viernes, 6 de diciembre de 2019

Cámaras de vigilancia

Hace tiempo, leí en el diario "El Universal" un reportaje que me dejó muy consternada y triste. Se trataba del caso de una mujer, esposa y madre de familia, que salió de su trabajo, como cualquier día. Mientras esperaba el camión, un hombre la amagó y la amenazó de matarla si no hacía lo que él le decía.

Al principio, le quitó la bolsa y el celular. Pero luego vino lo peor, la llevó a un paraje oscuro y la violó. No contento con ello, no la soltó de inmediato, sino que llamó a su esposo para pedirle rescate y siguieron andando por calles desconocidas hasta que después, otra vez la violó, se burló en su cara y se marchó.

La mujer terminó en un hospital. Su esposo estaba angustiado.

La mujer le relató lo sucedido y de inmediato fueron al ministerio público a levantar una denuncia.

Ahí empezó un calvario, de incompetentes burócratas que sólo revictimizaban a la mujer. Cuando le preguntaron si podía describir a su atacante, la mujer dio muy pocas referencias ya que el hombre siempre se mantuvo de espaldas a la mujer y cuando la violaba, lo hacía en lugares muy oscuros.

––Uy señora pues así como lo vamos a encontrar... está difícil.

Y archivaron la denuncia.

El esposo de la mujer se dio cuenta que justo en la parada del camión donde la mujer fue abordada por el criminal, había cámaras de vigilancia. Así que le propuso a su esposa recorrer de nuevo ese trayecto e identificar las diversas cámaras que había en ese tramo. Así lo hicieron, y anotaron todo.

Llevaron esas anotaciones al Ministerio Público, y le dijeron a la pareja que ellos no podian acceder  a esas grabaciones, porque eran de negocios y que además "eran muchas".

El marido, exasperado, preguntó por qué no podían girar un oficio pidiendo esas grabaciones, que ahí podría verse la cara del criminal. Pero la autoridad le dijo que tenía mucho trabajo, que no podía hacer nada, que si acaso podría conseguirle una o dos grabaciones de esas. Si acaso...


¿A qué viene esta historia?

Pues que cuando la prensa y la autoridad ven un caso de secuestro y violación, sólo indagan a fondo cuando la mujer lo finge, como el caso de Karen Espíndola, quien en días pasados mandó un mensaje de Whatsapp a su familia avisándoles que había sido secuestrada por un taxista y al final resultó ser una falsa alarma, ya que la mujer se encontraba de parranda en un bar.

La prensa y la autoridad no tuvieron empacho en mostrar videos del lugar de los hechos, donde la mujer se ve que está divirtiéndose y bebiendo.

Esto hizo que ocurriera un linchamiento mediático que ha afectado a los movimientos feministas, minimizando las denuncias y acusándonos a las mujeres de mentirosas y exageradas.

¿Por qué en el caso de Karen sí la autoridad y la prensa fueron prontas y expeditas en encontrar grabaciones y publicarlas, pero en el caso de otras víctimas se hacen del rogar y les dicen "que flojera investigar"?

Pienso yo, que tanto la prensa (sí, la prensa, no se hagan, mosquitas muertas), y la autoridad sólo investigan a fondo los casos que son falsa alarma, para así demeritar las exigencias de los grupos feministas, para minimizar lo que realmente sucede en este país. Cuando bien pudieran ayudar a las miles de víctimas, niñas, mujeres, que diariamente son secuestradas, violadas y asesinadas. En esos casos, ahí sí, nadie puede acceder a las cámaras...

Qué casualidad.