sábado, 17 de agosto de 2013

La cultura de la tercera edad

¿Alguna vez han visitado un asilo de ancianos?

Casi nadie lo hace, a menos que tengan a un familiar ahí o de plano sean muy altruistas y pertenezcan a un apostolado que vaya a esos lugares. Pero la ancianidad es un tema que nadie quiere ver, cerramos los ojos y nos tapamos las orejas porque es un tema incómodo y no sabemos como manejarlo. Siempre lo vemos como algo lejano, algo que pasará dentro de varias décadas, y sin embargo todos para allá vamos.

Pero el que no lo queramos ver no significa que no exista. Antes la expectativa de vida era muy corta, la gente moría a los cincuenta años, a los sesenta a lo mucho. Hoy gracias a los avances médicos, la gente vive hasta ochenta o noventa años. Lamentablemente, la ciencia no siempre asegura la calidad de vida. Y la sociedad tampoco.

Muchos asilos de ancianos no cuentan con la infraestructura necesaria para darle comodidad al anciano. No son edificios expresamente construidos para tal propósito, sino casas que adaptaron para eso. Así que tener a veinte ancianitos viviendo en lo que antes era una casa familiar se convierte en un caos. A eso hay que sumarle que el personal de enfermería no tiene siempre la paciencia y experiencia para tratar con gente mayor. Algunas enfermeras, las más buenas, no comprenden por qué el viejito o la viejita se queja de tantas dolencias, o se vuelve tan necio y exigente. Otras, en cambio, más malas, tratan al anciano de mala gana, lo ignoran o le hablan con tono fuerte, insolentes, fastidiadas.

En muy pocos asilos tienen actividades lúdicas para los ancianos. En la gran mayoría se reduce a sentar a los ancianos frente a un televisor por todo el día y solo los mueven en la hora de la comida. No digo que en todos, pero sí en muchos asilos así es la situación.

Pero quizá lo peor a lo que se enfrentan las personas de la tercera edad es a los médicos. Muchos doctores no comprenden, no entienden a los ancianos. Quizá se deba a que como dije antes, las enfermedades seniles antes eran desconocidas porque la gente se moría joven y por eso no están muy bien estudiadas. Pero el caso es que en este siglo, hay muchas enfermedades en ancianos que no tienen explicación (ni tampoco cura) que van desde padecimientos sencillos como estreñimiento, rigidez en las articulaciones, horarios de sueño alterados, hasta cosas más delicadas como invalidez total o el Alzheimer. Los médicos solo recetan paracetamol, naproxeno y sedantes para mantener calmados y adormilados a los ancianos, (así son más fáciles de manejar). Y si alguien sugiere algo más natural, remedios naturistas u homeopáticos, los médicos los rechazan tajantemente. Ellos solo están convencidos de que la medicina alópata es la única vía siendo que ni siquiera sus medicamentos mejoran la calidad de vida de los ancianos. Los médicos no tienen humildad, no hacen empatía con sus pacientes, parece que los ven como bultos estorbosos y si algún familiar pregunta por qué el anciano o la anciana tiene tal padecimiento su única respuesta es: "Es por la edad". O sea que según su lógica, con la edad te vendrán enfermedades que no tienen cura y que además, tampoco podrás aliviar el dolor.

Así que yo los  invito a reflexionar sobre la cultura que tenemos hacia las personas de la tercera edad. ¿Los vemos como negocio? ¿Como estorbo? ¿Nos da miedo llegar a esa edad? ¿Estamos listos para vivir ese panorama, de vivir en sitios incómodos y con personal médico prepotente que no te cura nada? Piénsenlo.