Empezó la feria del libro en Monterrey, un mega evento en lo que se refiere a la industria editorial. Debo reconocer que al menos contamos con un evento de este tipo, quizá no con el mismo calibre e impacto que la famosa feria del libro de Guadalajara (a la que espero, algún día, poder ir).
Me da gusto ver que la gente asista a la Feria. Si bien la mayor parte del año las librerías lucen vacías, y sólo en temporada escolar se abarrotan con la venta de libros de texto para las escuelas y colegios, en eventos como en la FIL está la oportunidad de que ofrezcan libros de otras categorías.
Desafortunadamente, las grandes editoriales ofrecen lo que ellos consideran rentable: libros de autoayuda como los de Yordi Rosado, Olga Nelly García y César Lozano. Después le siguen los libros juveniles de moda, que tienen que ver con vampiros y zombies o el monstruo que esté en el top ten, dependiendo de la temporada. También están los recetarios de cocina. Sólo en un pequeño margen, la gente se inclina por libros de literatura. Los libros de poesía brillan por su ausencia en la mayor parte de los stands.
Se está haciendo un llamado de incrementar el número de libros que el mexicano lee por año (1.5 libros por año, por persona). Y si tomamos que ese único libro que lee el mexicano promedio es uno de autoayuda escrito por un conductor(a) de televisión dicharachero, pues estamos perdidos. Así que además de motivar la lectura, hace falta educar al lector. Incentivarlo a sumergirse un poco en otros géneros. Yo apuesto mucho por la literatura, porque leer literatura (ya sea narrativa, cuento, ensayo o poesía), te da más sensibilidad para percibir e interpretar la realidad, para revalorarla y cuestionarla.
Y no es que esté en contra de los libros de autoayuda, yo admito que he leído muchos de esos. Lo que pasa es que no debemos limitarnos a que un autor nos aleccione como borreguitos sobre su visión de cómo debe ser la vida. También nosotros debemos formarnos un criterio propio, y eso se logra a través de la literatura, donde el autor desafía al lector a pensar y a sacar sus propias conclusiones.
Como sea, los invito a que se den una vuelta por la Feria del Libro en Monterrey. Y que se animen a comprar un libro de literatura, el que quieran, no necesariamente tiene que ser uno caro o uno de moda. Puede ser novela, cuento, o el género que más les agrade. Hay algunos a precios muy económicos.
Me da gusto ver que la gente asista a la Feria. Si bien la mayor parte del año las librerías lucen vacías, y sólo en temporada escolar se abarrotan con la venta de libros de texto para las escuelas y colegios, en eventos como en la FIL está la oportunidad de que ofrezcan libros de otras categorías.
Desafortunadamente, las grandes editoriales ofrecen lo que ellos consideran rentable: libros de autoayuda como los de Yordi Rosado, Olga Nelly García y César Lozano. Después le siguen los libros juveniles de moda, que tienen que ver con vampiros y zombies o el monstruo que esté en el top ten, dependiendo de la temporada. También están los recetarios de cocina. Sólo en un pequeño margen, la gente se inclina por libros de literatura. Los libros de poesía brillan por su ausencia en la mayor parte de los stands.
Se está haciendo un llamado de incrementar el número de libros que el mexicano lee por año (1.5 libros por año, por persona). Y si tomamos que ese único libro que lee el mexicano promedio es uno de autoayuda escrito por un conductor(a) de televisión dicharachero, pues estamos perdidos. Así que además de motivar la lectura, hace falta educar al lector. Incentivarlo a sumergirse un poco en otros géneros. Yo apuesto mucho por la literatura, porque leer literatura (ya sea narrativa, cuento, ensayo o poesía), te da más sensibilidad para percibir e interpretar la realidad, para revalorarla y cuestionarla.
Y no es que esté en contra de los libros de autoayuda, yo admito que he leído muchos de esos. Lo que pasa es que no debemos limitarnos a que un autor nos aleccione como borreguitos sobre su visión de cómo debe ser la vida. También nosotros debemos formarnos un criterio propio, y eso se logra a través de la literatura, donde el autor desafía al lector a pensar y a sacar sus propias conclusiones.
Como sea, los invito a que se den una vuelta por la Feria del Libro en Monterrey. Y que se animen a comprar un libro de literatura, el que quieran, no necesariamente tiene que ser uno caro o uno de moda. Puede ser novela, cuento, o el género que más les agrade. Hay algunos a precios muy económicos.
2 comentarios:
yo si he ido a la FIL... y no me gusta...
siempre esta mega lleno de niños q llevan de las escuelas y que los maestros los dejan q vayan a ver lo q les interesa.. asi es q te encuentras entre cientos de mocosos q nada mas estan jugando, platicando y haciendo bulto y no te dejan ver los libros.. o cuando te encuentras a un maestro mas activo, les organizan rallys, asi es que eres arrollada varias veces por los niños q corren por los pasillos.
las conferencias son en auditorios tan pequeños q con 30 personas se llenan y no dejan entrar mas... y los auditorios mas grandes son para "autores de renombre" el año pasado fui a una x mi chamba, una platica de un ministro de la suprema corte y el salon estaba vacio... y a lado estaban los del programa extranormal y no cabia una persona mas... te digo...
los libros estan al mismo precio q en las librerias asi es q no hay mucha conveniencia... y si vas a buscar algun libro "raro" o dificil de conseguir... lo mas seguro es q tampoco lo encuentres..
hay unos stands q yo creo q si valen mucho la pena donde puedes encontrar impresiones de varios clasicos en precios que van de los 10 a los 50 pesos, alli puedes encontrar verdaderas joyas de la literatura a precios mega accesibles (yo siempre compro varios!) pero la gente se inclina como dices por los de autoayuda o los de "alimentos para aliviar la colitis", los mil chistes y demas... :(
muy buen comentario, chica de mente ocurrente. No sabía que eso también pasaba en la FIL de Guadalajara, así como lo describes, suena igual que aquí.
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