El otro día estaba leyendo una revista Quo y me llamó la atención un articulo donde explicaba por qué no somos capaces de recordar lo que ocurrió desde nuestro nacimiento hasta los 3 o 4 años. La razón era porque cuando somos bebés, no tenemos conciencia del "yo", y porque no hablamos ni conocemos el lenguaje.
Esto quiere decir que hasta que nos reconocemos como personas y hasta que aprendemos a verbalizar nuestras vivencias, es como se va desarrollando la memoria.
Suena lógico. ¿Qué es lo que más recordamos? Aquello que platicamos. Al contar nuestras anécdotas, se van afianzando más en nuestra mente, de tal manera que recordamos los detalles. En cambio, aquello de lo que no platicamos se va olvidando. Claro que hay formas de reforzar los recuerdos, mediante videos y fotografías o que nuestros familiares nos lo platiquen, pero lo importante es lo que nosotros expresamos con palabras.
Así que me pongo a pensar, ¿cuántas veces gastamos mucho tiempo platicando de recuerdos malos? Por ejemplo alguien que te molestaba, o alguna relación de pareja mala, o pobreza o enfermedad, etc. Pasamos muchas horas del día platicando una y otra vez malas experiencias, pero dedicamos muy poco tiempo para platicar experiencias alegres o buenas. Quizá valga la pena esforzarse en hablar de lo bueno, y omitir hablar de lo malo.
Esto quiere decir que hasta que nos reconocemos como personas y hasta que aprendemos a verbalizar nuestras vivencias, es como se va desarrollando la memoria.
Suena lógico. ¿Qué es lo que más recordamos? Aquello que platicamos. Al contar nuestras anécdotas, se van afianzando más en nuestra mente, de tal manera que recordamos los detalles. En cambio, aquello de lo que no platicamos se va olvidando. Claro que hay formas de reforzar los recuerdos, mediante videos y fotografías o que nuestros familiares nos lo platiquen, pero lo importante es lo que nosotros expresamos con palabras.
Así que me pongo a pensar, ¿cuántas veces gastamos mucho tiempo platicando de recuerdos malos? Por ejemplo alguien que te molestaba, o alguna relación de pareja mala, o pobreza o enfermedad, etc. Pasamos muchas horas del día platicando una y otra vez malas experiencias, pero dedicamos muy poco tiempo para platicar experiencias alegres o buenas. Quizá valga la pena esforzarse en hablar de lo bueno, y omitir hablar de lo malo.