lunes, 25 de marzo de 2019

Reseña película "Las niñas bien"

El cine mexicano siempre ha tenido una fascinación por la vida de la clase alta, y en especial por aquellas historias en donde el rico se hace pobre.

Generalmente se retrata a los ricos como juniors idiotas, superficiales, fresas y despilfarradores; y cuando caen en una situación de pobreza el cine se regodea poniéndolos en situaciones ridículas, vulgares y humillantes conviviendo con la plebe. (¿Será acaso un deseo de venganza de querer verlos así?). Ahí tenemos por ejemplo "Nosotros los Nobles" o "Mirreyes vs. Godínez".

Pero ¿qué tanto se acerca este cliché a la verdadera clase alta? En nada. Y eso queda demostrado con el filme "Las niñas bien" basado en una obra de Guadalupe Loaeza.

Conozco la obra de Loaeza gracias a otra novela titulada "Las yeguas finas". Esta escritora y editorialista se ha movido en la crema y nata de la sociedad mexicana, así que sabe de lo que habla y en esta película queda evidente.

La historia se ubica entre 1981 y 1982, y nos muestra la vida de Sofía, una señora millonaria que tiene la vida perfecta. Ha nacido en cuna de oro, se ha educado en los mejores colegios, ha viajado por el mundo y está casada con Fernando, un hombre de negocios exitoso, guapo y simpático. Tienen 3 hijos, viven en una hermosa mansión atendida por servidumbre. En las mañanas, mientras el marido trabaja ella asiste al club deportivo a jugar tenis y desayunar con sus amigas, igual que ellas, esposas de hombres ricos, y por las noches, va a fiestas donde luce vestidos de diseñador comprados en el extranjero.

Sofía es la típica señora que se dedica a verse bonita y que la casa funcione. Se mantiene al margen de los negocios del marido pero intuye que algo anda mal, por su actitud nerviosa, por los titulares de las noticias y por los rumores en el club. Es la época en que el peso se empezó a devaluar de manera vertiginosa.

Y aunque la burbuja se rompe, Sofía se empeña en fingir que nada ha pasado. Trata de seguir con su misma rutina, a pesar de que ya no tienen dinero. A lo largo de la trama, vemos cómo se va desmoronando su mundo y cómo a pesar de eso, se mantiene estoica. Se resiste a verse pobre, y aún en medio de sus problemas, no deja de ser clasista y discrimina a la "nueva rica" del vecindario, no perdiendo la oportunidad de restregarle (de manera fina y sutil) que no tiene clase.

Esta película tiene un ritmo lento de narración (poco usual en el cine mexicano). Está formada por pequeños detalles y pequeños acontecimientos que se van hilando pero sin llegar a una conclusión, pues el final es ambiguo y abierto como lo son las novelas de Loaeza. Pero si juntamos todos estos eventos, se forma un personaje con una psicología interesante. Alguien que a pesar de saberse en la pobreza, se niega a admitirlo, sin llegar a situaciones ridículas o vulgares como en otras películas.

Un acierto de la cinta es que muestra al verdadero México de los 80's, y cuidaron el más mínimo detalle en la ambientación. Generalmente cuando hablamos de los 80's lo dibujan como una época estrafalaria, chicas con cabello esponjado, ropa en colores fosforecentes, música con sintetizadores. Pero sólo los adolescentes eran así, en realidad el México de los 80's era más semejante a como lo retrata esta película. La vestidos con hombreras, los aretes grandes con pedrería, zapatos de tacón, así era como se vestían las mujeres en los 80's. También cuidaron detalles como los programas de la televisión y radio, las envolturas de dulces, los vouchers de banco, las cajetillas de cigarros, todo evoca a esa época, al menos así es como yo lo recuerdo.

En general, la película está buena y la recomiendo.  Le doy 3 estrellas ***