El caso de Florence Cassez, la anulación de su sentencia por parte de la Suprema Corte y su liberación ha levantado mucha indignación en la población, en los foros de noticias la gente no deja de mostrar su decepción ante el sistema de justicia mexicano.
Detengámonos a pensar un poco acerca de cómo fue que se concedió el amparo liso y llano:
" la SCJN determina no conceder la libertad inmediata a Cassez, aunque, entonces el caso no se dio por cerrado. Los integrantes de la Primera Sala de la Corteconsideraron que las violaciones a los derechos humanos y las irregularidades cometidas por la AFI, sobre todo el montaje para mostrar la culpabilidad de la francesa ante las cámaras de Televisa y Televisión Azteca antes de ponerla en la manos de un juez, fueron graves pero insuficientes para ponerla en libertad en aquel momento.
Fue ya en 2013 que la ministro Olga Sánchez Cordero propuso a sus colegas de la SCJN eliminar todas las pruebas contra Cassez y reenviar el expediente a un tribunal unitario de circuito para que dicte nueva sentencia."
La mayoría de los amparos se gana por irregularidades en el proceso. ¿Qué quiere decir? Que parece que las autoridades no tienen la suficiente formación jurídica para saber cómo se lleva un proceso indagatorio y penal sin violar leyes y derechos. Lo que aprendieron en las escuelas de derecho simplemente no lo aplican (es más, dudo de que si hayan aprendido algo, lo más probable es que hayan copiado en los exámenes o sobornado a maestros para pasar la materia). De tal manera que ante la ineptitud de los funcionarios tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial, para llevar a cabo un proceso transparente, probado y fundado, el proceso viciado va avanzando hasta sus últimas etapas y es fácilmente derrumbado como un castillo de cartas, por abogados sagaces y colmilludos. Si el proceso jurídico estuviera bien hecho de principio a fin, bien fundamentado, con pruebas sólidas, no habría esos huecos o lagunas legales para echarlo para atrás.
Pero no, eso no sucede en México, al menos no sucedió en este caso. Así también sucede en esos amparos que se les conceden a los casinos. Lejos de detenerme a cuestionar sobre la culpabilidad o inocencia de esta mujer, lo que reclamo es que la Suprema Corte tenga ese papel crónico y permanente de andar invalidando sentencias pronunciadas en juicios viciados y plagados de irregulares, ¡cuando eso no debiera ser! Eso debería ser la excepción, no la regla.
Falta mucho en materia de ética y justicia. Falta verdadera preparación jurídica. Ya basta de admitir en las facultades de derecho a cualquier muchacho flojo, que sólo saturan las aulas y al salir de la universidad no tienen la suficiente preparación y compromiso para llevar a cabo la función judicial. Ya basta de que el gobierno contrate a gente sin escrúpulos ni ética, a personas sobornables. Por ahí debió haber empezado Calderón cuando inició "su guerra". Debió haber depurado el sistema Judicial, debió convertirlo en un organismo sólido y creíble.
Detengámonos a pensar un poco acerca de cómo fue que se concedió el amparo liso y llano:
" la SCJN determina no conceder la libertad inmediata a Cassez, aunque, entonces el caso no se dio por cerrado. Los integrantes de la Primera Sala de la Corteconsideraron que las violaciones a los derechos humanos y las irregularidades cometidas por la AFI, sobre todo el montaje para mostrar la culpabilidad de la francesa ante las cámaras de Televisa y Televisión Azteca antes de ponerla en la manos de un juez, fueron graves pero insuficientes para ponerla en libertad en aquel momento.
Fue ya en 2013 que la ministro Olga Sánchez Cordero propuso a sus colegas de la SCJN eliminar todas las pruebas contra Cassez y reenviar el expediente a un tribunal unitario de circuito para que dicte nueva sentencia."
La mayoría de los amparos se gana por irregularidades en el proceso. ¿Qué quiere decir? Que parece que las autoridades no tienen la suficiente formación jurídica para saber cómo se lleva un proceso indagatorio y penal sin violar leyes y derechos. Lo que aprendieron en las escuelas de derecho simplemente no lo aplican (es más, dudo de que si hayan aprendido algo, lo más probable es que hayan copiado en los exámenes o sobornado a maestros para pasar la materia). De tal manera que ante la ineptitud de los funcionarios tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial, para llevar a cabo un proceso transparente, probado y fundado, el proceso viciado va avanzando hasta sus últimas etapas y es fácilmente derrumbado como un castillo de cartas, por abogados sagaces y colmilludos. Si el proceso jurídico estuviera bien hecho de principio a fin, bien fundamentado, con pruebas sólidas, no habría esos huecos o lagunas legales para echarlo para atrás.
Pero no, eso no sucede en México, al menos no sucedió en este caso. Así también sucede en esos amparos que se les conceden a los casinos. Lejos de detenerme a cuestionar sobre la culpabilidad o inocencia de esta mujer, lo que reclamo es que la Suprema Corte tenga ese papel crónico y permanente de andar invalidando sentencias pronunciadas en juicios viciados y plagados de irregulares, ¡cuando eso no debiera ser! Eso debería ser la excepción, no la regla.
Falta mucho en materia de ética y justicia. Falta verdadera preparación jurídica. Ya basta de admitir en las facultades de derecho a cualquier muchacho flojo, que sólo saturan las aulas y al salir de la universidad no tienen la suficiente preparación y compromiso para llevar a cabo la función judicial. Ya basta de que el gobierno contrate a gente sin escrúpulos ni ética, a personas sobornables. Por ahí debió haber empezado Calderón cuando inició "su guerra". Debió haber depurado el sistema Judicial, debió convertirlo en un organismo sólido y creíble.