciones, y mi jefe, como siempre, quiso indagar los motivos. Cuando le dije que era para tomar un curso, él pensó que era un curso de Fiscal (pfff ¿Quién va a emplear sus vacaciones para seguir trabajando?). Le dije que era otra clase de curso, y él interrogó e interrogó, hasta que le dije que era un curso de arte y que no lo podía cancelar porque yo ya lo había pagado. (En realidad es un curso de novela con la escritora Susana Pagano). Mi jefe me miró como si yo hubiera perdido un tornillo en la cabeza. Como cuestionando por qué en vez de portarme como hormiga obrera, de pronto me hubiera convertido en una cigarra.

En el mundo de los contables, la única literatura son los reportes numéricos que se entregan día a día. El único placer es que las cuentas cuadren. Y la única distracción es llegar a casa y ver televisión. Cuando estuve en el mundo jurídico, la única literatura eran las leyes y las jurisprudencias. El único placer era el dinero. Y la única distracción eran las fiestas-borracheras con otros abogados y políticos.

Y yo no encajo en ninguno de esos mundos. Ya sé, yo solita me vine a meter al pozo.

Sigo intentando acomodarme en el sitio que Dios tenía reservado para mí desde un principio. Soy una cigarrita que no puede vivir en un hormiguero, o en un panal de abejas, o en nidos de víboras.