Extraño el spinning. Extraño subirme a la bicicleta, y pedalear al ritmo de música estridente, como si estuviera en un antro, pero en lugar de un antro, es un gimnasio, con otros más locos por las bicicletas que pedaleamos al mismo ritmo, imaginando subir pendientes y andar en carreteras.
Cuando estaba ahí, en la mitad de la clase, cansada, sudada, y sin aliento, siempre me preguntaba ¿por qué fregaos me metí a esta clase?. Pero al final, siempre me sentía llena de energía, con una euforia que me duraba un buen rato. Esos eran los beneficios del spinning.
Había otras clases que también extraño. Pero hoy me acordé del spinning. Porque para practicarlo no necesitaba horarios. A veces simplemente, entraba al salón vacío, me ponía mi ipod, y a pedalear se ha dicho....
lunes, 12 de diciembre de 2011
Fútbol
A mi me vale madres el fútbol. No sé nada sobre equipos, estadísticas, partidos, ni nombres de jugadores.
Sin embargo, vine a nacer en una tierra donde el fútbol es una religión. Existen dos religiones futboleras: los Tigres y los Rayados. Yo soy de las "ateas", o sea, no le voy a ninguno ni me interesa ninguno.
Muchas mujeres, en un afán de ser "iguales" a los hombres, se han vuelto fanáticas del fútbol. Conozco chavas que hasta se compran las camisetas de los equipos (unas blusitas pedorras chiquitas, con los colores de su afición), y cuando los hombres están hablando de fútbol meten su cuchara diciendo: "Sí, Rayados va a ganar." "Sí, Tigres serán campeones." blablabla. Yo si fuera pelao lo primero que pensaría es algo como: "¿Y esta vieja qué?"
Pero la razón por las que las mujeres regias se interesan en el fútbol, es porque es el único pasatiempo donde ves a un chingo de hombres reunidos en un solo lugar. Porque a donde quiera que vayas, no encuentras ningún hombre a la redonda. Vas a un curso, a un concierto, a un cine, a cualquier lugar, y siempre abundan más mujeres que hombres. Se esconden como las cucarachas bajo las piedras. Ah... pero apenas hay un juego de fútbol, salen de sus escondites, y se reúnen para berrear el himno de su equipo, enarbolar unas banderas, y sentarse a tomarse unas cheves, viendo enlelados la televisión por cable. Las mujeres, ilusamente, creen que al acudir a un partido o a un bar con televisión por paga, conocerán al príncipe de sus sueños. Pero lo que menos piensan los hombres en esos momentos es en ligar. Lo que quieren ver es el juego.
Ayer unas amigas me invitaron a ver el partido de Tigres en un lugar de esos. Me asomé por la ventana. Estaba lluvioso, hacía un frío de la chingada, y nomás de pensar que tenía que plancharme el pelo, maquillarme, ponerme un suetercito sexy, y todo para ir a ver un juego de fútbol que ni me interesa, me dio hueva,así que me inventé una excusa, me envolví en un cobertor, me fui a la cama y me puse a ver películas. jeje.
Sin embargo, vine a nacer en una tierra donde el fútbol es una religión. Existen dos religiones futboleras: los Tigres y los Rayados. Yo soy de las "ateas", o sea, no le voy a ninguno ni me interesa ninguno.
Muchas mujeres, en un afán de ser "iguales" a los hombres, se han vuelto fanáticas del fútbol. Conozco chavas que hasta se compran las camisetas de los equipos (unas blusitas pedorras chiquitas, con los colores de su afición), y cuando los hombres están hablando de fútbol meten su cuchara diciendo: "Sí, Rayados va a ganar." "Sí, Tigres serán campeones." blablabla. Yo si fuera pelao lo primero que pensaría es algo como: "¿Y esta vieja qué?"
Pero la razón por las que las mujeres regias se interesan en el fútbol, es porque es el único pasatiempo donde ves a un chingo de hombres reunidos en un solo lugar. Porque a donde quiera que vayas, no encuentras ningún hombre a la redonda. Vas a un curso, a un concierto, a un cine, a cualquier lugar, y siempre abundan más mujeres que hombres. Se esconden como las cucarachas bajo las piedras. Ah... pero apenas hay un juego de fútbol, salen de sus escondites, y se reúnen para berrear el himno de su equipo, enarbolar unas banderas, y sentarse a tomarse unas cheves, viendo enlelados la televisión por cable. Las mujeres, ilusamente, creen que al acudir a un partido o a un bar con televisión por paga, conocerán al príncipe de sus sueños. Pero lo que menos piensan los hombres en esos momentos es en ligar. Lo que quieren ver es el juego.
Ayer unas amigas me invitaron a ver el partido de Tigres en un lugar de esos. Me asomé por la ventana. Estaba lluvioso, hacía un frío de la chingada, y nomás de pensar que tenía que plancharme el pelo, maquillarme, ponerme un suetercito sexy, y todo para ir a ver un juego de fútbol que ni me interesa, me dio hueva,así que me inventé una excusa, me envolví en un cobertor, me fui a la cama y me puse a ver películas. jeje.