A veces no comprendo por qué los regios son tan enojones. No sé si esto sea exclusivo de Monterrey, o si está en todo México (aunque cada vez que leo noticias sobre "Lords" y "Ladies" creo que ya es parte de la forma de ser del mexicano).
Lo que la gente no se da cuenta es que comportarse como un patán y un nefasto no te da superioridad, al contrario, te hace ver precisamente como eso: como patán y nefasto.
Esta afirmación viene por lo siguiente: el otro día conocí a una señora norteamericana que trabaja en Monterrey. Es una señora que estudió en Harvard su carrera y maestría, que ha vivido y trabajado en Nueva York y Japón.
El caso es que ella actualmente reside en Monterrey por razones de trabajo, y como tiene que declarar impuestos ante Hacienda me preguntó qué gastos pueden ser deducibles.
Yo le respondí que entre otros gastos, y debido a su régimen, puede hacer deducible la renta. Me dijo que su rentero no le daba recibo, así que le sugerí que se lo pidiera para poder hacerlo deducible.
Sin embargo, la pobre señora se llevó una experiencia muy desagradable. Cuando ella le pidió de manera amable y atenta si le podía dar recibo de arrendamiento, el rentero le gritó, le dijo una sarta de groserías, y le dijo que no le iba a dar ni madres. Que si tanto quería el pinche recibo, que le iba a cobrar más.
La señora se quedó estupefacta, pues ella no esperaba que el rentero reaccionara de esa manera, así, tan violenta y vulgar, siendo que ella se lo pidió de buena manera. Pero el fulano se portó muy prepotente y grosero y ni siquiera le pidió disculpas.
Cuando ella me contó lo sucedido sentí pena ajena. Me dio vergüenza ser mexicana. Tanto que nos quejamos de que Trump nos tacha de rateros y violadores y vienen extranjeros a nuestro país y mostramos nuestra peor cara.
Afortunadamente la señora no se lo tomó personal, simplemente lo ignoró. Pero el trago amargo nadie se lo quita.
Lo que la gente no se da cuenta es que comportarse como un patán y un nefasto no te da superioridad, al contrario, te hace ver precisamente como eso: como patán y nefasto.
Esta afirmación viene por lo siguiente: el otro día conocí a una señora norteamericana que trabaja en Monterrey. Es una señora que estudió en Harvard su carrera y maestría, que ha vivido y trabajado en Nueva York y Japón.
El caso es que ella actualmente reside en Monterrey por razones de trabajo, y como tiene que declarar impuestos ante Hacienda me preguntó qué gastos pueden ser deducibles.
Yo le respondí que entre otros gastos, y debido a su régimen, puede hacer deducible la renta. Me dijo que su rentero no le daba recibo, así que le sugerí que se lo pidiera para poder hacerlo deducible.
Sin embargo, la pobre señora se llevó una experiencia muy desagradable. Cuando ella le pidió de manera amable y atenta si le podía dar recibo de arrendamiento, el rentero le gritó, le dijo una sarta de groserías, y le dijo que no le iba a dar ni madres. Que si tanto quería el pinche recibo, que le iba a cobrar más.
La señora se quedó estupefacta, pues ella no esperaba que el rentero reaccionara de esa manera, así, tan violenta y vulgar, siendo que ella se lo pidió de buena manera. Pero el fulano se portó muy prepotente y grosero y ni siquiera le pidió disculpas.
Cuando ella me contó lo sucedido sentí pena ajena. Me dio vergüenza ser mexicana. Tanto que nos quejamos de que Trump nos tacha de rateros y violadores y vienen extranjeros a nuestro país y mostramos nuestra peor cara.
Afortunadamente la señora no se lo tomó personal, simplemente lo ignoró. Pero el trago amargo nadie se lo quita.
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