miércoles, 9 de octubre de 2013

La presión social sobre las chicas artistas

Hace poco salió un reportaje donde señalaban con el dedo a tres polémicas artistas estadounidenses, conocidas por sus escándalos, por su exhibicionismo, consumo de drogas, alcohol, y/o problemas mentales. En esta lista se encontraban Lindsay Lohan, Amanda Bynes y Miley Cyrus, obviamente. Estas chicas y otras tantas que les precedieron, como Britney Spears, una vez que cumplen la mayoría de edad luchan para quitarse la imagen de niñas a costa de lo que sea. Caen en una espiral de decadencia y vulgaridad, de desnudos, de videos polémicos a fin de estar en el ojo del huracán. Pero no me extraña que sean así, de hecho, yo lo veo como una consecuencia natural ya que estas chicas crecieron aspirando ser como Madonna. En esta cultura occidental, a Madonna, quien en sus inicios también fue bastante polémica (recordemos sus videos musicales con fuerte carga erótica y su libro de sexo, así como sus presentaciones escandalosas en MTV), se le otorgó el título "nobiliario" de reina del pop. Es decir, la cultura estadounidense premió con ese mote a una mujer escandalosa y controversial, y es fecha que se le sigue idolatrando y considerando una máxima estrella. Por eso estas niñas, que crecieron con ese ideal tratan de hacer lo mismo, porque para ellas es normal. Así que en cierta forma, la sociedad que ahora las condena es la misma sociedad que ensalzó a la mujer que las inspira.

Cosa muy diferente en la cultura oriental, específicamente en Japón. Mientras que en el Occidente el ideal es ser una adolescente sexualizada y drogada, en Japón es todo lo contrario. Las chicas aspiran convertirse en "idols" y para poder conseguirlo, deben conservar su imagen de pureza e inocencia infantil. Las idols deben tener una conducta intachable, deben ser virginales, con carita de niña, y no pueden tener novio. Si rompen estas reglas, no solo quedan fuera del mundo del espectáculo, sino que son humilladas públicamente, degradadas y desechadas. Como fue el caso de la idol Minami Minegishi, integrante del grupo AKB48, quien decidió raparse la cabeza en señal de autocastigo simplemente porque cometió el imperdonable "error" de pasar la noche con un chico, Shirahama Alan, integrante del grupo J-Pop.

Lo peor fue que además de autocastigarse, la chica no salvó su reputación y fue degradada. De estar en la cima pasó al fondo.

La conclusión aquí es que en ambos casos, tanto las cantantes occidentales como las idols orientales  tienen que responder a lo que dicta la sociedad. Ellas obedecen lo que la sociedad les enseña y les dicta como correcto. Desgraciadamente la noción de "correcto" responde más a cuestiones de mercadotecnia.