En Monterrey no cae nieve. Y unos días antes de la navidad siempre hace mucho calor. No es sino hasta la medianoche del 24 cuando el clima recapacita y baja la temperatura diez grados. Los regiomontanos siempre soñamos con una navidad con mucha nieve, aunque siempre estemos quejándonos del frío.
Aquí en Monterrey no festejamos a los reyes magos (esa tradición es del DF). Aquí llega Santo Clós. Adornamos las casas con pinos de navidad y villitas de casitas y muñequitos que compramos en Mc Allen o en Waldos.
Acostumbramos comer tamales y pavo y a veces rematamos con barbacoa de pozo. No conocemos el bacalao ni los romeritos. Brindamos con Tecate, Indio o Carta Blanca.
En Monterrey nos juntamos las familias y hacemos mucho escándalo. Ponemos música, gritamos, jugamos. Si alguien lleva a su bebé, lo zangolotea hasta el exceso, obligándolo a bailar aún cuando el nene ni siquiera se pueda poner en pie.
Eso sí, lo que podemos presumir es que en estas fechas, las familias nos unimos más. Esas son las Navidades en Monterrey.