Recientemente tuve la oportunidad de viajar a Guanajuato en plan de vacaciones, y aprendí muchas cosas de la historia muy interesantes.
Pero en esta ocasión me ocuparé de hablar de sus habitantes. Algo que me llamó mucho la atención es el espíritu de civismo que hay en esta ciudad.
Guanajuato es una ciudad muy estrecha, ni siquiera tiene calles, sino más bien callejones y escalones y no hay semáforos porque el INAH ha calificado la ciudad como patrimonio de la humanidad por lo que tiene que conservar su carácter colonial a fuerza. Así que manejar un coche es toda una proeza, porque se necesita tener mucha pericia para andar por esas callejuelas sinuosas (algunas al punto de voladeros), sin chocar y unos a otros se ceden el paso.
Ante la falta de espacio para ampliar calles han habilitado antiguos túneles (que prácticamente son vestigios de las minas abandonadas de dicha ciudad), convirtiéndose en una ciudad con vialidad subterránea, única en México.
Pero no crean que son túneles anchos y bien iluminados, al contrario, son túneles de un solo carril y la única iluminación es la de los propios faroles de los carros. Y adentro parece queso gruyere, hay que estar bien buzo para no perderte, aunque ellos en realidad ya están acostumbrados.
El caso es que le preguntamos a nuestro guía qué pasa si hay un choque o si un carro se queda parado en medio del túnel. Obviamente eso obstruiría todo el tráfico.
El guía nos explicó que en esos casos, los demás conductores se acercan a ayudar al del coche varado y entre todos lo mueven hacia la orilla del tunel, lo suficiente para que los demás puedan pasar.
"Porque de nada vale estar sonando el claxon, así no se soluciona el problema", dijo.
Otra de las cosas que me llamó la atención es cómo le hacen para mudarse a una casa y transportar todo el mobiliario por las escalinatas. Un muchacho nos dijo que en esos casos, todos los vecinos salen a ayudar, y entre todos cargan las cajas y los muebles hasta la casa. Imagínense cargar un refrigerador o una estufa y subirlo por decenas de escalones de piedra. Pues bueno, ahí todos se echan la mano.
Por último, algo que también llamó la atención es la orquesta sinfónica. Otro guía nos explicó que está integrada por muchachos que hacen su servicio social tocando algun instrumento. Incluso las presentaciones no se limitan al teatro, sino que a veces tocan en las escalinatas de la universidad al aire libre, o en los kioskos. Y si alguien los invita a amenizar un evento, como una graduación, ellos van. Algunos chicos tienen tanto talento que terminan convirtiéndose en músicos profesionales y son requeridos por otras orquestas de talla internacional.
No puedo evitar comparar Guanajuato con Monterrey. Monterrey es una ciudad con nula cultura vial. Y en cuanto a cultura musical, ni se diga. Ya hasta quitaron la única estación de música clásica que había y la sustituyeron por insípidas canciones de pop y trova.
No sé, pero siempre que regreso de los viajes me frustra que Monterrey no sea como otras ciudades de México.
Pero en esta ocasión me ocuparé de hablar de sus habitantes. Algo que me llamó mucho la atención es el espíritu de civismo que hay en esta ciudad.
Guanajuato es una ciudad muy estrecha, ni siquiera tiene calles, sino más bien callejones y escalones y no hay semáforos porque el INAH ha calificado la ciudad como patrimonio de la humanidad por lo que tiene que conservar su carácter colonial a fuerza. Así que manejar un coche es toda una proeza, porque se necesita tener mucha pericia para andar por esas callejuelas sinuosas (algunas al punto de voladeros), sin chocar y unos a otros se ceden el paso.
Ante la falta de espacio para ampliar calles han habilitado antiguos túneles (que prácticamente son vestigios de las minas abandonadas de dicha ciudad), convirtiéndose en una ciudad con vialidad subterránea, única en México.
Pero no crean que son túneles anchos y bien iluminados, al contrario, son túneles de un solo carril y la única iluminación es la de los propios faroles de los carros. Y adentro parece queso gruyere, hay que estar bien buzo para no perderte, aunque ellos en realidad ya están acostumbrados.
El caso es que le preguntamos a nuestro guía qué pasa si hay un choque o si un carro se queda parado en medio del túnel. Obviamente eso obstruiría todo el tráfico.
El guía nos explicó que en esos casos, los demás conductores se acercan a ayudar al del coche varado y entre todos lo mueven hacia la orilla del tunel, lo suficiente para que los demás puedan pasar.
"Porque de nada vale estar sonando el claxon, así no se soluciona el problema", dijo.
Otra de las cosas que me llamó la atención es cómo le hacen para mudarse a una casa y transportar todo el mobiliario por las escalinatas. Un muchacho nos dijo que en esos casos, todos los vecinos salen a ayudar, y entre todos cargan las cajas y los muebles hasta la casa. Imagínense cargar un refrigerador o una estufa y subirlo por decenas de escalones de piedra. Pues bueno, ahí todos se echan la mano.
Por último, algo que también llamó la atención es la orquesta sinfónica. Otro guía nos explicó que está integrada por muchachos que hacen su servicio social tocando algun instrumento. Incluso las presentaciones no se limitan al teatro, sino que a veces tocan en las escalinatas de la universidad al aire libre, o en los kioskos. Y si alguien los invita a amenizar un evento, como una graduación, ellos van. Algunos chicos tienen tanto talento que terminan convirtiéndose en músicos profesionales y son requeridos por otras orquestas de talla internacional.
No puedo evitar comparar Guanajuato con Monterrey. Monterrey es una ciudad con nula cultura vial. Y en cuanto a cultura musical, ni se diga. Ya hasta quitaron la única estación de música clásica que había y la sustituyeron por insípidas canciones de pop y trova.
No sé, pero siempre que regreso de los viajes me frustra que Monterrey no sea como otras ciudades de México.