martes, 10 de septiembre de 2013

En la escuela se enseña, en la casa se EDUCA

Cuando yo estaba en la prepa, había una lectura en los libros de Humanidades, (me disculparán que no les mencione el autor y el título, pero es que ese libro se me extravió hace mucho), pero trataba de lo siguiente: Era un relato ubicado en un futuro lejano, donde la sociedad tal como la conocemos había colapsado, y ahora era una nueva sociedad militarizada. En una de las clases en la academia, el sargento que impartía la clase a los cadetes les preguntó cuáles eran las razones por la que la sociedad del siglo XX había fracasado.

Ninguno atinó a contestar. Entonces hizo otra pregunta a otro cadete. Iba más o menos así:
-¿Usted tiene perro?
-Sí, señor.
-¿Y su perro está educado?
-Sí, señor.
-¿Dónde hace sus necesidades el perro?
-Afuera, sobre un periódico.
-Supongo que usted lo enseñó a que hiciera sus necesidades ahí.
-Sí, señor.
-Dígame cómo lo entrenó.
-Pues cuando era cachorro, si se hacía dentro de la casa, yo le daba un periodicazo suave en el hocico, para que no lo volviera a hacer.
-¿Bastó una vez?
-No, señor, tuve que hacerlo varias veces, hasta que aprendiera.
-Muy bien. Ahora dígame, ¿qué hubiera pasado si no hubiera entrenado a su cachorro? Quizá en un principio a usted le causaría gracia que el perrito hiciera sus necesidades a diestra y siniestra por toda la casa. Pero cuando ya creciera, sería un perro adulto, y ya no le caería en gracia que siguiera haciendo lo mismo. ¿Verdad?
-No, señor.
-Muy bien, pues pongamos el mismo ejemplo con humanos. ¿Qué pasa si a un niño no se le educa en los valores? Al principio nos caería en gracia que fuera contestón, grosero, insolente. Pasaríamos por alto sus travesuras y maldades "porque es niño". Pero cuando el niño cumple dieciocho años de edad, ya no nos cae en gracia su comportamiento. Se convierte en un problema social, y grave. Se le pasa la pelota al Estado, a la sociedad, cuando debieron ser sus padres quien lo educaran.

Bueno, el relato lo saco a colación por lo siguiente: Está circulando en las  redes un video donde una maestra expone a una alumna, por llamarla "perra" y "puta" en las redes sociales y la obliga a que pida disculpas públicamente.

El caso despertó una serie de reacciones. Por lo pronto, las consecuencias fueron las siguientes:  la maestra fue cesada de sus funciones. La niña solo fue suspendida. Su otro compañero cómplice fue expulsado, pero no por eso, sino por materias reprobadas.

¿Cuál fue la lección entonces?

Yo ya vi el video. Lo que hizo la maestra fue más bien corregir el mal comportamiento de sus alumnos, y obviamente, defenderse de la difamación. Lamentablemente en esta sociedad los padres de inmediato se ofenden cuando un tercero regaña a sus hijos. No los saben educar en el respeto hacia el prójimo, los mandan a la escuela para que aprendan lo que ellos no les enseñan en casa. Pero a la escuela no se va a aprender, se va a estudiar. Los valores se aprenden en la CASA.

La maestra sufrió una doble humillación. En primer lugar por los alumnos, y en segundo  lugar por la sociedad, porque recibió un castigo por poner en su lugar a una chica irrespetuosa.

Y si ustedes todavía siguen pensando en que la alumna es una niña, que no sabe lo que hace, solamente les recuerdo que la minoría de edad no te da derecho a ser irrespetuoso y grosero con la gente. Quizá ahorita te dé gracia que esa niña haya sido grosera con la maestra. Pero esa adolescente, cuando cumpla los dieciocho años, y siga siendo grosera y diciéndole a la gente puta y perra, ya no te va a caer en gracia su comportamiento.


Quizá muchos padres de familia no se dan cuenta, pero la falta de valores en los niños se refleja en muchas maneras. Desde aquellos niños que juegan fútbol golpeando tu coche con el balón y que cuando sales a pedirles que se retiren te gritan altaneramente que la calle es de todos. O aquellas niñas que escriben en las paredes de los baños majaderías que sonrojarían a las prostitutas. O aquellos niños que acosan y agreden a otros compañeros. Muchos padres se hacen de la vista gorda y los maestros están atados de manos, pues si emprenden acciones correctivas de inmediato son amonestados y sancionados por la SEP. Recuerdo hace diez años, que platicando con un profesor de secundaria pública, me comentó que él tenía miedo de sus alumnos, pues tamaños peladotes de 15 años lo empujaban a él, el profesor, mientras bajaba las escaleras. Y él no podía hacer nada porque sabía que si los castigaba, la SEP lo iba a correr. Otra maestra de colegio privado me comentó que sus alumnas eran contestonas y groseras en clase, y que tampoco podía hacerles nada porque de inmediato llegaban sus madres a gritarle y amenazarla con quitarla de su puesto. Y les estoy hablando de la era pre-tweeter y pre-facebook, cuando todavía no existían las redes sociales.

Ese tipo de chicos que aprenden a decir maldiciones desde bebés y que sus papás lo celebran con una carcajada se convertirán en adultos prepotentes que creen que están por encima de los demás. Ahí tenemos como ejemplos los casos de la Lady Profeco y las Ladies de Polanco, mujeres que seguramente, de niñas, nadie les enseñó a respetar a las personas. Ahí tenemos a los delincuentes, que cuando los atrapan sus mamás dicen "pobrecito m'ijo, mi hijo no hizo nada" aun cuando los hayan aprehendido cometiendo delitos brutales y atroces. Y mientras tanto, las víctimas sufren al ver cómo los agresores quedan felizmente impunes y que estos se convierten en una carga social. Igual que los perros que muerden y tiran excrementos en la calle porque nadie los educó.