Ya me cansé de oir problemas. Sé que muchas personas ven en mí a una consejera o una guía, pero no soy nada de eso. Soy una simple persona. Pero por todas partes me cuentan sus tragedias sentimentales, como si yo fuera una psicóloga profesional, y después de escucharlas, me quedo más triste, más inquieta, más vacía, más confundida, y pienso que los noviazgos hoy en día son con hombres gritones, groseros, poco cariñosos, que no dan ni un solo detalle, que no contestan los mails ni los teléfonos, que llaman sólo para reclamar, que no quieren compromisos, que no se puede dialogar con ellos, que son machistas, que sólo quieren que se haga lo que ellos ordenan.
Escuchar de cada amiga diferente la misma historia pero con diferentes pelaos, siento que mi energía se baja, y me vuelvo más pesimista y fatalista.
Extraño aquellos tiempos en que las amistades eran para irse de fiesta, donde todos, hombres y mujeres, íbamos platicando y riéndonos y haciéndonos bromas. Extraño esos cumpleaños en donde el único problema era que terminaras en una guerra de comida. Extraño cuando todos mis amigos nos íbamos en camión saliendo de la universidad, platicando sin que nadie atendiera una llamada de celular (porque en ese entonces no existían). Extraño cuando mis amigos imitaban a los profesores y los parodiaban de tal manera que nos daba mucha risa. Extraño cuando mis amigas no se quejaban de sus novios, sino que me mostraban las cartitas de amor, las flores, las canciones y se les notaba ilusión y un amor muy puro, muy inocente, y yo anhelaba vivir algo así.
En cambio ahorita, sólo son problemas. Y sí, yo sé que yo también soy quejumbrosa y no canto mal las rancheras, pero no sé, me gustaría vivir mi soltería de una manera más diferente, más animada, más divertida.
Escuchar de cada amiga diferente la misma historia pero con diferentes pelaos, siento que mi energía se baja, y me vuelvo más pesimista y fatalista.
Extraño aquellos tiempos en que las amistades eran para irse de fiesta, donde todos, hombres y mujeres, íbamos platicando y riéndonos y haciéndonos bromas. Extraño esos cumpleaños en donde el único problema era que terminaras en una guerra de comida. Extraño cuando todos mis amigos nos íbamos en camión saliendo de la universidad, platicando sin que nadie atendiera una llamada de celular (porque en ese entonces no existían). Extraño cuando mis amigos imitaban a los profesores y los parodiaban de tal manera que nos daba mucha risa. Extraño cuando mis amigas no se quejaban de sus novios, sino que me mostraban las cartitas de amor, las flores, las canciones y se les notaba ilusión y un amor muy puro, muy inocente, y yo anhelaba vivir algo así.
En cambio ahorita, sólo son problemas. Y sí, yo sé que yo también soy quejumbrosa y no canto mal las rancheras, pero no sé, me gustaría vivir mi soltería de una manera más diferente, más animada, más divertida.