jueves, 13 de octubre de 2016

van a cobrar 20 pesos en la feria del libro Monterrey 2016

Para los que se quejan de que ahora en la Feria del Libro van a cobrar $20 pesos la entrada, estoy de acuerdo con que muchos estén molestos. Cuando tienen tantos años dejándote entrar gratis, pues claro que uno se enoja porque ahora sí vayan a cobrar.

Y ahora a raíz del reportaje de Milenio, citan la página de EICAM sobre el punto de que ahora nos van a cobrar como escritores por estar ahí.

 Les aclaro que siempre nos han cobrado por el stand, eso no es nuevo. Siempre han cobrado por el espacio. La diferencia es que cuando un escritor tiene editorial, ésta es la que paga por él. En cambio nosotros como independientes tenemos que pagarlo por nuestra cuenta. Lo nuevo es que ahora van a cobrar la sala para presentaciones literarias.

Yo les pregunto ¿alguna vez han entrado a estas presentaciones? Yo creo que la mayoría responderá con un "NO". Muchas veces dejan al escritor solo, en un salón donde solamente están tres personas y de esas tres, dos son familiares del autor. Y es triste porque el escritor lo que más desea es estar en contacto con su público, charlar con ellos, presentar su obra y leerla.

Sí, veinte pesos es mucho dinero. Pero yo veo cada noche los casinos llenos de coches las 24 horas del día con gente jugando a las maquinitas, y ninguna de ellas se queja por perder dinero ahí. También veo cómo abarrotan los estadios de fútbol aunque los abonos cuesten miles de pesos y compran las camisetas, vasos, banderas y hasta mamelucos de Tigres y Rayados y ahí nadie protesta. Y en cambio, dejarán de ir a la Feria del Libro porque no quieren pagar los 20 pesos. Está bien, si no los quieres pagar, pues no los pagues.

Pero búscanos para comprar nuestros libros, búscanos en nuestras redes sociales, en las librerías. Te lo estaríamos infinitamente agradecidos

martes, 11 de octubre de 2016

El circo de los horrores cancelado en Monterrey

Cuando era niña estudié en un colegio católico y nunca pude celebrar el Halloween como tal. Tanto en el colegio como en la iglesia, nos decían que el Halloween era una celebración pagana que invocaba al diablo y a las brujas, y a cambio, nos decían que nos vistiéramos de angelitos o de virgencitas :/

Y me pareció muy aguafiestas la Iglesia. Porque para vestirse de angelito estaban las pastorelas o las peregrinaciones, el Halloween era para festejar disfrazado de fantasmita o brujita y para recibir dulces. Pero ganó la moral, el recato y la decencia y pues así quedó, "en Monterrey el Halloween no se celebra". Aún recuerdo los discursos que nos daban de que si celebrábamos eso nos iríamos al infierno.

Cierto que está el día de muertos, pero esa celebración ha sido más típica del sur de México, en Monterrey nunca se hacían altares de muertos ni se visitaban cementerios en la noche. Al menos hasta muy entrada la década de los 2000 donde más o menos empezó a llegar esta tradición mexicana.

Y a lo largo de mi niñez y adolescencia muchas cosas fueron censuradas por la iglesia católica de Monterrey. Películas, espectáculos, canciones... han censurado tantas cosas que ya es difícil enumerarlas.

 Recientemente censuraron el espectáculo "El Circo de los Horrores", un circo ambulante español que ha recorrido ya varias ciudades de la república ofreciendo un show de terror. Los argumentos que dio la iglesia católica me recordaron esos discursos que me daban mis maestras de niña, que si vas a eso, vas a condenar tu alma, vas a perturbar tu espíritu (y te irás al infierno).

He visto cuadros religiosos que sí me han perturbado el espíritu, como esos de gente que se va al infierno y desde arriba Dios y la Virgen los miran. O imágenes de santos torturados, muertos en hogueras. Este tipo de imágenes me asustaron y me hicieron creer que para ser santo tenías que ser torturado.

Y resulta curioso que la iglesia y el padre Juanjo hayan satanizado al circo del terror por ser un espectáculo demoniaco,  que afectará la paz interna, cuando en la Edad Media los métodos de tortura de la Santa Inquisición sí estaban para horrorizarse. Cuando vi fotos de los instrumentos de tortura y cómo se empleaban me quedé muy asustada.

Me gustaría que la iglesia dejara de amenazar con eso del infierno y en cambio mostrar la belleza del cielo, enfatizar más en la bondad, en la alegría, en premios en vez de castigos. Que nos mostraran la imagen de un Dios buena onda, en lugar de un Dios castigador.





martes, 4 de octubre de 2016

La peor cara de los mexicanos

A veces no comprendo por qué los regios son tan enojones. No sé si esto sea exclusivo de Monterrey, o si está en todo México (aunque cada vez que leo noticias sobre "Lords" y "Ladies" creo que ya es parte de la forma de ser del mexicano).

Lo que la gente no se da cuenta es que comportarse como un patán y un nefasto no te da superioridad, al contrario, te hace ver precisamente como eso: como patán y nefasto.

Esta afirmación viene por lo siguiente: el otro día conocí a una señora norteamericana que trabaja en Monterrey. Es una señora que estudió en Harvard su carrera y maestría, que ha vivido y trabajado en Nueva York y Japón.

El caso es que ella actualmente reside en Monterrey por razones de trabajo, y como tiene que declarar impuestos ante Hacienda me preguntó qué gastos pueden ser deducibles.

Yo le respondí que entre otros gastos, y debido a su régimen, puede hacer deducible la renta. Me dijo que su rentero no le daba recibo, así que le sugerí que se lo pidiera para poder hacerlo deducible.

Sin embargo, la pobre señora se llevó una experiencia muy desagradable. Cuando ella le pidió de manera amable y atenta si le podía dar recibo de arrendamiento, el rentero le gritó, le dijo una sarta de groserías, y le dijo que no le iba a dar ni madres. Que si tanto quería el pinche recibo, que le iba a cobrar más.

La señora se quedó estupefacta, pues ella no esperaba que el rentero reaccionara de esa manera, así, tan violenta y vulgar, siendo que ella se lo pidió de buena manera. Pero el fulano se portó muy prepotente y grosero y ni siquiera le pidió disculpas.

Cuando ella me contó lo sucedido sentí pena ajena. Me dio vergüenza ser mexicana. Tanto que nos quejamos de que Trump nos tacha de rateros y violadores y vienen extranjeros a nuestro país y mostramos nuestra peor cara.

Afortunadamente la señora no se lo tomó personal, simplemente lo ignoró. Pero el trago amargo nadie se lo quita.