Hace como unos cuatro o cinco años tuve un sueño curioso. Soñé el fin del mundo, pero no soñé cosas apocalítpicas como las que proyecta Hollywood en sus películas. No soñé guerras, ni bombas, ni catástrofes naturales, como terremotos, huracanes o volcanes en erupción.
Soñé que el fin del mundo era silencioso, los humanos simplemente nos extinguíamos como especie. Las calles se quedaban vacías, ya no se escuchaban ruidos, la naturaleza recobraba sus antiguos territorios, los animales vagaban por ahí.
Y recordé mi sueño hace unos segundos, porque el escenario al que nos enfrentamos ahora es muy parecido a como lo soñé.
Bueno, solo les comparto mi sueño, no con intención de alarmar o hacerlos sentir tristes. Son sólo de esas reflexiones que a veces surgen mientras miras por la ventana.
Soñé que el fin del mundo era silencioso, los humanos simplemente nos extinguíamos como especie. Las calles se quedaban vacías, ya no se escuchaban ruidos, la naturaleza recobraba sus antiguos territorios, los animales vagaban por ahí.
Y recordé mi sueño hace unos segundos, porque el escenario al que nos enfrentamos ahora es muy parecido a como lo soñé.
Bueno, solo les comparto mi sueño, no con intención de alarmar o hacerlos sentir tristes. Son sólo de esas reflexiones que a veces surgen mientras miras por la ventana.
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