viernes, 16 de diciembre de 2011

Cuento en la página Escrito Semanal

El carro pasaba por aquella carretera, franqueada por árboles centenarios, frondosos, protegidos por la vigilante montaña. El cielo tenía un azul intenso que yo no había visto en mi ciudad natal, solamente ahí, en este país, en donde yo era una extranjera.

Había venido hace un año, a estudiar francés. Lo hice por gusto, porque quería experimentar cosas nuevas, y la idea de estar en Canadá me llamaba la atención.

Llegué sin conocer a nadie, acompañada únicamente de mis maletas y mis libros. Me quedé a vivir en un pequeño departamento, en Quebec. Y fue ahí donde lo conocí, a Vincent, mi vecino, un muchacho de mi edad, rubio y de ojos azules.


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Posada

Hoy fue la posada del jale. Esta vez, para variar, la hicieron en un hotel. Lo cual estuvo bien, porque hoy hizo frío y estuvo algo lluvioso. En años pasados era en una palapa del centro recreativo.

Hubo buena cena, bollos rellenos con queso philadelphia, ensalada de lechuga con arándanos, crema de brócoli, pechuga de pollo y lomo en salsa dulce, y de postres, pay de manzana, pay de queso con fresas y moras, crepas de cajeta y nuez, flan, fresas con chocolate, etc.

Me gustó porque esta vez no hubo karaoke ni concursos ridículos jajaja. Y porque todo fue a lo que íbamos, a cenar, a platicar y a la rifa.

Yo nomás me saqué una comida gratis en el hotel, pero hubo quien se sacó certificados de regalo de liverpool, y un juego de copas y botella de vino, etc.