Ayer fui al museo MARCO. Hace mucho que no iba y me dieron ganas de ir.
Llegué muy temprano, así que no había mucha gente y prácticamente tenía el museo para mí sola. De las tres exposiciones que hay, la que más me impactó fue la de Christian Boltanski.
¿Por qué? Bueno, es que fue una visita muy... surrealista. Ahora les cuento por qué...
De entrada, la sala está en penumbras. Hay varios nichos de fotos de gente desconocida iluminados por focos, amarillos, rojos, verdes, azules.
Todo estaba en silencio (lógico, es un museo). Y yo era la única persona en ese momento ahí en la sala, porque era súper temprano. Así que estar ahí, a oscuras, en silencio, era como descender a las profundidades, no sé.
Los rostros en blanco y negro de esas personas desconocidas resultaban cotidianos, pero a la vez inquietantes. Algunos estaban borrosos, es como cuando tienes miopía y ves borrosas las caras.
Seguí caminando, escuchando mis propios pasos sobre la duela de madera. Entonces encontré una cortina de hilos en la cual se reflejaba otro rostro. Me asomé.
Según el folleto, se trataba de una obra titulada "Coeur" o "el corazón".
Era una sala más oscura que las anteriores, iluminada por un solo foco. Se escuchaba el sonido de los latidos del corazón del artista, y el foco estaba sincronizado para parpadear en cada latido.
La sensación fue intrigante y abrumadora. Estar en ese cuarto, escuchando únicamente ese sonido, aislado de todo lo demás, me provocó una serie de emociones y sensaciones: claustrofobia, miedo, no sé...
Escuchar latidos del corazón hace que la adrenalina del cuerpo se prepare para algo que va a ocurrir. Como si algo o alguien fuera a atacarte (no en vano ponen ese sonido en las peliculas de terror).
Pero también ocurre otra sensación, es como si tu corazón se sincronizara con esos latidos, como si te conectaras y latieras al mismo ritmo.
Me quedé varios minutos ahí, porque a pesar de lo inquietante, resultaba atractivo y surrealista. Era como estar dentro de un sueño, de esos sueños extraños donde nada tiene coherencia y al mismo tiempo, el subconsciente es el que habla. Traté de grabarme esa sensación en la memoria porque creo que me dará inspiración para alguna novela en algún futuro.
De las 3 exposiciones que están ahorita en MARCO, esta es la que más me impactó, por el recorrido y la experiencia.
Si van, les recomiendo que vayan muy temprano, para que la aprecien solos, sin interrupciones.
(pd. Después me enteré que hay un módulo que graba tus propios latidos del corazón, pero no lo supe hasta hoy, de haber sabido me hubiera gustado que me los grabaran).
Llegué muy temprano, así que no había mucha gente y prácticamente tenía el museo para mí sola. De las tres exposiciones que hay, la que más me impactó fue la de Christian Boltanski.
¿Por qué? Bueno, es que fue una visita muy... surrealista. Ahora les cuento por qué...
De entrada, la sala está en penumbras. Hay varios nichos de fotos de gente desconocida iluminados por focos, amarillos, rojos, verdes, azules.
Todo estaba en silencio (lógico, es un museo). Y yo era la única persona en ese momento ahí en la sala, porque era súper temprano. Así que estar ahí, a oscuras, en silencio, era como descender a las profundidades, no sé.
Los rostros en blanco y negro de esas personas desconocidas resultaban cotidianos, pero a la vez inquietantes. Algunos estaban borrosos, es como cuando tienes miopía y ves borrosas las caras.
Seguí caminando, escuchando mis propios pasos sobre la duela de madera. Entonces encontré una cortina de hilos en la cual se reflejaba otro rostro. Me asomé.
Según el folleto, se trataba de una obra titulada "Coeur" o "el corazón".
Era una sala más oscura que las anteriores, iluminada por un solo foco. Se escuchaba el sonido de los latidos del corazón del artista, y el foco estaba sincronizado para parpadear en cada latido.
La sensación fue intrigante y abrumadora. Estar en ese cuarto, escuchando únicamente ese sonido, aislado de todo lo demás, me provocó una serie de emociones y sensaciones: claustrofobia, miedo, no sé...
Escuchar latidos del corazón hace que la adrenalina del cuerpo se prepare para algo que va a ocurrir. Como si algo o alguien fuera a atacarte (no en vano ponen ese sonido en las peliculas de terror).
Pero también ocurre otra sensación, es como si tu corazón se sincronizara con esos latidos, como si te conectaras y latieras al mismo ritmo.
Me quedé varios minutos ahí, porque a pesar de lo inquietante, resultaba atractivo y surrealista. Era como estar dentro de un sueño, de esos sueños extraños donde nada tiene coherencia y al mismo tiempo, el subconsciente es el que habla. Traté de grabarme esa sensación en la memoria porque creo que me dará inspiración para alguna novela en algún futuro.
De las 3 exposiciones que están ahorita en MARCO, esta es la que más me impactó, por el recorrido y la experiencia.
Si van, les recomiendo que vayan muy temprano, para que la aprecien solos, sin interrupciones.
(pd. Después me enteré que hay un módulo que graba tus propios latidos del corazón, pero no lo supe hasta hoy, de haber sabido me hubiera gustado que me los grabaran).
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