Algo que todavía no me acostumbro del todo es a recibir las críticas a mi novela. Cuando son buenas, se aprecian, cuando son malas, me incomodan. Pero de todos modos, hay que aceptarlas y tolerarlas, porque tampoco me voy a poner en plan de insultar a los lectores solo porque no les gustó lo que escribí. No sería ético.
Sin embargo, ya no voy a defender el libro. El libro, como todo niño, debe aprender a defenderse solito si lo molestan. El libro debe defenderse a sí mismo. No siempre saldré a dar explicaciones de por qué escribí de tal manera, o por qué usé ciertas palabras en lugar de usar otras.
El libro está así, y ya. Al que le gustó, pues qué padre. Al que no, hay muchos otros libros con los que se pueden identificar. Lo maravilloso de este mundo es que hay tantas posibilidades, tantos autores y tantos libros para escoger...
Por el momento estoy enfocada en nuevas historias. Disfruté mucho escribiendo "El vendedor de Abrazos", es una historia que la escribí a mi gusto, siguiendo mis instintos. Me apasioné en el proceso creativo y el resultado me dejó satisfecha. Es la novela que siempre quise escribir. Pero ya la solté desde hace mucho. Mi nueva novela es en un género totalmente alejado de "El vendedor de Abrazos" y también está en la fase de críticas y retroalimentación, para hacerle los cambios pertinentes.
Sé que me falta mucho por aprender y ser una buena escritora. No aspiro a ser una premio Nobel de literatura. Lo único que aspiro es que se diviertan con lo que escribo, que les haga olvidarse un poco de los problemas cotidianos y si se puede, arrancarles una sonrisa o animarlos a reflexionar.
Felices lecturas.