miércoles, 31 de agosto de 2011

Ejercitarse es un lujo

Quería regresar a mi antiguo gimnasio. Lo extraño porque ahí tomaba clases que me gustaban mucho: spinning, pilates, zumba, body combat, etc. Sin embargo, acabo de preguntar y me dijeron que el trimestre anda en 2550 pesos. Aparte de los 500 pesos de reinscripción. En total, me saldría como en promedio 1000 pesos por mes. Lo cual se me hizo demasiado caro, porque al año me saldría en 12000 pesos que bien podría aprovechar para pagar la anualidad del carro, o para aventarme un viaje a Cancún.

Tal vez se debe a que por la zona en donde vivo, todo es muy caro. Y conste que no vivo en San Pedro. Pero ¿por qué ejercitarse se ha vuelto un lujo?

Tendré que ingeniármelas para salir a caminar mientras el tiempo siga bueno. Ya en invierno, tendré que mover los muebles de mi cuarto para hacer alguna rutina de ejercicio de los cd's que antes regalaban en los cereales.

Aunque sinceramente, hacer ejercicio sola no me inspira mucho. Como que en un gimnasio, se me contagian las ganas de ejercitarme. Afuera soy muy floja.

En fin, dado que me propuse mejorar mis finanzas personales, a ver si encuentro una opción más sana para mis bolsillos.


Los efectos de la Coca-Cola

Ando escasa de ideas, pero mi amigo me puso dos temas, a manera de brainstorm. Entre las dos opciones, elegí esta. (Ni modo amigo, tu otro tema de plano no supe qué poner)

Este tema es sobre la coca-cola. Como tampoco ando muy creativa, me fusilé este artículo que habla sobre los efectos de la coca en el organismo.

¿Qué pasa en tu cuerpo después de tomarte una Coca-Cola? De todo.

  • En los primeros 10 minutos: tu cuerpo recibe 10 cucharadas de azúcar (el 100% de la cantidad diaria recomendada). “Afortunadamente” no lo vomitas todo porque el ácido fosfórico le quita todo el sabor dulzón, haciendo que te lo puedas tragar.
  • A los 20 minutos: se incrementa el azúcar en sangre, provocando un subidón de insulina. El hígado responde a esto transformando todo el azúcar que puede en pura grasa (y anda que no había azúcar)
  • A los 40 minutos: se termina de absorber la cafeína. Las pupilas se dilatan (por lo que eres más atractivo sin haberte drogado del todo), la presión sanguínea aumenta y el hígado vierte más azucar en la sangre. Unos receptores del cerebro se bloquean (a que no adivináis con qué) previniendo el adormecimiento.
  • A los 45 minutos: el cuerpo empieza a producir dopamina, estimulando las zonas de placer del cerebro. Los mismos efectos los hace la heroína (pero la Coca-Cola es más barata, creo)
  • A partir de los 60 minutos: el ácido fosfórico junta el calcio, el mangnesio y el cinc que se encuentren en el intestino delgado, provocando una aceleración del metabolismo. El azúcar y los endulzadores artificiales causan estas cosas y además causan un aumento de la excrección urinaria del calcio.
  • Después de todo esto: las propiedades diuréticas de la cafeína entran en juego (necesidad imperiosa de ir al cuarto de baño más próximo). Todo el calcio, magnesio y cinc que iba para tus huesos se han ido por el retrete (lit.), junto al sodio, electrolitos y agua.
  • Por último: se te pasa la euforia inicial causada por la avalancha de azúcar. Te da un “bajón de azúcar” y te vuelves irritable y/o perezoso. Tu cuerpo podría haber aprovechado todos esos nutrientes para fortalecer huesos y dientes e hidratarse. También en unas horas sufrirás un bajón de cafeína.

martes, 30 de agosto de 2011

El efecto Pavlov y los fritos


Entre 1890 y 1900 un científico llamado Pavlov hizo un experimento, en el cual cada vez que sonaba una campana, le daba de comer a unos perros. Repitió la misma rutina por varios días, hasta que un día descubrió que con el simple hecho de sonar la campana, los perros salivaban, aún y cuando ya no hubiera plato de comida. Concluyó que habían adquirido un reflejo condicional, es decir, respuesta a un estímulo, creando las bases del conductismo.

Pero ya fue mucho rollo científico. Yo lo que quería hablar es qué fregaos tienen los fritos, que cada vez que alguien abre una bolsa, todos empezamos a salivar y decimos “Dame”. O a veces, cuando alguien frota una bolsa de celofán (aunque no sea de fritos) salivamos, volteamos y buscamos quién está comiendo.

¿Será que Sabritas y los Fritos nos entrenaron con el método de Pavlov?

domingo, 28 de agosto de 2011

Casa universitaria del libro


Ayer estaba aburrida y no tenía con quien salir, así que me lancé a la casa universitaria del libro, que es una nueva librería que abrió la Universidad Autónoma de Nuevo León, en una casa antigua que fue declarada como patrimonio cultural.

Llegué ahí, y estaba solo. Únicamente estaban los guardias y empleados. La casa está muy bien remodelada, tiene jardines, y un escenario donde tengo entendido que ahí hacen presentaciones literarias y musicales. Afuera, en la planta baja, tienen una terracita que supuestamente es cafetería, pero sólo había unas máquinas expendedoras de papitas y refrescos que estaban sin mercancía y descompuestas. Adentro, está la librería, y en la planta alta creo que está la dirección de publicaciones de la universidad.

Llevé mi laptop, buscando un sitio donde yo pudiera escribir tranquilamente y conectarme al wireless. Y sí, hay wireless, tiene muy buena señal, por cierto. Lo malo es que adentro del local no hay donde sentarse, porque toda la planta baja está destinada a la librería, así que me fui a la terraza y me senté en una mesitas de afuera, frente al jardín.

Nadie me molestó en ese rato, más que unas mugres palomas que andaban vuele y vuele por el jardín. Me pareció un lugar muy bueno para ir a escribir, muy fresco. Aunque sigo pensando que en lugar de librería, debieron haber dejado espacio adentro con mesitas para que la gente fuera ahí, a tomarse un cafecito o leer.

Quizá vaya ahí el próximo sábado, mientras los días estén buenos. Ya que cuando se venga el frío difícilmente iré a sentarme en la terraza.

Para los que viven aquí, les recomiendo el lugar como punto de reunión. Está en Padre Mier 909 Pte. esquina con Vallarta.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Mabel Katz y el Dalai Lama en Monterrey

Monterrey podrá ser una ciudad cochina, futbolera, cervecera, sin cultura, donde hay más casinos que bibliotecas, pero eso sí, muy afortunada, porque es un punto de reunión donde llegan líderes espirituales que ya quisieran tener ciudades canadienses, inglesas, o noruegas.

Este próximo mes, llegarán a mi ciudad Mabel Katz, promotora del Hoponopono, y el Dalai Lama.

¿Por qué será que a pesar de todas las cosas negativas que hay en Monterrey, llegan estas personas a dar sus pláticas aquí? Quizá porque ven que aquí necesitamos más que nos jalen las orejas. Jajaja. Lo malo es que la gente aquí es testaruda, lo que les entra por un oído les sale por el otro. Ojalá que el mensaje que ellos vengan a darnos, nos sirva para cambiar.

Yo también soy testaruda. Yo también he tenido personas que me han aconsejado, de hecho, conozco a Mabel Katz gracias a un amigo que me regaló su libro. Y yo, cabezona que soy, todavía no tengo ese “despertar” espiritual del que tanto hablan. Sí entiendo los conceptos (tampoco estoy tan tarada, eh), pero vaya, no tengo la fuerza, la voluntad para hacer esos cambios radicales en mi forma de pensar y actuar.

En fin. Pues ya les digo. El próximo septiembre llegan estas personalidades. Esperemos a ver que mensaje nos dejan.

lunes, 22 de agosto de 2011

Enfemita

Lo malo de vivir en Monterrey es que aqui 10 meses del año son de calor, y unos calorones brutos, y frecuentemente, entras de un lugar con aire acondicionado, afuera donde hace 40 grados.

Esos bruscos cambios de temperatura me provocaron una gripa en pleno mes de Agosto, lo cual es muy fastidioso.

Ando toda mocosienta, pero en fin. A ver si se me pasa rápido.

domingo, 21 de agosto de 2011

¿Quién canta esta canción?

Hay ahorita una canción muy chida que se transmite únicamente en D99, pero nunca mencionan quien la canta. A ver si alguno de ustedes puede ser tan amable de decirme qué grupo canta esta rola que va más o menos así.

Pasa el tiempo sabio sigo sin entenderte
Pasa el tiempo sabio sigo siendo el de siempre.


viernes, 19 de agosto de 2011

Miope

Me pasa que a veces alguien pretende ligarme y yo me doy cuenta demasiado tarde. La persona está ahí, sacándome plática, intentando hacerme reír, y yo respondo amablemente, con educación, con propiedad, y el susodicho se va desilusionado. Y yo me quedo con cara de ¿y ahora qué hice?

Resulta pues, que en el trabajo como soy del depto. de fiscal, a veces me toca atender a los notificadores del SAT. Generalmente son ñoras o ñores cuarentones, que vienen chorreando de sudor porque aquí en Monterrey tenemos un calor de pinche mil grados centígrados, y que vienen a dejar requerimientos donde piden un chingo de requisitos para entregarlos en un término de 10 a 20 días. Por eso me caen gordos, como si no tuviera ya suficiente trabajo como para que me echen más.

Total, que ahora me tocó atender a uno. Era joven. Cejas pobladas, ojos penetrantes. Empezó a sacarme plática.

"Eres la primera persona que escribe la palabra anverso correctamente"
"Jeje, gracias. Me imagino que todos la escriben con B."
"Sí."

Silencio.

Luego me preguntó si tenía que ir a México a cumplimentar el requerimiento. Le dije que no, porque allá tenemos oficinas, y el personal de allá se encarga de ir a Hacienda.

"Aaahh..." dijo el notificador y se quedó callado, mientras yo firmaba los papeles sin dirigirle la mirada.

"Qué suerte que no tengas que viajar para allá. Debe ser pesado" me dijo.
"Lo es. Ya he viajado dos veces por motivos de trabajo, aunque también por paseo. Como quiera me gustó México."
"¿De veras? ¿Por qué?" preguntó.
"Pues porque allá hay mucha cultura. A donde camines, ves algo, ya sea una ruina arqueológica, un edificio colonial, un edificio moderno, una escultura..."

Me deshice platicando sobre lo que vi en mi último viaje a México, y el chavo parecía interesado.

"Ok. Aquí en Monterrey no hay nada de eso."
"¿Usted es de fuera?"
"No, soy de aquí. Y tú... ¿y usted?"
"También de aquí."

Después de que firmé los papeles, se despidió de mí estrechándome la mano. A mi amiga recepcionista sólo le dijo adiós.

Una vez que se fue, mi amiga me da un codazo y me dice:
"Assshhhh. Rocío!!!!"
"¿Qué?"
"¿Pos no viste que te estaba ligando? ¡Y tú que le hablas de usted!"

Sinceramente, no me di cuenta. En cuestiones del amor, yo soy muy miope.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El día que pinté la casa con crayolas

Tenía cuatro años cuando nos mudamos a esa casa, en un fraccionamiento nuevo. Yo acababa de entrar al kínder. Por las tardes, jugaba en la cocina, mirando hacia la calle, observando con curiosidad por qué las casas de los vecinos sí estaban pintadas, y en cambio la mía no. La mía sólo estaba cubierta con cemento gris, mientras las demás fachadas estaban de blanco, rojo, naranja y otra gama de colores.


Me preguntaba cuándo mis papás por fin pintarían la casa, pero ellos estaban más ocupados con las cosas cotidianas.


Yo ya sabía dibujar. Me habían enseñado en el kinder. Tenía mi cajita de crayolas a la mano. Entonces una idea genial llegó a mi mente. ¿Por qué no pintar yo la casa con mis crayolas?


Escogí una de color verde, y empecé a pintar, afanosamente, pensando en lo bonita que se vería mi casa de verde, en la sorpresa que se llevarían al ver que yo solita pinté la casa, que ya no sería color cemento...


Hasta que mi mamá se acercó, y exclamó:


"¿Qué estás haciendo????"

"Pintando la casa." dije.

Mi mamá estaba escandalizada, y yo no entendía por qué.

"¿Cómo se te ocurre rayar las paredes? No te puedo dejar sola porque luego luego haces travesuras."

Ya no vivimos en esa casa. Con el tiempo, nos cambiamos a otros lugares. Pero cada vez que veo una crayola verde, recuerdo mi antigua casa, y yo de niña pintando la pared.

lunes, 15 de agosto de 2011

A ver si me encuentras

Aquí viene la crónica del evento de la presentación literaria en MARCO.

clic AQUI.

Viene una foto donde salimos todos. Te reto a ver si me encuentras.

¿una pista? mmmm.... soy mujer.

jajajaja

sábado, 13 de agosto de 2011

Pintarse el pelo

Nunca ha pasado por mi mente pintarme el pelo. Por varias razones, primera, porque me da flojera estarlo retocando. Una vez que una mujer elige pintarse el pelo, se esclaviza a los tintes. El tinte dura poco, el pelo crece, se nota la raíz, y es necesario volvérselo a pintar. Y que flojera estar haciendo eso, al menos para mí.

Segundo, porque el pelo se maltrata. Lo veo con mis compañeras. Su pelo se nota opaco, grifo, sin caída. Aparte, se les ve ralo, muy delgado. Además las que se han hecho tratamientos de mechas, he visto como se quejan de que el pelo se les hace como estropajo al momento de lavárselo, que luego batallan al peinárselo porque se vuelve tan enredado que los peines no entran.

Tercero, porque siento que me vería bastante artificial. Hay chavas morenas, que se pintan el pelo de rubio o rojo, por ejemplo. Pero pintarse el pelo de rubio no te hace una mujer blanca. Además, no sé por qué la obsesión de hoy de hacerse mechas. Eso de llevar el pelo de tres colores, como que no me late, me sentiría cebra.

Cuarto: porque cuesta mucho dinero pintarse el pelo. A mí, por mi largo y por tenerlo chino, me costaría fácil unos 500 pesos. Sin mencionar los tratamientos especiales para mantenerlo. Dinero que bien podría aprovecharlo en salir a comer a buenos restaurantes, o en un boleto para un concierto de rock, o una blusa, o un vestido, etc.

Será que mi cabello me gusta tal como es. A veces me lo plancho, no lo niego, pero no sería capaz de renunciar a mis chinos para hacerme un planchado permanente.


El otro día, mientras mis amigas platicaban cuánto se les ha maltratado el cabello por los tintes, se me quedaron viendo y me dijeron:
"¿Y tú por qué no te pintas?"
"Porque no quiero, me da flojera eso."
"Pero es para que te hagas un cambio de look"
"No, así está bien, me gusta tal como está."
"Ash"

Ambas pusieron cara de "¿por qué no eres una niña normal?"

Intentaron convencerme de varias maneras que me hacía falta cambiar, pero yo seguía en mi postura. Y no digo que esté mal, a algunas mujeres les levanta la autoestima cambiarse el pelo de color, pero a mí me gusta mi pelo tal como está. Me gusta tenerlo suave, brillante, oscuro, y que se me formen esos caireles sin necesidad de peinármelo. ¿Para qué cambiar algo que ya es perfecto?

viernes, 12 de agosto de 2011

Presentación literaria del e-book

Anoche fue la presentación oficial del libro digital donde aparezco, es decir, la antología literaria realizada por el museo MARCO. Estuvo a cargo de nuestro maestro, el escritor Alejandro del Bosque, y pues obviamente al final subimos todos los seleccionados y nos felicitaron y aplaudieron.

A veces me preguntaba qué se sentiría ser escritora y vivir cosas como tal. Bueno, pues no me había dado cuenta que ya lo estoy viviendo. Ya van varios eventos a los que he asistido como escritora. Mis dos presentaciones anteriores donde me tocó leer, y ahora esta (sin mencionar hace algunos años cuando gané un premio literario en la uni).

Entonces, ya puede decirse que sí lo soy. Vamos, ya estoy encarrilada, jeje. Cuestión de esforzarse más para conseguir la meta, que es una publicación de mi novela.

Para el evento me fui toda guapa, con vestido negro, y hasta estrené lo que compré en Italia, una mascada italiana que compré en Capri y un collar de cristal murano que compré en Venecia :)

O sea que ya llevo dos sueños cumplidos en este año. :O Y los que faltan...

Me reencontré con mis viejos amigos del taller, y todavía se siente el ambiente bohemio entre nosotros, bien chido. Me encanta ese ambiente.

Ah por cierto, me tomaron fotos para el periódico Milenio. Ahi estén pendientes.

Ossss ya soy toda una celebridad jajajaja.

Los que aún no han descargado el libro, denle clic al link que coloqué en la página. Es gratis. ;)

martes, 9 de agosto de 2011

Un minuto para ser feliz




Cuando uno está tan acostumbrado a dejarse vencer por la negatividad, es difícil deshacerse de los pensamientos pesimistas. Por ahí he leído que es porque uno se vuelve "adicto" a la negatividad.

Claro que es muy fácil decir "Sé feliz". Pero cuando ya estás habituado a ver el lado malo de las cosas, y a masticar el pasado una y otra vez (como suele decirme mi amigo), ser feliz se antoja como algo utópico.

Decidí entonces ponerme una meta más realista. ¿Ser feliz cuando? Hoy. Ok. ¿Cuánto puedo aguantar sin pensar cosas negativas? ¿Un día? Un día se me hace demasiado esfuerzo. ¿Una hora? Aún así, siento que es mucho. ¿Un minuto?

Un minuto... Un minuto de ser completamente feliz. Me parece más objetivo.

Cuando me asalte un pensamiento negativo o algún recuerdo doloroso o triste, por un minuto buscaré ser feliz. Y cuando consiga ese minuto, buscaré otro minuto más, y así sucesivamente.


lunes, 8 de agosto de 2011

Frutaaaa

Lo que me gusta del verano es que puedo comer mucha fruta de mi favorita: mangos, melones y sandías, a toda hora y en cualquier momento.

sábado, 6 de agosto de 2011

Mi e-book

Ya salio el e-book conmemorativo del aniversario del Museo de Arte Contemporáneo MARCO, donde aparecen un par de cuentos míos titulados "Olvido" y "Debut y Despedida". Igualmente aparecen otros cuentos y poemas de mis compañeros del taller literario.

Lo pueden descargar gratuitamente de la página dándole clic aquí.

Espero que les guste y pueden enviarselo a sus familiares y amigos.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Mi oficina ideal


Mi lugar de trabajo no es nada ergonómico. Bueno, que yo recuerde, en ningún trabajo he tenido comodidad.

El escritorio está alto, por lo que tengo que subir el nivel de la silla. Está en escuadra, así que no puedo girar mi silla cómodamente, sino que sólo me permite una posición: mirar hacia el frente, hacia la computadora.

El mouse me cansa. Las paredes de mi isla son rojo guindo y ese color no me agrada. Yo no veo a nadie de frente, pero todo mundo ve mi espalda. El respaldo no se adapta a mi espalda. El monitor reseca mis ojos. La luz blanca me da sueño.

En mi mundo ideal, mi oficina tendría una ventanota que de hacia un jardín lleno de árboles, arbustos y flores. Tendría una fuente artificial donde se escuche el gorgoteo del agua. Luces indirectas en colores ambar suave. Mi sillón sería total ergonómico, y mi espalda daría hacia una pared, no hacia las miradas de la gente. Tendría unas plantas naturales, una pecera con peces de colores, pondría música tranquila y relajante, encendería unas velas aromáticas.......

Bueno, algún día tendré mi oficina ideal.

lunes, 1 de agosto de 2011

Odio las telenovelas

He notado que no tolero más de cinco minutos viendo telenovelas. Lo he notado porque apenas me siento a ver una, me da hueva ciertos clichés que tienen todas las telenovelas.

Primero, odio los gritos. Odio que en cada escena aparezca una vieja neurótica o un pelao bravucón gritando a todo pulmon. Y eso es muy común en las telenovelas mexicanas. Como si no tuviera uno ya suficiente con que le griten y le mienten la madre cuando manejas, o cuando un burócrata te trata de la chingada, o un niño chiflado esté pataleando y chillando en los restaurantes.

Segundo, odio que dos viejas se peleen por un pelao. Odio esos diálogos en que dicen: "Me las vas a pagar Lucrecia María Fernanda. ¡Augusto Antonio José es mío! ¡Ese hombre es míooooooo!!" Y la protagonista llora y grita: "¡Noooo! ¡El es mío y voy a luchar por él, voy a luchar por su amor!" A ver, alguien explíquenme. ¿Por qué se tiene que luchar por el amor de alguien? ¿Qué uno se tiene que subir al ring o qué pedo?

De veras, que hueva sentarse a ver eso todos los días. ¿Y ustedes qué opinan?