Esta entrevista apareció en el periódico LA ROCKA, y la transcribo aquí. Me pareció muy interesante lo que comenta de cómo ha cambiado la sociedad regiomontana en cuestión de parejas, aunque no para bien, ahora es más complicado :S
Por ejemplo, estoy de acuerdo que no hay lugares de esparcimiento para gente soltera que no sean antros y bares.
Pero bueno, lean la entrevista.
Regios en el Diván
El 27 de noviembre de 1985 el periódico
El Norte
publicó por primera vez en las páginas de su sección cultural una
columna para despejar dudas de psicología y sexualidad. Su nombre,
Diván. Su autora,
Josefina Leroux.
En aquel entonces –sirva la referencia para ubicarnos en el tiempo– se
invitaba a los lectores a enviar sus dudas o planteamientos a un
apartado postal o vía fax.
El éxito de la columna fue inmediato. En una ciudad etiquetada desde
siempre como conservadora, sus opiniones a temas escabrosos para la
época pronto tuvieron ecos con tintes de polémica. Llegaron cartas
furiosas a la redacción solicitando que no se publicara su espacio, pero
también muchas más con felicitaciones y más consultas.
Pronto pasó de una a dos colaboraciones semanales y después a elaborar
ensayos sobre psicología y editoriales en el diario matriz y en
ediciones de otras ciudades, como Saltillo y Guadalajara. Hoy, su
columna permanece en El Norte y en Reforma y Leroux se ha consolidado
como un referente en la materia en medios impresos.
En estos 26 años, señala, ha ido observando cambios notorios en las misivas de sus lectores.
“Al principio eran casos muy separados por género. Los hombres más
preocupados por la sexualidad y por cosas tan sencillas como ‘cuando
tengo erección el pene se me va del lado izquierdo’ (sonríe). Cuestiones
como muy anatómicas.
“Y las mujeres, más preocupadas por cuestiones familiares, por
cuestiones de abandonos de novios, infidelidades; más sufriendo la
relación personal. Más afectivas”.
Comenta que en ese entonces se advertía también más desinformación en
las cartas que llegaban de Monterrey, en comparación con otras ciudades,
aunque las cosas han cambiado. El tiempo ha hecho también que se
empareje el número de casos por género: antes eran más las mujeres con
dudas, ahora escriben los hombres por igual.
También, profundiza, es posible encontrar indicadores en las misivas de sus lectores que reflejan la situación actual del país.
“Ahorita hay muchísimo estrés. Muchísima ansiedad por la inseguridad. La
problemática ha escalado terriblemente: extorsiones, secuestros: ‘mi
hijo desapareció, a mi hermano no lo encontramos, o anda en drogas’, esa
problemática ha aumentado significativamente.
“Sigue habiendo infidelidades, problemas de abandono, depresiones, la
soltera que no encuentra a una pareja, el hombre que tampoco encuentra
la mujer de su vida; pero el estrés (por la inseguridad) afecta la
intimidad: ‘estoy deprimida y no tengo ganas de tener relaciones
sexuales’, o ‘estoy muy irritable y estoy enojada constantemente con mi
pareja’, o ‘tengo demasiados problemas que no puedo resolver’”, dice.
Faltan espacios para los jóvenes, indica. Espacios públicos para
divertirse, esparcirse, desarrollarse y, puntualiza, para conocerse.
“Lo único que tienen son las discotecas, fiestas y lugares donde hay
mucho alcohol y droga de por medio. Entonces los encuentros son como muy
defectuosos, muy temporales, fugaces”.
En estos 26 años de consultoría periodística, Leroux se ha topado con
algunos casos que la han inquietado. Recuerda cartas donde queda en
evidencia la enfermedad mental de la persona y quien consulta se siente
perseguido o cree que lo van a envenenar.
“Ha habido casos de exhibicionistas, que recurren a la columna y dicen
‘no quisiera hacerlo, pero por más que me lo propongo no puedo evitarlo y
otra vez lo hice', pero generalmente son anónimos. En otros países,
como en Estados Unidos, si suceden este tipo de casos, el psicólogo está
obligado a denunciar para que se persiga el delito. En México, no.
“En alguna ocasión me llegó, pero a consultorio, un ofensor sexual que
quería reparar el daño que había hecho. Yo le di varias asociaciones y
luego me contó una persona que había llegado un señor que le dijo que yo
lo había referido a esa dirección y que había dado un donativo muy
importante”.
En el Diván:
¿Qué tan buenos amantes somos los regiomontanos?
Yo creo que muy malos.
¿Regiomontanos y regiomontanas? ¿O podría hacerse una separación por sexo?
Creo que las mujeres se quejan más de no tener ganas. Y no tener
ganas significa que no han tenido buenos amantes. Si tú pruebas algo
rico quieres más. Se los digo a los hombres, a los señores cuando vienen
a terapia de pareja. Pero cuando tú pruebas algo que no está tan rico
pues entonces ya no quieres, prefieres descansar, dormirte o hacer otra
cosa.
Creo que los hombres tienen una cultura –y eso no es exclusivo de la
región, es en México– de que tienen muchas relaciones con prostitutas. Y
están muy acostumbrados a que les hagan, ‘a pagar por’ y a ser
complacidos. Entonces cuando llegan a casa y tienen una pareja
romántica, no saben. No saben cómo seducirla, no saben excitarla y luego
la catalogan: ‘esta me salió defectuosa, no se excita, no sabe cómo’.
Pero no hacen lo que les toca a ellos para enseñarla, para llevarla al
momento del clímax.
Por su parte, la mujer también tiene lo suyo. No se responsabiliza y
también está esperando que alguien la seduzca y no se atreven, por
ejemplo, a erotizarse por su cuenta porque es pecado.
¿Cuáles son las preguntas más recurrentes que recibe de un hombre en temas de sexología?
Cuando salió la pastilla del Viagra empezó la conciencia de ‘ah
caray, resulta que yo tengo una discapacidad, no tengo la potencia’;
como que sin la retroalimentación de una mujer que sabe, hay muchos
hombres que no se dan cuenta, que son inconscientes. Que ‘no duro lo que
quisiera durar’. Otra, ¡la circuncisión! Que si se la hacen o no se la
hacen. No puedo satisfacer a mi esposa como quisiera. Y más bien como
una queja: ‘tengo una esposa que no tiene orgasmos ¿qué hago con ella?’.
La mujer, su anorgasmia. Que no puede tener un orgasmo.
¿Y este tipo de dudas las podemos remitir a una mala educación sexual?
Una mala educación sexual porque se concreta a dar información pero
no se profundiza. Una mala educación en el amor porque no se enseña qué
significa estar con una pareja y la intimidad con una pareja, pero en
otro nivel, no nada más un intercambio de contacto pene-vagina, sino lo
que es hacer el amor. Una falta de educación sentimental. Los hombres
están desconectados de los sentimientos, totalmente. Las mujeres tenemos
tiempo que hemos tratado de conectarnos con la razón para equilibrar
los hemisferios del cerebro.
Pero los hombres apenas están en pininos: ‘a ver, qué es esto de los
sentimientos, esto de las emociones’. Entonces las conversaciones entre
hombres y mujeres a veces cuestan mucho trabajo. Es otro tema muy
recurrente. 'No me puedo comunicar'. El hombre que no habla de lo que le
pasa, siente que la mujer lo va a controlar; también tiene como que
paranoia, qué va a hacer con esta información, entonces no da
información de nada. Y la mujer da demasiada información.
Defina cómo es una buena relación de pareja.
Una pareja que se comunica efectivamente; pero comunicar quiere
decir escucharse, porque por comunicar la gente entiende hablar y es más
escucharse que hablar. Una pareja que sigue considerando al otro como
una persona tan especial como yo misma. Una pareja son un par de
creativos que siguen evolucionando, que siguen creciendo.
Y una buena relación sexual…
Una buena relación sexual en la que se consideren los dos
responsables del clímax, que los dos participen, que los dos sean
creativos y que tengan mucho sentido del humor. Que no consideren que la
relación sexual es el coito, porque la mayoría de las personas creen
que la relación sexual es penetración y descuidan totalmente la
sensualidad, el juego, otras cosas.
La infelicidad es también recurrente en las consultas. Le preguntan mucho acerca de cómo ser feliz…
Yo creo que la felicidad es un estado de bienestar, pero es un
estado de bienestar atemporal, que no tiene que ver con ‘voy a ser feliz
para siempre’. Creo que mucha gente quiere eso: acceder al paraíso
terrenal. ‘Ya no quiero problemas’. En la medida de las expectativas
está lo realizable. Si yo no quiero tener problemas nunca voy a ser
feliz, porque los problemas son parte de la vida humana. También la
creencia de que la felicidad me la va a dar alguien más.
Creo que a la gente le falta mucha responsabilidad y eso tiene mucho que
ver con la madurez y con falta de educación de lo que verdaderamente
importa. La gente le echa la culpa a todo el mundo de lo que le pasa y
la felicidad es una responsabilidad de la persona. Yo me tengo que hacer
responsable de mi felicidad.
Porque le piden mucho que recomiende un ibro ‘para’…
Sí. Siempre les contesto que leer informa y hacer transforma. Tú te
puedes enterar y saber que el cigarro perjudica, el alcohol puede
provocarte un accidente y sin embargo sigues fumando y tomándote la
copita. Leer no tiene nada que ver. Te informa, sí, pero no te lleva
necesariamente a decisiones importantes.
Josefina Leroux es Lic. en psicología por la
Universidad Anáhuac. Tiene una Maestría en Counseling y psicoterapéutica
familiar por la Universidad Iberoamericana y un Diplomado Internacional
en Terapia breve por el Instituto Milton Erickson. Es sexóloga
Educadora certificada por el Consejo Calificador de profesionales en
Educación sexual y sexología, a.C.(CapsEx).