viernes, 7 de septiembre de 2012

No compres niñas

Me permití copiar el siguiente artículo, porque me pareció muy estremecedor e impactante. Cuando una tragedia, como es el caso de la explotación sexual, se narra con números y estadísticas, a nadie le importa. Pero cuando le damos un nombre y un rostro, y cuando nos narra desde su perspectiva humana e individual lo que vivió en carne propia, y lo que piensa, teme, sueña y anhela, entonces hacemos empatía.

Lo que me llama la atención son dos cosas. La primera, es que la autora no se refiere exclusivamente a la prostitución, también habla de la esclavitud de la mujer, cualquier mujer, cuando está con parejas violentas y posesivas, ya sea esposos o novios, que le empiezan a prohibir cosas, como si ellos fueran sus dueños. He conocido chicas, que aún con título universitario y trabajo, están sometidas a novios que las tratan de esa manera, y ellas lo ven "normal".

La segunda cosa que me llamó la atención, es que un político, un policía, un diputado o un presidente, no te va a venir a resolver la vida. Este es un problema social, donde todos estamos inmiscuidos, desde los padres de familia hasta la persona que paga por tener sexo. No se trata simplemente de condenar, de asquearnos, de reclamar al gobierno. Se trata de que desde en casa, se les enseñe a los niños el respeto. A las niñas, a darse a respetar, a cuidar su cuerpo como algo sagrado. A los niños, a respetar a la mujer, a no verla como un trofeo sexual.

Bueno, este tema es para reflexionarlo mucho. Pero aquí les dejo el artículo.

Mantén la calma y no compres niñas

Este es el testimonio de Esther Díaz -como se hace llamar por cuestiones de privacidad y seguridad- quien fue víctima del tráfico y la explotación sexual en México.

Una mujer que habla con sinceridad y que busca cambiar tu mundo al contar el infierno que vivió hace no mucho como prostituta: como una persona real quien por muchos años no gozó sus derechos humanos fundamentales. Sus derechos como mujer.

Necesito que la gente realmente comprenda que este es un comercio lucrativo mundial que está afectando a toda la humanidad. Y si empezamos con términos técnicos, a la gente no le interesa. A la gente no le llama la atención. La gente se aburre. Entonces yo necesito hablar con mi lenguaje; con el lenguaje que hablan los jóvenes. Con el lenguaje que realmente es.

Y si empezamos a hablar con tecnicismos, la gente se cierra. Entonces yo creo que es muy claro hablarlo como es: es comercio de personas. ¿Por qué? Porque están vendiendo personas; están vendiendo vidas. Están vendiendo sangre; están vendiendo cuerpos. Están vendiendo sueños. Están vendiendo todo lo que integra a un ser humano.

Como joven quieres conocer el mundo; quieres probar todo. En lo personal yo, cuando era niña no quería ser puta. Yo no quería que me vendieran. Yo no quería haber terminado en los brazos de un hombre que me pagara; que me tocara mi cuerpo cuando yo no tenía las ganas ni las ganas de estar con él. Porque mi idea -para mi vida- no era terminar como estuve: esclava por gente que su idea, su objetivo, era solamente vender mi cuerpo. Comercializar conmigo. Por eso lo importante para mí es hablarlo asi: comercio de personas.

Cuando platicaba con amigas nos hemos dado cuenta que existe un silencio muy profundo en cuanto a las relaciones que llegas a tener con tu pareja. En cuanto al sometimiento que existe del poder de una persona a otra. Como cuando tienes una pareja y no puedes vestirte de una manera; que no puedes hablarle a amigos o amigas. O que simplemente quieren que la persona siempre esté sometida a sus necesidades. ¡Pero tú tienes necesidades como persona! Quieres crecer; hacer cosas en tu vida. Y hay veces que se cierra la relación tan profunda que empiezas a morir. Empieza a morir tu esencia. Cuando te enamoras de alguien y empiezas a tener la relación con esa persona, muy ilusionada -o muy ilusionado, porque también pasa con hombres-, y empieza una violencia muy grande, desde la forma de prohibirte: de prohibir de tal cual tú eres. Cuando comienzas a conocer a alguien, es como destruir un poco la parte de tu personalidad; como que te está carcomiendo y no existe una relación sana.

Existen miles de personas y miles de historias diferentes. Mi historia es igual a la de muchas chavas que pueden ir a la universidad o preparatoria. Pueden estar casadas. Y hay hombres que se cierran a una situación de libertad. Libertad, independencia y derechos como persona.

Ahí yo siento que es algo muy delicado, porque están coartando tus derechos como humano. En primera instancia es tener muy claro la idea de cuáles son tus derechos como persona; qué es lo que tienes que tener para ser feliz; para caminar en tu vida sanamente. Desde tus amigos; con tu pareja y con tu familia.

Entonces, yo si creo que cada persona tiene una parte de ser esclava. En cuanto al trabajo; en cuanto a su vida; en cuanto adicciones; en cuanto a necesidades. Y se va cuarteando tu voluntad. Hay mucha gente que me dice “¡oye, pero por qué no escapaste cuando estabas ahí!”, “¿por qué no llamaste a la policía?”, “¡¿por qué no corriste?!”, “¡¿por qué no mataste a la persona que te llevó?!”. Casi te quieren decir “por qué eras tan tonta”. Hay veces que estás tan ensimismado o triste que dices “¡puta madre, ya no quiero seguir con esta vida! ¿Para qué me levanto si esto va a seguir siendo lo mismo? No tengo esperanza”.

Estoy poniendo mi vida como paralela a la de cualquier otro joven, o cualquier otra persona, que tal vez no está en un burdel ni en una esquina: pero está en su casa siendo esclava. Por su propia pareja; por sus propios padres. Por ella misma.

Esto del comercio de personas es más burdo porque están inmiscuidas autoridades que van generando que este problema sea cada vez más grande. En cuanto al transporte. En cuanto a la complicidad que existe en los aeropuertos, en las terminales de autobuses. En cuanto a la complicidad que en las escuelas se llega a dar. Hay maestros que están coludidos con redes de traficantes de personas.

Esto es un llamado para toda la sociedad, no sólo los políticos. Para la gente que tiene el poder. Es un llamado de atención para toda la humanidad. No importa que tú vivas en una vecindad o un barrio; o que vivas en un súper fraccionamiento. Esto es para todos. No podemos estar sentados esperando a que un presidente o un diputado o un policía venga y te solucione la vida. Tenemos que entender que esto está tan fuerte que está destruyendo vidas y familias. Que se están robando a nuestras niñas y niños. Lo más valioso es la libertad. Libertad de ejercer lo que tú quieres para tu vida. Por eso es importante para mí hablar la cosas claras, en cuanto al comercio de las personas; en cuanto a la esclavitud de cualquier tipo de relación.

Necesitamos hacer algo como jóvenes. A mí sí me preocupa muchísimo ver las noticias; saber que ya hay matanzas; secuestraron a niñas y niños. Y ahora hasta con bebés. Han agarrado personas que están a un nivel tan perverso que hasta con bebés de meses de nacido que los usan para satisfacer sus necesidades físicas y sexuales. Esto realmente es algo de terror. Esto no es una película. Esto es realmente el terror porque estás sometiendo a alguien para que otra persona haga lo que quiere. ¿Cómo lo logran? Pues mantándote: mantándote en vida. Porque puedes estar vivo, pero estás triste, deprimido; no tienes ganas de salir. ¡¿Para dónde vas? ¿Para dónde caminas?! Tal vez la gente que tú tienes a tu lado y que tú piensas que está para cuidarte, es la misma gente que te está vendiendo. Es la misma gente que te orilló a este tipo de situaciones.

Están todos inmiscuidos: desde la persona que engancha, que te transporta. Desde la persona que te exhibe. Desde la persona que te compra. Desde la persona que te está cuidando en casa. Es toda una cadena asquerosa.

Siento que es necesario involucrarse más. Es involucrarse más con las chavas; con las personas que han sobrevivido este delito. Indiscutiblemente en la historia de la esclavitud se habla de la venta de humanos, desde las niñas u hombres que los sentaban desnudos y les colocaban un anuncio diciendo “soy una joven de 18 años y cuesto tanto”. Y ellas no podían ni alzar la cabeza hacia las personas que las estaban viendo para comprarlas, ya sea para ser sirvientas o para ser prostitutas. Pero aquí lo importantes es que la sociedad y los medios de comunicación, toda la gente, comience a involucrarse con las personas que han vivido este delito y que caminen con ellas en su sanación. Porque así ellos van a entender y van a comenzar a documentar cosas reales. No cosas que existen en un libro; ciertamente es válido todo lo que está registrado pero es diferente cuando tú convives con alguien que ha pasado esto. Es muy válido lo que están haciendo los medios de comunicación. Es muy bueno para iniciar pero se necesita más.

¿Y cómo es eso? Pues en primera instancia es respetando esa persona. No señalarla. “Es que es la puta”. “Es que es lo que sabe hacer”. Esas palabras tan fuertes son las que van tachándolas; las que van aniquilando tu espíritu. Las que te van carcomiendo.

Porque después de haber sido rescatadas -entre comillas- por una autoridad, esa misma autoridad te compraba. ¡¿Qué pasa?! No es sólo llegar con una camioneta y me subo a veinte chavas. ¿Qué vas a hacer con ellas? ¡¿Qué vas a hacer?! ¿Las vas a llevar a un albergue? ¡Va a ser la misma dinámica! La misma dinámica de tenerlas cautivas; la misma dinámica de no saber cuál es su esencia; la misma dinámica de no saber qué hacer con ellas. ¡No son animalitos para tenerlas ahí. Son personas. Que tienen ideas; que tienen sueños; que tienen ambiciones. Que tienen hambre. Hambre de vivir. Hambre de vivir cosas diferentes.

La sociedad tiene que estar preparada para recibirlas. Para crecer juntos. Para caminar; para empatizar. Para unirnos ante este tema.



Fuente: Yahoo Noticias