En esta semana me ha tocado hablar con hombres, amigos míos, y sin querer sale a flote el tema del acoso sexual hacia las mujeres.
Ambos son personas educadas, preparadas en sus respectivas profesiones. Sin embargo, en los dos casos ambos me dijeron que sienten que las mujeres tenemos una doble moral.
Esto es porque dicen que si el hombre es feo o pobre y le dice a la mujer un piropo, la mujer sentirá que la están acosando. Pero si es guapo o rico, la mujer se siente halagada.
Para mí es difícil explicarles la diferencia, porque nunca lo entenderán.
Desde que empecé la pubertad, yo empecé a sentir de repente en la calle miradas incómodas, de hombres que a mí me parecían peligrosos. Tipos feos en el camión, albañiles que me chiflaban en la calle, taxistas que pitaban el claxon y decían alguna cosa soez. Incluso también, ya de adulta, en el trabajo nunca falta el compañero que te desnuda con la mirada.
Los hombres nunca entenderán que nosotras sentimos una mala vibra, que no nos están mirando como una persona, sino como un pedazo de carne a quien desvestir. Nos sentimos vulnerables, en peligro.
Sí, de repente alguien que te gusta también te puede lanzar un piropo. Pero en esos casos, nosotras sentimos que podemos tener la situación bajo control. A lo mejor el tipo en cuestión no nos parece tan amenazador.
No tiene nada que ver con que el tipo sea guapo o adinerado. Tiene que ver con que ciertas personas no nos parecen peligrosas.
Y sí, la imagen influye. Por ejemplo, nos puede parecer amenazador un taxista diciendo leperadas, pero no nos puede parecer amenazador un licenciado adinerado diciendo un piropo.
O para que me entiendan mejor... sí tú vas caminando por la calle, y ves a un tipo con finta de pandillero, inmediatamente asumes que te puede robar la cartera. Pero si conoces a un vendedor trajeado que te habla con labia, carismático, confías en él, sin saber que se trata de un estafador que ha robado miles de pesos. ¿Por qué con el primero eres más precavido pero con el segundo no? Por la imagen.
Ojo, no quiero decir que los guapos y ricos sean blancas palomas, para nada. Sé que hay casos donde éstos resultan ser peligrosos depredadores sexuales. Sin embargo, para las mujeres en estos casos es más difícil detectarlos, porque se nos ha educado desde la infancia a casarnos con alguien guapo y rico, "de buenas familias".
Por eso es muy importante educar a nuestras niñas en que si un comentario les parece incómodo, venga de quien venga, no le sigan el juego.
Volviendo al tema, ambos amigos me dijeron que según la lógica actual, por el hecho de ser hombres son acosadores. Porque ya no pueden decirle un piropo a una mujer sin que ella los tache de acosadores.
En primer lugar, una siente cuando un piropo tiene doble sentido.
En segundo lugar, si la mujer, aún a pesar que el piropo se le dijo en buen plan, se siente amenazada, no sabes tú qué experiencias tuvo en el pasado. A lo mejor fue atacada sexualmente, a lo mejor en algún momento alguien se propasó con ella y por eso anda paranoica. Tú no sabes, no puedes juzgarla a la ligera y mucho menos puedes generalizar.
Si quieren abordar a una mujer, en buen plan, no digan piropos hasta que ya haya un buen tiempo de amistad. Si quieren sacarle platica a una desconocida, basta un buenos días, hablar de temas como el clima o alguna noticia. No le digas de inmediato qué guapa está o qué bonita se le ve esa falda.
Las mujeres todavía queremos ser conquistadas por los hombres y todavía nos emocionamos con las palabras bonitas y los halagos. Pero todo a su tiempo. Primero amistad, luego amor.
Ambos son personas educadas, preparadas en sus respectivas profesiones. Sin embargo, en los dos casos ambos me dijeron que sienten que las mujeres tenemos una doble moral.
Esto es porque dicen que si el hombre es feo o pobre y le dice a la mujer un piropo, la mujer sentirá que la están acosando. Pero si es guapo o rico, la mujer se siente halagada.
Para mí es difícil explicarles la diferencia, porque nunca lo entenderán.
Desde que empecé la pubertad, yo empecé a sentir de repente en la calle miradas incómodas, de hombres que a mí me parecían peligrosos. Tipos feos en el camión, albañiles que me chiflaban en la calle, taxistas que pitaban el claxon y decían alguna cosa soez. Incluso también, ya de adulta, en el trabajo nunca falta el compañero que te desnuda con la mirada.
Los hombres nunca entenderán que nosotras sentimos una mala vibra, que no nos están mirando como una persona, sino como un pedazo de carne a quien desvestir. Nos sentimos vulnerables, en peligro.
Sí, de repente alguien que te gusta también te puede lanzar un piropo. Pero en esos casos, nosotras sentimos que podemos tener la situación bajo control. A lo mejor el tipo en cuestión no nos parece tan amenazador.
No tiene nada que ver con que el tipo sea guapo o adinerado. Tiene que ver con que ciertas personas no nos parecen peligrosas.
Y sí, la imagen influye. Por ejemplo, nos puede parecer amenazador un taxista diciendo leperadas, pero no nos puede parecer amenazador un licenciado adinerado diciendo un piropo.
O para que me entiendan mejor... sí tú vas caminando por la calle, y ves a un tipo con finta de pandillero, inmediatamente asumes que te puede robar la cartera. Pero si conoces a un vendedor trajeado que te habla con labia, carismático, confías en él, sin saber que se trata de un estafador que ha robado miles de pesos. ¿Por qué con el primero eres más precavido pero con el segundo no? Por la imagen.
Ojo, no quiero decir que los guapos y ricos sean blancas palomas, para nada. Sé que hay casos donde éstos resultan ser peligrosos depredadores sexuales. Sin embargo, para las mujeres en estos casos es más difícil detectarlos, porque se nos ha educado desde la infancia a casarnos con alguien guapo y rico, "de buenas familias".
Por eso es muy importante educar a nuestras niñas en que si un comentario les parece incómodo, venga de quien venga, no le sigan el juego.
Volviendo al tema, ambos amigos me dijeron que según la lógica actual, por el hecho de ser hombres son acosadores. Porque ya no pueden decirle un piropo a una mujer sin que ella los tache de acosadores.
En primer lugar, una siente cuando un piropo tiene doble sentido.
En segundo lugar, si la mujer, aún a pesar que el piropo se le dijo en buen plan, se siente amenazada, no sabes tú qué experiencias tuvo en el pasado. A lo mejor fue atacada sexualmente, a lo mejor en algún momento alguien se propasó con ella y por eso anda paranoica. Tú no sabes, no puedes juzgarla a la ligera y mucho menos puedes generalizar.
Si quieren abordar a una mujer, en buen plan, no digan piropos hasta que ya haya un buen tiempo de amistad. Si quieren sacarle platica a una desconocida, basta un buenos días, hablar de temas como el clima o alguna noticia. No le digas de inmediato qué guapa está o qué bonita se le ve esa falda.
Las mujeres todavía queremos ser conquistadas por los hombres y todavía nos emocionamos con las palabras bonitas y los halagos. Pero todo a su tiempo. Primero amistad, luego amor.
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