viernes, 19 de abril de 2013

El síndrome extremadamente Goofy

Ayer mientras cenaba con mis amigos, sacaron un tema que nunca había reparado en él, pero es muy común en México: Los hombres solteros de más de treinta que se buscan amigos de veinte años. Como no existe un nombre que defina esta circunstancia, lo llamaré "El síndrome extremadamente Goofy", en alusión a la película donde Goofy se inscribe en la misma universidad que su hijo, se hace amigos de chicos veinteañeros, y quiere hacerse pasar como que "todavía está en la onda".




Mientras que en Europa, Estados Unidos y Canadá, la edad de contraer matrimonio es a partir de los treinta, y cuando se casan lo hacen con personas de su misma edad, en México todavía persiste la costumbre de casarse en los veintitantos. Pero no todos se casan a esa edad, algunos van quedándose solteros(as) por diversas circunstancias.

En el caso de los hombres, cuando pasan de los treinta, poco a poco su círculo de amigos que conservaban desde sus años universitarios va reduciéndose cuando éstos se van casando y llenándose de hijos. Llega un momento en que los hombres treinteañeros solteros se quedan solos, y ya no pueden irse de antro con sus amigos como solían hacerlo cuando tenían veintitantos.

Entonces comienzan a buscar nuevas amistades que resultan ser chavitos y chavitas de 22-23 años, que todavía andan en la edad de antrear y hacer fiestas y viajes. El hombre soltero treinteañero se adhiere a esos grupitos, para seguir "en la onda", obviamente él con más poder adquisitivo, por eso sus nuevos amiguitos lo aceptan.

Al convivir con ellos, el hombre treinteañero soltero empieza a andar de novio con chavitas de 22 años, quienes aunque sea feo o poco atractivo, quedan deslumbradas porque él tiene dinero para pagarles sus gustos y son hombres más vividos. Sin embargo, el hombre soltero treinteañero no formaliza ninguna relación con ellas, por dos motivos: primero, porque ellas no quieren compromisos, todavía están muy jóvenes como para pensar en matrimonio. Segundo, porque a pesar de que el hombre soltero treinteañero está enamorado de su físico, le desespera que las chicas no tengan la madurez emocional y mental de una mujer de treinta y tantos.

Ahora bien, ¿por qué no se casan con una mujer de su edad, con una que ya tenga madurez y que ya quiere casarse y empezar una familia? La respuesta es porque las chicas de 35 a 39 años ya no tienen el cuerpo de una de veinte.

Y así, el hombre treinteañero soltero va despreciando a las mujeres de su edad, y persiguiendo a chicas 10 o 15 años menor que él, en busca de un ideal que solo existe en su cabeza: una mujer de 20 años con la madurez emocional y mental de una de 38.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya síndrome, pues para mi resulta extraño y no conozco a personas así, será quizás porque todo los amigos que tengo, la mayoría están casados, uno que otro ya divorciado y no les veo esas mañas.

Eso de que hombres mayores vean a mujeres menores y de mujeres mayores a hombres jóvenes se da de siempre. Tu ya explicaste ciertos factores como el tener independencia económica, etc. y porque no, muchas veces por querer sentir que los años no han llegado a nuestras vidas.

Cuando andas en los 20's pues es más común ser de ideas soñadoras con respecto al amor, hasta cierto punto compartimos todo lo cursis en esa etapa de enamoramiento entre hombres y mujeres.

Los hombre a pesar de entrar a los 30 y mas allá quedamos todavía con esa inercia de cursilería (quizás no todos) y en la mujer no, ahí nos desfasamos pero cañon, ustedes se vuelvan más exigentes y no se entusiasman con cualquiera. Y en este punto, como ya no les resulta a los hombres tratar de impresionarlas, entonces buscan a mujeres más jóvenes donde si pueden encontrar ese entusiasmo, pero como bien dices con mucha falta de madurez de parte de ellas.

En fin esto de las relaciones humanas suele ser bastante complicado.

Es una apreciación muy personal no soy psicólogo e igual puedo esta equivocado.

Saludos.
Adn.

. dijo...

Claro y con ello no pretendo generalizar, solo me mecionaron algunos casos de unos solteros que caían en ese cliché, y personalmente yo llegué a conocer a alguien así, que a sus 36 años se juntaba con veinteañeros y subía fotos en el facebook disque en su onda de patinetas extremas.

Muy buen punto el que mencionas, que al entrar a los 30 hombres y mujeres nos desfasamos. Efectivamente, despues de los 30 las mujeres nos volvemos exigentes, pero pienso que esto es porque deseamos a un hombre que sea capaz de ser un buen esposo, un buen padre y solventar un hogar. No sabía que los hombres se quedaban en su etapa romanticona.

Las ventajas de una mujer de 30 y tantos es que somos mas estables emocionalmente hablando, comprendemos mejor las cosas, ya sabemos administrar bien el dinero porque sabemos lo que cuesta ganarlo, no andamos armando panchos por nimiedades, y somos mas deshinibidas y seguras de nosotras mismas, cualidades que no poseemos a los veintitantos.

Coincido contigo en que las relaciones humanas son complicadas.

Publicar un comentario

El blog se alimenta de los comentarios de los lectores. Dale de comer.