Cada cierto tiempo viene a mi lugar un hombre chaparrito, pequeño, que es agente de ventas de la empresa, y me dice:
-Vengo por el poder de Greiscol.
Saco del cajón la escritura pública del poder especial de ventas y se lo doy. Me da las gracias y me dice:
-¡Ya tengo el poder!
Y se va muy contento.