sábado, 13 de julio de 2013

El papa Francisco

El Papa Francisco llegó con el pie derecho al vaticano. A diferencia de Benedicto XVI, este nuevo Papa es más proactivo. Se ve que tiene una verdadera vocación y la intención de hacer cambios en la iglesia. Para emprezar su consigna fue ayudar a los pobres. Pero a diferencia de otros papas que solo exhortaban mediante encíclicas, este papa empezó limpiando su propia casa, o sea, el Vaticano. Hace poco mandó arrestar por fraude y corrupción al monseñor Nunzio Scarano, quien era el encargado de la contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (la cual maneja cifras millonarias). También investigó por lavado de dinero a Paolo Cipriani y Massimo Tulli, director y subdirector del IOR (el banco del vaticano).

Hoy sacó además reformas a las leyes de derecho canónico, que incluyen temas a los que los otros papas le habían sacado la vuelta (incluyendo Juan Pablo II). Ahora endurece penas no solo contra la corrupción y el lavado de dinero, sino contra la pedofilia, violación, prostitución y pornografía infantil. ¡Por fin! Temas muy espinosos que mancharon enormemente la credibilidad hacia la iglesia católica. Innumerables casos de pedofilia alrededor del mundo fueron solapados y quedaron impunes ya que todos los papas se hacían de la vista gorda. El hecho de que Francisco haya tomado el toro por los cuernos y se siente a legislar sobre el tema habla bien de él.

Hay un "pero" a estas reformas: solo son aplicables dentro del territorio del vaticano. Pero se comprende. Lo que pasa es que cada país es soberano, tienen su propia jurisdicción, y aun y cuando él sea la máxima autoridad religiosa en el catolicismo, jurídicamente hablando no tiene potestad para legislar en otros países. Para eso cada país tiene sus propios gobiernos y sus propios congresos. Francisco solo puede legislar desde el territorio que él gobierna, y es el Vaticano. Pero el que se haya atrevido a castigar estos delitos en el Estado del Vaticano es una buena señal, quizá en un futuro cercano veremos algunas reformas sobre el derecho canónico y ya no se protegerán a más sacerdotes pederastas y corruptos. Bien por él.