sábado, 28 de julio de 2012

Libretas, libretas, libretas

De niña estudié en colegio, y como cada año escolar, mis papás tenían que comprarme como 15 libretas, una para cada materia. Después tenían que comprar papel lustrina de colores diferentes, para forrar esas libretas, y plástico que compraban en Soriana o en las Telas Parisina por metros, también para forrar esas libretas.

Rojo para Matemáticas, Verde para Biología, Azul para Historia... en fin. Cada año se repetía ese ritual de forrar libretas. Y con el paso del tiempo, cada vez pedían libretas más grandes. Primero italianas, luego francesas, después francesas con espiral, después profesionales...

Lo más triste de todo, es que la mayoría de mis libretas sólo ocupaba 20 o 50 hojas. Nunca las terminaba. Y la mitad (o a veces más) de las hojas quedaban en blanco. Y no podía reutilizarlas en el siguiente año porque no estaba permitido. Tenían que comprar libretas nuevas cada año, forrarlas con papel lustrina y con plástico. Y otra vez, nunca las terminábamos de usar, y se quedaban con la mitad de las hojas blancas.

Al final del año escolar, a veces solía rescatar una libreta o dos. Arrancaba las hojas con los apuntes escolares, y me ponía a dibujar, o a escribir cuentos o historias. Mis primeros cuentos. Y les daba un final digno a esos cuadernos, en lugar de terminar en la basura con la mitad de las hojas blancas. Con las mudanzas perdí varias de esas libretas, pero todavía conservo algunas, con esa letra grandota y gorda con la que solía escribir cuando era niña.

Los árboles se están muriendo, y aunque han pasado más de veinte años de que salí de la primaria, todavía siguen encargando en los colegios y escuelas lo mismo: libretas, muchas libretas, una por cada materia. Y todavía las siguen forrando, sólo que ahora en vez de plástico usan cont-act. Pero el resultado es el mismo. Los niños no terminan de llenarlas, y miles de hojas blancas van a parar a la basura. Miles de hojas blancas por las que yo moriría para seguir escribiendo cuentos y dibujos.

¿Hasta cuándo los colegios y escuelas dejarán de pedir tantas libretas? ¿No es posible llevar sólo una para todas las materias, y cuando se acabe, entonces comprar una nueva? ¿Y para qué demonios sirve el papel lustrina? ¿Acaso subestiman la inteligencia del niño, que no sabe diferenciar cuál es la libreta de Matemáticas y cuál es la de Español?