Estaba en una cafetería del centro llamada "La Abuela Vaca", es un café muy bohemio, de estilo y decoración vintage francés. Dio la casualidad que esta misma noche se presentó un grupo de guitarristas llamados ArChiMe, dado que sus integrantes son un argentino, un chileno y un mexicano. Recién se formó el grupo y esta noche fue, por decirlo así, su debut. Un concierto improvisado, un concierto entre amigos, muy acústico, el público sentado en sillas, sofás y sillones, algunos incluso de pie, en un salón que parecía más bien como una sala de una casa, así que se sentía un ambiente muy íntimo.
El repertorio fueron covers de The Police, Coldplay, Sting, entre otros, y canciones propias compuestas por ellos mismos.
Pero ocurrió un detalle especial, algo que solo yo observé. ¿Creen ustedes en las sincronías? Bueno, detrás del sofá donde estaban sentados los músicos había un ventanal que daba para la plaza. En esa plaza, bajo la luz de un farol, sentados en una banca, había un par de novios. Se sentaron ahí justo a la hora en que nosotros comenzábamos a disfrutar de la música. Yo noté que lo que hacían los novios iba acorde al repertorio musical que nosotros escuchábamos. Romance, besos, arrumacos, una breve discusión, más besos. Todo coincidía con las canciones que oíamos nosotros adentro del local. Pero ellos estaban ajenos, en su propio mundo, jamás se imaginaron que yo vi su amor musicalizado, por así decirlo. Tan es así que cuando los músicos cantaron la última canción, ellos también se despidieron uno del otro, entre besos y abrazos.
Dicen que el universo está sincronizado. Hoy me tocó ver una de esas sincronías.
El repertorio fueron covers de The Police, Coldplay, Sting, entre otros, y canciones propias compuestas por ellos mismos.
Pero ocurrió un detalle especial, algo que solo yo observé. ¿Creen ustedes en las sincronías? Bueno, detrás del sofá donde estaban sentados los músicos había un ventanal que daba para la plaza. En esa plaza, bajo la luz de un farol, sentados en una banca, había un par de novios. Se sentaron ahí justo a la hora en que nosotros comenzábamos a disfrutar de la música. Yo noté que lo que hacían los novios iba acorde al repertorio musical que nosotros escuchábamos. Romance, besos, arrumacos, una breve discusión, más besos. Todo coincidía con las canciones que oíamos nosotros adentro del local. Pero ellos estaban ajenos, en su propio mundo, jamás se imaginaron que yo vi su amor musicalizado, por así decirlo. Tan es así que cuando los músicos cantaron la última canción, ellos también se despidieron uno del otro, entre besos y abrazos.
Dicen que el universo está sincronizado. Hoy me tocó ver una de esas sincronías.