martes, 18 de junio de 2013

La mujer que se viste exageradamente sexy

El otro día iba manejando y sintonicé por azar una estación de radio. Hablaban dos locutores, un hombre y una mujer.

No escuché toda la plática porque iba lidiando con el tráfico, pero el hombre mencionaba que las mujeres deberían cuidar más su forma de vestirse, porque si ellos, como hombres, ven a una mujer con ropa muy escotada, o con shorts diminutos o vestidos rabones, lo inmediato que piensan es: "esta vieja anda caliente y tiene ganas de acostarse con alguien". Entonces ellos la empiezan a fisgonear y en algunos casos, hasta se atreven a hacerle propuestas. Por lo tanto, el chavo recomendaba que si una mujer no quiere ser acosada de esa manera, que si ella lo que busca es que la respeten, entonces que se vista de manera más apropiada.

La locutora por su parte, a fuerza de gritos (bueno, aquí en Monterrey todos hablamos gritando, así que no se espanten), mencionaba que las mujeres tenemos derecho a vestirnos guapas, como se nos de la gana, a enseñar nuestros encantos, a lucirlos, pero que los hombres deben respetarnos porque somos damas.

El chavo mencionaba que una dama no se viste así. Que para qué las mujeres nos vestimos tan provocativas dando el mensaje equivocado, que si andamos enseñando chiches o nalgas ¿pues qué va a pensar el hombre? Que queremos coger.

Pero la chava exigía respeto y al mismo tiempo libertad de expresión. Libertad para usar ropa escotada, libertad para enseñar nuestro cuerpo, porque nuestro cuerpo es bello y no tiene por qué esconderse.

Bueno, entre toda esa chachalaca (que después supe que el hombre era Poncho De Nigris, la vieja gritona no supe quién era), prefirieron mandar a comerciales, así que no llegaron a ninguna conclusión.

 Sin embargo, me quedé pensando que a pesar de que Poncho De Nigris no es ninguna eminencia intelectual, por lo menos es hombre y si él como hombre da ese punto de vista, pues por algo ha  de ser.  También es cierto, reconozco que las mujeres sí, tenemos derecho a mostrar nuestro cuerpo, pero lo malo es que si enseñas se te arriman no sólo los buenos partidos, sino también los lángaros, los rabo verdes, los viejos feos y cochambrosos y los gandallas.

De hecho un amigo hombre ya me había hecho esta observación. Que ellos cuando ven a una mujer vestida tan provocativamente, de manera inconsiente ellos piensan que esa mujer anda buscando sexo (ya sea que ella tenga o no ese propósito). Es la señal que les llega.

Así que hay qué saber en qué lugares y en qué momentos las mujeres debemos vestirnos así. Si vamos a trabajar o la universidad, no vamos a vestirnos como prostitutas de la calle Villagrán. Pa qué vamos a tentar al diablo. Los atuendos sexys hay que dejarlos con nuestras parejas, al salir con el novio o el esposo. Digo, si vamos a enseñar carne pues no hay que enseñársela a cualquier perro. jaja.