lunes, 14 de enero de 2013

Complejos de cuentos de hadas

Hace poco encontré una referencia donde equiparaban las relaciones tóxicas como "complejo de la Bella y la Bestia". Entonces me puse a pensar en cómo algunos cuentos de hadas se han utilizado en la psicología para explicar ciertas relaciones conflictivas entre hombre-mujer. Aquí va mi análisis chambón de algunos de esos cuentos.

Empecemos con el de la Bella y la Bestia.


Explico: Es la relación entre una chica inteligente, audaz, y bondadosa, que se obliga a sí misma a vivir con un tipo gruñón, grosero, gritón, y violento, porque está convencida que en el fondo es bueno y que algún día él cambiará, y se volverá en un príncipe.

En el cuento, pues bien padre, porque sí se le cumple su deseo. Pero en la vida real ¿sucede? Cuántas mujeres le quieren hacer a la salvadora, esperando que su marido cambie por ellas. Y lo peor es que soportan malos tratos porque están convencidas que su amor algún día romperá su coraza y los volverá en príncipes sensibles, románticos y encantadores. Pueden pasar años hasta que se den cuenta que un hombre no cambia por amor, solamente cambia si él mismo se propone ser una mejor persona.


No niego que de niña, esta era mi película favorita, (y lo sigue siendo). Pero en la vida real, no andaría con una bestia.

 


Continuemos con La Sirenita. Una chava que se enamora de un chavo que nunca la pela. Pero ella está aferrada a que logrará conquistarlo, si hace cambios en su cuerpo para llamar su atención. (En el cuento, vende su voz a la Bruja del mar a cambio de que le de piernas). Para quienes no hayan leído el cuento en su versión original, el príncipe jamás se enamora de la Sirenita, sino que se casa con otra vieja. Entonces, totalmente destrozada, la sirenita se suicida tirándose al mar y se convierte en espuma.

Cuántas chavas hay en el mundo que se enamoran de un hombre que no les hace caso, pero ahí están ellas, friegue y friegue y friegue, se tiñen el pelo, hacen dietas, se operan bubis, nalgas, todo con tal de llamar la atención del chavo y a la mera hora se dan cuenta que él no las quiere. Vaya tiempo y esfuerzo desperdiciado.



El síndrome de Peter Pan y Wendy.

Este síndrome consiste en que la chava se enamora de un chavo inmaduro, inseguro, infantil, que le tiene miedo a la soledad, irresponsable, que no quiere compromisos. La chava que anda con él le hace de mamá, le tiene que resolver todas las broncas, pero eso sí, no puede exigir que la relación avance más allá porque el chavo no se siente listo. Sin embargo, la chica con síndrome de Wendy no se atreve a romper con él, porque también no quiere perder a su peor es nada. Hay una relación de codependencia.

Pues bien, por lo pronto se me ocurren estos tres casos.

Ahora, no hay que echarle la culpa a los cuentos por volvernos así. Caray, el cuento es cuento y ya. Es una ficción, algo hecho para entreternos, no para tomárnoslo al pie de la letra. Lo importante es la educación que te dan tus papás, la autoestima, el valor propio. Y tampoco quiero decir que todos los hombres del planeta sean como la Bestia, el príncipe de la Sirenita o Peter Pan. Debe haber por ahí hombres normales, maduros, centrados, seguros de sí mismos, sin traumas existenciales. Nomás que de esos no los vemos en los cuentos.

Cuando yo estaba más chava, escribí un cuento de hadas donde el protagonista no era un príncipe, sino un soldado mercenario valiente. ¿Por qué? No sé. Me pareció más padre imaginarme enamorada de un hombre que lucha, que le echa ganas para salir adelante y ganar dinero, y que era más "terrenal" por decirlo así.




jajaja, yo y mis fantasías.........



1 comentario:

Chica de mente ocurrente dijo...

levanto la mano para el sindrome de peter pan y wendy jajaja

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