miércoles, 19 de septiembre de 2012

Modelos andróginos


La industria de la moda ha influido mucho en la cultura, al imponer tendencias, y dictar las pautas y cánones de belleza. Por más que tratemos de apartarnos de la moda, inevitablemente caemos en ella. Tan sólo si miramos la ropa que llevamos puesta, habría que pensar que hubo un diseñador que dibujó el boceto, alguien que llevó la muestra de tela, una costurera que tomó medidas, cortó la tela, y la cosió, una modelo que portó la prenda, un fotógrafo que le tomó una foto, una revista que publicó esa foto, un distribuidor que se llevó un lote de prendas, un empleado de compras que adquirió ese lote para la tienda, una vendedora que colocó esas prendas en estantes, y finalmente, tú, comprador o compradora. Así que usamos la ropa que a alguien se le ocurrió que debería estar a la moda.

Ahora bien, ¿qué pasa si ese diseñador piensa que el estándar de belleza son chicas de 1.70 metros de altura y con 50 kilos de peso, y en base a ese cuerpo diseña prendas? Pues lo que ha sucedido, que las compradoras que obviamente no tienen ese cuerpo, se sienten frustradas, deprimidas, y compran la ropa así, a sabiendas de que no se les ve bien, o se buscan otro tipo de ropa con el riesgo de "no estar a la moda", o en el peor de los casos, caen en síndromes de anorexia y bulimia.

Y es que la moda toca una fibra muy sensible de nuestra personalidad. Al vestir ciertas prendas, tenemos un sentido de pertenencia al grupo; de estatus; de superioridad incluso, cuando se viste algo de un diseñador de renombre. No es lo mismo vestir una ropa de un tianguis que una blusa Oscar de la Renta, por ejemplo. O llevar una bolsa comprada en Soriana que un bolso Prada adquirido en el Palacio de Hierro. Así que sin darnos cuenta, hemos modificado nuestros cuerpos (o al menos intentado alguna vez en la vida) para ser como esas modelos de revista y pasarela, aún y cuando sus anatomías sean la minoría en una población de miles de millones de habitantes, y no necesariamente estén dentro de los estándares de lo saludable.

Y si eso pasa con las modelos de cuerpos esbeltos, ¿qué se pretende con los modelos andróginos? ¿Qué caso tiene utilizar a un hombre para modelar ropa de mujer e incluso ropa interior, si él no tiene pechos, y además, abajo le sobresale el pene? ¿Qué se busca con ello? De por sí la mujer ha estado sometida en los últimos años a alcanzar un cuerpo que no es natural. La moda y la sociedad le marca día a día que no tiene las medidas que los diseñadores consideran perfecta. Y esa frustración se intensifica cuando la mujer ve un hermoso vestido en el aparador, y se da cuenta que no hay de su talla, porque el diseñador lo creó para chicas talla 0, 1, 2, 3, y que todas las que se alejan de ese rango no pueden usarlo. Ahora imagínense, crear ropa sobre un maniquí masculino, que obviamente no tiene formas femeninas, y que las compradoras tengamos que adoptar esas medidas.

Yo sí sé que pasará: El brasier nos quedará bastante plano, y el calzón muy aguado de enfrente...








2 comentarios:

Antonio S. dijo...

Si una mujer tiene el autoestima tan bajo como para creer que el hecho de no ser delgada, es algo que le provoca frustración y depresión algo debe cambiar y me refiero al concepto que tienen de belleza. Mismo que doy a priori, lo sacan de revistas como Vogue, Vanity fair entre otras. Ahora bien, si el hecho de no estar a la moda por no entrar en las tallas que los diseñadores imponen pues que mejor "Revolucion" por parte de las mujeres el boicotear a los diseñadores de moda.

Evidente es que una mujer que se siente satisfecha, plena y feliz con su cuerpo independientemente de la talla que tenga, no sera una compradora frustrada y atada a lo que "la moda" imponga, asi, se entiende el hecho que ahora esten los modelos androginos , mas frustración y depresión ahora las mujeres delgadas (y las que aspiran a serlo) deberán de pasar por tratar de verse como los modelos androginos que ahora acaparan las revistas. Repito a la industria le conviene mantener así a las mujeres y si ellas se lo permiten, merecen en toda la extensión de la palabra sentirse miseralbes.

Hay que tener en cuenta que el canon de belleza ha cambiado a lo largo de los años, asi por ejemplo en el siglo XVII era considerado como hermoso el cuerpo de una mujer rolliza como el mismo Peter Rubens lo hizo ver en su obra; "Las Tres Gracias".

La industria de la moda toca una fibra muy sensible de las mujeres y es la vanidad. Mientras no se acabe con ella no se acabara con los problemas que se mencionan en el post. Difícil es que una mujer deje de ser vanidosa si no se ocupa de tener una autoestima fundada en el físico.

. dijo...

Muy buen comentario, Sortilegio.

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