domingo, 18 de septiembre de 2011

Por qué las secretarias se ven mejor que uno


Vayan a una empresa. Siempre las recibirá en el mostrador de la entrada una hermosa chica, de largas pestañas, labios rojos, cabello con mechas, uñas preciosas y una linda sonrisa. Es la recepcionista. Te preguntará por tu asunto. Después te dejará pasar.

Caminas y llegas con otra chica, de cabello brillante, ojos deslumbrantes, carismática y bonita, que te luego de preguntarte por tu asunto, te pedirá que tomes asiento, e incluso te ofrecerá un café, mientras el directivo o gerente se desocupa para atenderte.

En ese momento, si eres mujer, piensas: "Wow.... qué padre se ve esto. Mucho glamour, yo quiero trabajar aquí."

Si eres pelao piensas : "¡¡¡Mamacitas!!!... cuanta carne y yo sin dientes..."

Pero si te asomas por encima del laberinto de cubículos, encontrarás el lado oscuro de la fuerza. Encontrarás a mujeres que no tuvieron tiempo de pintarse en la mañana, que viven una vida totalmente sedentaria que les está fregando la columna vertebral haciéndoles una joroba, que usan ropa bien equis, y que viven estresadas y agobiadas entre las columnas de papeles y carpetas que no las dejan respirar, que tienen los dedos como garfios de tanto teclear en la computadora en posiciones incómodas. Esas son las que hacen toda la talacha gracias a la cual se sostiene la empresa.

A este último grupo pertenecemos la mayoría de las profesionistas. Y a veces la diferencia de sueldos entre una asistente y una empleada, es casi mínima, pero en cuestión de trabajo, es un abismo de diferencia.

Las asistentes, por lo regular, les sobra el tiempo. A veces hasta están bostezando aburridas, pues ya checaron su facebook varias veces y no vieron cambios en el perfil de sus amigas. Otras veces leen el horóscopo. Por eso tienen tiempo de hacerse un manicure en la oficina, o retocarse el labial o enchinarse las pestañas. Por eso siempre se ven bonitas. Y cuando les cae trabajo, están super felices, porque ya tienen algo en qué entretenerse, y hasta sonríen y eso lo transmiten.

En cambio las empleadas de oficina, llegamos, nos echamos una taza de café para despertarnos y nos va a dejar el aliento de dragón. Los jefes nos traen a latigazos. ¿Maquillarse? ¿A qué horas?
Sientes hambre, y te comes un pan de los que venden en la tiendita o en las maquinitas. Estás sentada, no puedes a veces ni siquiera levantarte a ir al baño, ni a tomar agua. Estamos la mayor parte estresadas, y malhumoradas. Por eso cuando te diriges a una empleada, vas con una silla por delante, porque no sea que te vaya a rugir y lanzar una mordida. Por eso las empleadas no nos vemos glamorosas. Nuestra prioridad está enfocada en ser engranajes que hagan que funcione la compañía. Y nunca nos muestran al público. Cuando vienen los grandes inversionistas, nos quedamos ocultas en el laberinto de hámsters. Pasan los gringos, los chinos, los japoneses, los árabes, los alemanes, y no nos ven. En cambio, sí ven a las secretarias y asistenes, quienes haciendo gala de su inglés, hacen amistades de altura. (Y a veces, hasta surgen algunos romances por ahí, me consta).

Chale.... hubiera sido secretaria....

2 comentarios:

Prosperidad dijo...

Jaja si cierto ..por lomenos en todos absolutamente todos los trabajos rara vez me arreglaba como me gusta hacerlo, siempre me sientia y andaba super jodida con un madral de trabajo .....y las secres super nice llendose a las 600 en punto y uno quedandos e horas extras y sin dormir bien.....

Anónimo dijo...

Es cierto la mayoría de las empresas son machistas y elitistas al momento de escoger a las mujeres que son secretarias, recepcionistas las cuales son la primera imagen de la compañía hacia afuera.

Pero no aplica en todas las secretarias, tuve el gusto de conocer algunas que no estaban simplemente por bonitas sino por altamente eficientes, duele reconocerlo pero hasta ganaban más que alguno de nosotros como profesionistas, eso sí casi trabajaban en la esclavitud y mucho más tiempo permanecían laborando, más que algunos de nosotros.

Sus vacaciones siempre iban en función a las del jefe, imposible solicitarlas cuando él estaba, casi casi que con ellos les cortaban las manos.
Sabían de memoria prácticamente todos los teléfonos de su esposa, hijos, las escuelas de sus hijos, socios, amigos cercanos, líneas de avión, la agenda completa del jefe en prácticamente un mes etc. etc. etc. que yo nomás no me explicaba cómo diablos memorizaban tanta cosa.

Si había una junta de alta importancia imposible salir del trabajo hasta que no concluyera, aunque solo tuviera que estar en espera de algo y nunca la solicitaran, así fueran las 11 de la noche.

Tenían la libertad inclusive de tomarse atribuciones al nombre del jefe con plena conciencia de parte de él, al cual después le informaban y sus órdenes eran como si el mismo jefe fuera quien la hubiese dado.

Así que prosperidad y R no generalicen, no todas las secres viven en un mundo de ensueño.

Saludos :o)
Adn.

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