Pedí el día de hoy a cuenta de vacaciones. Simplemente no tenía ganas de trabajar hoy. Quería despertarme sin la tensión de irme al trabajo. Quería estar sin hacer nada.
Me salí a desayunar a un restaurante. Me puse a leer un libro. Creo que es en esos instantes cuando se me dispara la creatividad y me surgen historias. En esos ratos en que estoy sola, tomando café en un restaurante y leyendo un libro.
Anhelé por unos momentos llevar esta vida, sin presiones, sin tener que estar pagando cuentas. Despertar, ir a desayunar, leer un poco, escribir.
Que es verdad, que todos tenemos que trabajar. No sólo para sobrevivir, sino también para realización personal. La principal depresión de los ancianos es estar inactivos. Que ya no pueden mover su cuerpo como antes, que ya no tiene una actividad que los haga sentirse útiles. Así que puede decirse que aunque no nos guste el trabajo, lo necesitamos en cierta forma. Necesitamos trabajar, pero pienso yo que mejor sería que trabajáramos en algo que verdaderamente nos gustara y que no nos asfixie.
En el trabajo también socializamos. Claro, no en la forma que quisiéramos. Esa socialización no es de diversión (a menos claro, que después de horas de oficina te salgas con ellos a divertirte), sino que es más bien obligada por las actividades. Aún así, nunca falta el compañero o compañera que te comparte su vida, su pasado y su presente. Te platica de sus hijos, de su pareja, de sus anécdotas de niño o de joven, y a veces cuenta hasta sus frustraciones. Eso sí, los compañeros con los que no nos llevamos bien, esos son los que no quisiéramos tener de cerca. Pero si los observamos con lupa, veremos que esos cargan más frustraciones que uno mismo.
De todas maneras, me gustaría poder dedicarme de lleno a lo que mejor me sale, que es escribir. A veces pienso que si tengo esta personalidad tan dramática es precisamente para que la canalice en eso. Quizá tenga una razón de ser el que yo sea así, tan fatalista. Quizá es para que lo encauce literariamente (y no despotricando contra la gente). Porque si me pongo a analizar a los grandes artistas, todos llevaban su tragedia al arte. Y por eso son grandes.
Caray, todo lo que me pongo a pensar con un solo día que me salgo de la rutina. Espero que se repita más seguido.