domingo, 28 de febrero de 2016

Emprendedores

El otro día fui a una reunión de emprendedores. La mayoría eran jóvenes más chicos que yo, no pasaban de los treintas. Todos tenían un proyecto o negocio incubando y mucha motivación, pero mucha inexperiencia.
Me sorprendió mucho ver que no había gente de 35 años en adelante, cuando se supone que ya tenemos los conocimientos, los estudios, la experiencia y el dinero (o al menos la forma para financiarlo) para emprender un proyecto.
Dicen que los nacidos entre finales de los 70's y principios de los 80's (que nos llaman la generación X), somos más de la idea de trabajarle a un patrón. Aceptamos condiciones de trabajo sin negociarlas, nos adaptamos fácilmente a la tecnología (dado que a nosotros nos tocó ver el nacimiento de las computadoras y el Internet). Pero carecemos del sentido de liderazgo y empresarial, porque tenemos rezagos de la generación anterior, la de los yuppies quienes creían que el éxito radicaba en obtener un buen trabajo, matarse en largas jornadas y ser competitivos para ascender rápidamente.
Sin embargo, este esquema de trabajo ya no nos funciona a nadie. Por muchos motivos. Citaré algunos.
FALTA DE RECOMPENSA SALARIAL. Los jefes han visto muy favorable que los empleados se queden trabajando hasta tarde, pero no pagan horas extras. Incluso hay algunas empresas en donde te ven con malos ojos si sales a tu hora de salida.
FALTA DE CRECIMIENTO PROFESIONAL. Las empresas tienen una jerarquía muy rígida y basada muchas veces en intereses personales. Benefician a los hijos, a los amigos, a los compadres, por encima de los empleados que demuestran capacidad profesional.
FALTA DE FLEXIBILIDAD. Esta aplica a todos, pero especialmente a las mujeres. Muchas de ellas al ser madres de familia se ven limitadas entre si ir a trabajar o dedicarse al hogar, ya que las empresas no ofrecen empleos de medio tiempo ni tampoco conceden muchos permisos.
Es por eso que las nuevas generaciones, digamos que los nacidos desde mediados de los 80's hasta mediados de los 90's apuestan más por freelancear o en crear pymes. Que fue lo que me tocó ver en esa reunión, muchos jóvenes que tienen interés en ser sus propios jefes. Sin embargo, todavía les falta la experiencia de la vida y sobre todo, el conocimiento sobre cómo lidiar con la burocracia y todos los trámites que implica, que van desde darse de alta en Hacienda, o cómo importar o exportar mercancía o equipo para fabricación, cómo registrar una marca o una patente....
México es un país con muchos recursos, pero lamentablemente con legislaciones y autoridades que imponen demasiados requisitos para echar adelante un negocio.
No obstante, me dio gusto saber que hay una nueva generación dispuesta a cambiar la economía de este país, a través de sus propios pequeños negocios. Espero yo también formar parte de ellos. Aunque pertenezco a la generación X, no me quiero estancar, me quiero subir al tren de vida de los Millenials.







viernes, 19 de febrero de 2016

Papa Francisco

Me ha molestado cómo los medios de comunicación y muchas personas en Internet atacaron la persona del Papa Francisco. Que si se hizo un derroche de dinero en su viaje, que porque no vino a resolver nada de los problemas que aquejan a México, que no le llega a los talones a Juan Pablo II.... Tal parece que nadie prestó atención a sus acciones ni a sus palabras. Sus fans querían la selfie y sus detractores buscaban el momento en que hiciera el ridículo para crear memes sobre su persona, pero nadie escuchó lo que él vino a decir.

Sobre el derroche de dinero que hizo el gobierno para recibirlo... Ese derroche se hace con cada mandatario que visita el país, como sucedió cuando vino Obama a México. Se requirió de un cuerpo especial de seguridad y cerraron calles. Francisco I es presidente del Estado del Vaticano, y como todo mandatario de visita en nuestro país se requiere de un protocolo especial.

Sobre que si Francisco no vino a resolver los problemas de México, no, porque no está en su jurisdicción. Él no tiene poder legal para resolver ningún problema. Pero aquí los mexicanos siempre queremos que la gente de fuera venga a resolver nuestros problemas. Ahi está cuando hace tiempo, cuando Malala recibió el Premio Nobel, un mexicano se coló en la ceremonia y le pidió a Malala que resolviera los problemas de México. Igual aquí, ven que llega el Papa y quieren que él venga a resolver lo que nuestros gobernantes no han hecho. Y simplemente, no funcionan así las cosas. El Papa viene a aconsejar, a exhortar a que nos portemos bien, pero no viene a meter a la cárcel a los delincuentes. Somos nosotros los mexicanos los que nos corresponde exigir y aplicar la justicia.

Que si el papa Francisco no es ni la sombra de lo que era Juan Pablo II... no, porque son diferentes personas y diferentes tiempos. Al papa Juan Pablo II le tocó otra generación, más devota, más fervorosa. Esta generación en cambio es apática, sarcástica, violenta y narcisista. No van ni a la iglesia ¿como esperaban que fueran a ver al papa?

Pero haciendo a un lado todas esas críticas, cabe destacar los mensajes que Francisco nos vino a dejar. A los sacerdotes les regañó por portarse como príncipes, con privilegios y les pidió acercarse más a la comunidad. A los empresarios les pidió dar salarios justos a sus trabajadores y mejorar sus condiciones de trabajo. A los gobernantes les exhortó a aplicar la justicia y no dejarse llevar por la ambición.

Francisco visitó a los pobres, a los enfermos, a los presos, y eso constituyen obras de misericordia. Que si Angélica Rivera aprovechó cada momento para "quedar bien" eso no nos interesa. Más bien debiéramos preguntarnos si nosotros somos capaces de hacer esas obras de misericordia hacia el prójimo.

Pero no, no somos capaces. Tan solo un ejemplo: en el zócalo se repatieron cajas de lunch a los asistentes y sobraron tantas que las personas llevaron 4 o 6 cajas de lunch a sus casas. Un indigente se acercó a uno de los asistentes a pedirle si le compartía una y él le dijo que no, que esas cajas eran suyas.

Por eso, como dijo Francisco... no seamos egoístas.

miércoles, 10 de febrero de 2016

Estrés mental

Creo que en la actualidad estamos más sometidos a un estrés mental que el que sufrieron nuestros abuelos o bisabuelos.
Cuando veo documentales sobre la segunda guerra mundial o la revolución mexicana, resulta comprensible que las generaciones anteriores tenían una razón fundada para sentirse estresados: el miedo de morir en medio de una guerra.
Sin embargo actualmente, en la mayoría del mundo no hay guerras. Salvo que vivamos en una zona conflictiva como el Medio Oriente o algunas regiones de Africa, podemos decir que la mayoría vivimos en una ciudad o pueblo donde no existe el riesgo de morir por una bomba o un disparo.
Sin embargo, estamos muy estresados ¿Por qué?
Por el trabajo, dirán algunos. Y sí, yo también lo estoy. Pero este estrés al final de cuentas está en nuestra mente. Es como si tuviéramos en nuestra cabeza un capataz que nos exije ser perfectos como robots. "No llegues tarde, trabaja más horas, no te equivoques".
Pero estas órdenes obedecen a un miedo. Nuestros antepasados tenían un miedo justificado, como dije, el miedo a morir. Nosotros ¿cuál es nuestro miedo? El miedo a perder el trabajo, el miedo a no tener dinero para mantenernos o mantener a nuestra familia, el miedo a fracasar... Son demasiados miedos subjetivos, intangibles, contra los cuales no podemos luchar ni escapar. Al menos nuestros abuelos podían escapar corriendo de los soldados, o si no de plano enfrentarlos y matarlos. Pero ¿nosotros a dónde corremos cuando estamos en una oficina? A ningún lado, estamos en nuestros asientos mirando la computadora, no salimos corriendo de ahí. Y ni modo de matar a nuestro jefe, jaja.
El problema es que no desahogamos estos miedos y estas tensiones y por eso nuestro cuerpo explota, ya sea con un ataque al corazón, o con diabetes, o cáncer.
Es por eso que últimamente han surgido muchos libros y cursos sobre cómo lidiar con el estrés.
Creo que la principal cosa que debemos recordar es que nuestros miedos son mentales y que solamente basta pensar en otra cosa más agradable, o si no, al menos poner la mente en blanco.



miércoles, 3 de febrero de 2016

Música clásica

En las últimas semanas he agarrado el hábito de escuchar la estación de radio Opus 102.1 de música clásica.
Sí, ya sé que les parecerá extraño (o quizá no tanto) que le tome el gusto a esa música, pero todo empezó como una manera de bajarle a mi estrés.
Sucede que al salir del trabajo a veces me voy a caminar a un parque que queda cerca de ahí. Generalmente me pongo a escuchar música de rock, especialmente rock en inglés. Y es que durante mis años que iba al gimnasio, la música de rock me llenaba de energía y vitalidad. La adrenalina al tope, y era padre sentirse así.
Pero en los últimos meses, como salgo tan aturdida del trabajo (eso de pensar en números todo el día es muy agotador), el rock no era la música que yo necesitaba para relajarme. Era como tomar una taza de café en la noche.
Entonces una tarde mientras caminaba por el parque, ahorita como está el paisaje todo invernal, con las hojas secas sobre el pasto y los árboles desnudos y viento medio frío, se me ocurrió sintonizar la estación de Opus.
Esta estación ya la conozco pues he tenido el honor de haber grabado un par de programas de radio ahí. Es la estación del gobierno, y aunque es pequeñita, está muy bien equipada y su señal llega a muchos lugares. Otro día les platicaré sobre mi experiencia ahí.
El punto es que la combinación caminata-música clásica me ha funcionado muy bien. Mi nivel de estrés después del trabajo ha disminuido y además me estoy volviendo más culta jeje.