lunes, 10 de diciembre de 2012

Nunca se sabe el momento

El viernes pasado me tocó ver el reality de Jenni Rivera, sobre un día en su vida. Acompañó a su hijo a la corte, el muchacho está acusado de violación a una menor. Al salir de ahí, en el trayecto en su camioneta iban hablando de puras tonteras, como tipos de flatulencias, como huelen y se escuchan cada una...

El sábado vino a Monterrey a dar un concierto.

Y el día de ayer, dieron la noticia de que falleció.

Y lo primero que se me viene a la mente es si ella alcanzó a tener algún momento de espiritualidad en su vida que no fuera más allá del twiter.

Matrimonios fallidos, sus hijos con problemas legales, se peleó con su propia hija por acostarse con su marido, y como despecho en un concierto le mentó la madre al marido.

Su último tweet decía: "La batería de mi tablet se muere y tu ni una pinche mentada que eso no se dios he".

Nunca se sabe cuándo Dios te puede llamar a pedirte cuentas. La Jenni no alcanzó a reconciliarse con los suyos, no alcanzó a perdonar ni a pedir perdón. Quizá ni siquiera se dio tiempo para la oración, la reflexión, para interiorizar en sus problemas y hablar con Dios. Estaba tan enfocada en cosas tan mundanas, que de repente ya, se acaba todo. ¿Y ahora qué seguirá? ¿Qué estará viendo en el más allá?


La falta de ahorro en los mexicanos

En un artículo del periódico mencionan que los mexicanos deberíamos ahorrar a partir de los 20 años para tener una pensión para nuestra vejez. El hecho es que casi nadie lo hace, lo cual es algo que los especialistas critican. Sin embargo, hay muchísimos factores por los cuales un mexicano le es imposible ahorrar, y no todos tienen que ver con sus hábitos de consumo.

Yo podría enumerar los siguientes:

1. Sueldos bajos. La mayoría de los sueldos son insuficientes o apenas cubren lo necesario, como gastos del carro (gasolina, tenencia, mantenimiento, limpieza), pagos de servicios, pagos de casa (si es que tienes un crédito hipotecario), ropa, alimentos. Esto obviamente se duplica, o triplica cuando se tienen hijos. Así que el ahorro para la vejez se pospone porque hay otros gastos más urgentes que atender.

2. Periodos largos de desempleo. A veces nos toca la mala fortuna de quedarnos sin trabajo, y pasamos muchos meses sin poder colocarnos en un nuevo empleo. Durante este periodo, no podemos generar ningún ingreso, y aún así seguimos teniendo gastos lo que va mermando nuestros ahorros.

3. Pagos de maestría. Tenemos la falsa creencia de que al tener una maestría nuestras posibilidades de ser contratado o de obtener un aumento de sueldo o un ascenso aumentarán, así que invertimos buena parte de nuestro salario en pagar las altas cuotas de maestría, por al menos 2 a 4 años, lo que nos deja sin ninguna posibilidad de ahorrar. Desafortunadamente, la realidad demuestra que cuanto más calificado estés, menos probabilidades tienes de ser contratado o ascendido, ya que te consideran "sobrecalificado" para el puesto. Ignoramos que las contrataciones o aumentos de sueldo no tienen absolutamente nada que ver con el grado de preparación, sino que más bien estamos en una cultura donde el que avanza es el hijo del compadre, el amigo, o el que más palancas o carisma tiene. Así que somos cultos, pero sin ningún cinco.

4. Falta de oportunidades de empleo a partir de los 40's. Si tomamos en cuenta que la edad para pensionarse es entre los 60 o 65 años, y que las empresas dejan de contratar a partir de los 40, vemos que son veinte años los que quedamos sin percibir ingresos. ¡Veinte años!  ¿Cómo podemos ahorrar en todos esos veinte años?

En fin, esos son los factores que yo podría enumerar. Como ven, no tiene nada que ver con que seamos gastadores, es más, ni siquiera el gobierno tiene nada que ver. Es la misma cultura laboral imperante la que no permite que seamos productivos y nos frena las oportunidades de ahorro y crecimiento. Ojalá la iniciativa privada deje de echarle la culpa a otros y asuma su responsabilidad social en este problema.

Y obviamente, también nosotros debemos ponernos las pilas. Mientras tengamos trabajo hay que ahorrar. Ni modo, no queda de otra. Y si trabajas bajo modalidad de outsourcing, con mayor razón debemos hacer aportaciones voluntarias a nuestra Afore y al IMSS.