Un poco tarde mi reseña, puesto que ya hace meses terminó la serie, pero aquí van los comentarios.
Debo admitir que en un principio la trama no llamó mi atención. Probablemente porque ubicaba más a Bryan Cranston como un actor de comedia por su papel de Hal en Malcom in the middle. Además el capítulo piloto tenía un modo narrativo visual bastante lento comparado con los parámetros de otros programas de televisión. Sin embargo, me di la oportunidad de verlo de principio a fin.
Breaking Bad fue una serie que levantaba pocas expectativas, desde el elenco poco conocido hasta la ubicación de la historia (en Albuquerque, una de las ciudades más desérticas y llanas de Estados Unidos, lejos de ciudades comunes muy recurridas como Nueva York, Miami, Los Ángeles o Las Vegas).
La premisa era sencilla. Un maestro de química mediocre, con cáncer, y con la preocupación de dejar desamparada a su familia, decide usar sus conocimientos para cocinar droga, venderla y de esa manera dejarle un patrimonio a sus hijos.
A partir de ahí se desencadenan una serie de sucesos, y bueno, el resto es historia.
Mis comentarios sobre la trama son los siguientes: Breaking Bad tiene el ritmo narrativo semejante a una obra sinfónica: primero son acordes lentos, pausados, va acelerando, hasta que nos lleva a una cúspide, a un punto álgido para luego descender bruscamente y dejar tensión en el espectador. Nunca manejó el clásico esquema de las series norteamericanas policiacas, del bueno y el malo. Aquí no había héroes ni villanos. Cada personaje tenía sus matices blancos, negros y grises. Más adelante profundizaré sobre ello. Tomó el tema del narcotráfico no con tintes heroicos ni con el afán de dejar una moraleja. Era un hombre que hizo lo que creyó que mejor le convenía y no precisamente significaba que era lo más correcto o lo más ético. Era una historia que retrataba el consumo de la droga entre los estadounidenses, un tema que resulta por demás incómodo, porque si bien los gringos les encanta señalar a los mexicanos como los responsables de traer la droga a su país, lo cierto es que son precisamente los gringos quienes la consumen y lucran con ella.
La historia tuvo sus buenas dosis de violencia, pero no fue violencia gráfica ni explícita, aunque si fue lo suficientemente intensa para dejar una sensación de terror y tensión en el espectador.
Los personajes eran complejos, redondos, evolucionaron a lo largo de las temporadas. Tenemos por ejemplo a Skyler White, la esposa optimista y enamorada que al descubrir el secreto de su marido se deja caer en un abismo de depresión, locura, odio y rencor, hasta terminar en una complicidad forzada. Flynn, el hijo de los White con parálisis cerebral, un chico que siempre vivió en una burbuja rosa creada por sus padres, ignorante del secreto que guardaban. Marie, la hermana de Skyler, una mujer nerviosa, inestable, metiche. Hank el cuñado de Walter, policía de la DEA, hombre recto, inteligente, sagaz. No tiene el físico de los héroes de acción pues es todo lo contrario, gordo, calvo... pero era un sabueso, tenía agallas y siguió sus corazonadas sin sospechar que el enemigo lo tenía en su propia familia.
Pero la mejor evolución la tuvieron los personajes protagónicos, Jesse Pinkman y Walter White. La mancuerna que se dio entre estos dos personajes fue bastante interesante. Jesse Pinkman antiguo alumno de White, era un chico inteligente pero una oveja descarriada. Drogadicto y aficionado a la fabricación y venta al menudeo, fue el cómplice que White eligió. De Pinkman puede decirse que es como el joven americano que pocas veces veremos retratado en la televisión estadounidense pero que es más común de lo que imaginamos. Insolente, rebelde, cuya única ambición es la droga, las mujeres, el dinero. Solo Walter White tiene el tino de observar que en el fondo Jesse es un buen chico y muchas veces lo trata como a un hijo, pero la imprudencia, la impaciencia y la poca tolerancia a al frustración de Pinkman hace que muchas veces fracasen los intentos de White por hacerlo un buen hombre, además que en última instancia, Walter no lo había elegido para redimirlo, sino para hacer negocios.
Y por último Walter White, presenciamos su caída a lo más bajo y oscuro que puede llegar un ser humano por ambición. Comenzamos la serie sintiendo lástima por este personaje, tan brillante pero con una vida tan mediocre, que nunca pudo destacar porque un amigo le traicionó robándole sus ideas, con una familia desvalida (un hijo con limitaciones y una bebé), un trabajo con sueldo miserable y con las horas contadas por su cáncer. Pero poco a poco, casi sin darnos cuenta, vemos como Walter se convierte en un hombre sin escrúpulos, que mueve las piezas como en una partida de ajedrez y utilizando sus conocimientos de química para vencer a sus enemigos. Quizá ese era el plus de la serie, cómo usando la ciencia era más peligroso que usar un arma.
Walter White es el prototipo de antihéroe, un protagonista que se vale de acciones poco éticas para lograr sus objetivos.
A lo largo de varias temporadas encontramos cómo se maneja el mundo del narcotráfico. Los narcotraficantes mexicanos y latinos eran muy bien retratados, con el sadismo y ambición que los acompaña. También tenemos personajes pintorescos como el abogado Saul Goodman, quien aligera la tensión que trae consigo toda esa trama tan oscura y densa.
Pero en general puede decirse que esta serie superó sus expectativas. Sobre el final, siento que fue algo forzado, eso sí, fue un final aceptable, nada más. Pero eso no le resta méritos a la serie. Tuvo un guión inteligente y elaborado, que no se quedó en los clichés ni en los heroísmos. Fue una historia con unas actuaciones impecables. Es de esas series que quedarán en la memoria del espectador por muchos años. El mejor papel que hizo Bryan Cranston en su carrera.
La versión tropicalizada de esta serie se llama "Metástasis" y ya empezó a transmitirse con actores latinos. Un reto muy grande, pues la serie original no tiene mucho de haberse acabado así que las comparaciones serán inevitables. Pero para quienes no hayan visto la original pueden conocer esta versión.
Debo admitir que en un principio la trama no llamó mi atención. Probablemente porque ubicaba más a Bryan Cranston como un actor de comedia por su papel de Hal en Malcom in the middle. Además el capítulo piloto tenía un modo narrativo visual bastante lento comparado con los parámetros de otros programas de televisión. Sin embargo, me di la oportunidad de verlo de principio a fin.
Breaking Bad fue una serie que levantaba pocas expectativas, desde el elenco poco conocido hasta la ubicación de la historia (en Albuquerque, una de las ciudades más desérticas y llanas de Estados Unidos, lejos de ciudades comunes muy recurridas como Nueva York, Miami, Los Ángeles o Las Vegas).
La premisa era sencilla. Un maestro de química mediocre, con cáncer, y con la preocupación de dejar desamparada a su familia, decide usar sus conocimientos para cocinar droga, venderla y de esa manera dejarle un patrimonio a sus hijos.
A partir de ahí se desencadenan una serie de sucesos, y bueno, el resto es historia.
Mis comentarios sobre la trama son los siguientes: Breaking Bad tiene el ritmo narrativo semejante a una obra sinfónica: primero son acordes lentos, pausados, va acelerando, hasta que nos lleva a una cúspide, a un punto álgido para luego descender bruscamente y dejar tensión en el espectador. Nunca manejó el clásico esquema de las series norteamericanas policiacas, del bueno y el malo. Aquí no había héroes ni villanos. Cada personaje tenía sus matices blancos, negros y grises. Más adelante profundizaré sobre ello. Tomó el tema del narcotráfico no con tintes heroicos ni con el afán de dejar una moraleja. Era un hombre que hizo lo que creyó que mejor le convenía y no precisamente significaba que era lo más correcto o lo más ético. Era una historia que retrataba el consumo de la droga entre los estadounidenses, un tema que resulta por demás incómodo, porque si bien los gringos les encanta señalar a los mexicanos como los responsables de traer la droga a su país, lo cierto es que son precisamente los gringos quienes la consumen y lucran con ella.
La historia tuvo sus buenas dosis de violencia, pero no fue violencia gráfica ni explícita, aunque si fue lo suficientemente intensa para dejar una sensación de terror y tensión en el espectador.
Los personajes eran complejos, redondos, evolucionaron a lo largo de las temporadas. Tenemos por ejemplo a Skyler White, la esposa optimista y enamorada que al descubrir el secreto de su marido se deja caer en un abismo de depresión, locura, odio y rencor, hasta terminar en una complicidad forzada. Flynn, el hijo de los White con parálisis cerebral, un chico que siempre vivió en una burbuja rosa creada por sus padres, ignorante del secreto que guardaban. Marie, la hermana de Skyler, una mujer nerviosa, inestable, metiche. Hank el cuñado de Walter, policía de la DEA, hombre recto, inteligente, sagaz. No tiene el físico de los héroes de acción pues es todo lo contrario, gordo, calvo... pero era un sabueso, tenía agallas y siguió sus corazonadas sin sospechar que el enemigo lo tenía en su propia familia.
Pero la mejor evolución la tuvieron los personajes protagónicos, Jesse Pinkman y Walter White. La mancuerna que se dio entre estos dos personajes fue bastante interesante. Jesse Pinkman antiguo alumno de White, era un chico inteligente pero una oveja descarriada. Drogadicto y aficionado a la fabricación y venta al menudeo, fue el cómplice que White eligió. De Pinkman puede decirse que es como el joven americano que pocas veces veremos retratado en la televisión estadounidense pero que es más común de lo que imaginamos. Insolente, rebelde, cuya única ambición es la droga, las mujeres, el dinero. Solo Walter White tiene el tino de observar que en el fondo Jesse es un buen chico y muchas veces lo trata como a un hijo, pero la imprudencia, la impaciencia y la poca tolerancia a al frustración de Pinkman hace que muchas veces fracasen los intentos de White por hacerlo un buen hombre, además que en última instancia, Walter no lo había elegido para redimirlo, sino para hacer negocios.
Y por último Walter White, presenciamos su caída a lo más bajo y oscuro que puede llegar un ser humano por ambición. Comenzamos la serie sintiendo lástima por este personaje, tan brillante pero con una vida tan mediocre, que nunca pudo destacar porque un amigo le traicionó robándole sus ideas, con una familia desvalida (un hijo con limitaciones y una bebé), un trabajo con sueldo miserable y con las horas contadas por su cáncer. Pero poco a poco, casi sin darnos cuenta, vemos como Walter se convierte en un hombre sin escrúpulos, que mueve las piezas como en una partida de ajedrez y utilizando sus conocimientos de química para vencer a sus enemigos. Quizá ese era el plus de la serie, cómo usando la ciencia era más peligroso que usar un arma.
Walter White es el prototipo de antihéroe, un protagonista que se vale de acciones poco éticas para lograr sus objetivos.
A lo largo de varias temporadas encontramos cómo se maneja el mundo del narcotráfico. Los narcotraficantes mexicanos y latinos eran muy bien retratados, con el sadismo y ambición que los acompaña. También tenemos personajes pintorescos como el abogado Saul Goodman, quien aligera la tensión que trae consigo toda esa trama tan oscura y densa.
Pero en general puede decirse que esta serie superó sus expectativas. Sobre el final, siento que fue algo forzado, eso sí, fue un final aceptable, nada más. Pero eso no le resta méritos a la serie. Tuvo un guión inteligente y elaborado, que no se quedó en los clichés ni en los heroísmos. Fue una historia con unas actuaciones impecables. Es de esas series que quedarán en la memoria del espectador por muchos años. El mejor papel que hizo Bryan Cranston en su carrera.
La versión tropicalizada de esta serie se llama "Metástasis" y ya empezó a transmitirse con actores latinos. Un reto muy grande, pues la serie original no tiene mucho de haberse acabado así que las comparaciones serán inevitables. Pero para quienes no hayan visto la original pueden conocer esta versión.