Me topé en Facebook con un reportaje que más bien era una pregunta "¿Demasiada vieja para ir a conciertos?".
Y venían, según esto, 10 señales que indicaban invariablemente que ya eras un anciano en vida que prefería estar en casa en pijamas y pantunflas tomándose un té caliente en lugar de estar en el desmadre.
Yo en mis veintes iba mucho a conciertos. Desde Evanescense, hasta Maná. Desde Luis Miguel hasta Yanni. La verdad mis gustos musicales eran muy variados. Yo no me casaba con un género, más bien me gustaba un artista y lo iba a ver, así de simple.
Pero hace varios años que dejé de ir a conciertos, pero no por las razones que menciona el artículo, sino por otras.
En primer lugar, porque no tengo con quien ir. Lo que me gustaba de los conciertos era ese previo a, o sea, esos momentos en donde estás esperando que salga el artista y estás acompañado de la bola de amigos, platicando y echando relajo, o bien, acompañada del muchacho que me gustaba. Ahora todos mis amigos están casados y los que están solteros siempre sacan la barra de que "es que ese artista no me gusta", "ese día trabajo" o "no tengo dinero". Así que ni hablar, sin compañía no se disfruta igual un concierto.
En segundo lugar, el traslado y el estacionamiento. Con esta ciudad tan fea y tan llena de desviaciones por obras viales que parece que nunca se terminan, manejar se ha vuelto una experiencia muy fastidiosa. Embotellamientos, caos por todas partes, lentitud... A eso hay que sumarle que cuando llegas a la Arena Monterrey o al Auditorio Banamex no hay donde estacionarse, o si lo hay los estacionamientos cobran carísimo, y si lo estacionas afuera tienes que lidiar con franeleros que te quieren cobrar un dineral como si ellos fueran los dueños de la calle.
En tercer lugar, los precios de los boletos. ¿Cómo es posible que cuándo yo era estudihambre me alcanzaba a ir a un concierto cada mes y ahora que trabajo estén tan caros? Lo pienso dos veces por el dinero. Tendría de veras que ser un artista que me interese mucho como para gastar dos mil pesos en ir a verlo.
Pero debo admitir que de todos modos, extraño ir a conciertos. Sentir esa adrenalina y cantar a coro con miles de personas, es una experiencia muy padre.
Este fin de semana vienen al Woodstock Plaza los Enanitos Verdes y Duncan Dhu, entre otros. Pero le pienso dos veces, porque Woodstock está rumbo a la carretera nacional y en fin de semana la carretera nacional se pone hasta el tronco de carros, y me da flojera. Y además, tengo la impresión de que es de esos festivales masivos al aire libre y no me quiero enfermar de gripa.
Mmmh, tal vez si soy demasiado vieja para ir a conciertos.
Y venían, según esto, 10 señales que indicaban invariablemente que ya eras un anciano en vida que prefería estar en casa en pijamas y pantunflas tomándose un té caliente en lugar de estar en el desmadre.
Yo en mis veintes iba mucho a conciertos. Desde Evanescense, hasta Maná. Desde Luis Miguel hasta Yanni. La verdad mis gustos musicales eran muy variados. Yo no me casaba con un género, más bien me gustaba un artista y lo iba a ver, así de simple.
Pero hace varios años que dejé de ir a conciertos, pero no por las razones que menciona el artículo, sino por otras.
En primer lugar, porque no tengo con quien ir. Lo que me gustaba de los conciertos era ese previo a, o sea, esos momentos en donde estás esperando que salga el artista y estás acompañado de la bola de amigos, platicando y echando relajo, o bien, acompañada del muchacho que me gustaba. Ahora todos mis amigos están casados y los que están solteros siempre sacan la barra de que "es que ese artista no me gusta", "ese día trabajo" o "no tengo dinero". Así que ni hablar, sin compañía no se disfruta igual un concierto.
En segundo lugar, el traslado y el estacionamiento. Con esta ciudad tan fea y tan llena de desviaciones por obras viales que parece que nunca se terminan, manejar se ha vuelto una experiencia muy fastidiosa. Embotellamientos, caos por todas partes, lentitud... A eso hay que sumarle que cuando llegas a la Arena Monterrey o al Auditorio Banamex no hay donde estacionarse, o si lo hay los estacionamientos cobran carísimo, y si lo estacionas afuera tienes que lidiar con franeleros que te quieren cobrar un dineral como si ellos fueran los dueños de la calle.
En tercer lugar, los precios de los boletos. ¿Cómo es posible que cuándo yo era estudihambre me alcanzaba a ir a un concierto cada mes y ahora que trabajo estén tan caros? Lo pienso dos veces por el dinero. Tendría de veras que ser un artista que me interese mucho como para gastar dos mil pesos en ir a verlo.
Pero debo admitir que de todos modos, extraño ir a conciertos. Sentir esa adrenalina y cantar a coro con miles de personas, es una experiencia muy padre.
Este fin de semana vienen al Woodstock Plaza los Enanitos Verdes y Duncan Dhu, entre otros. Pero le pienso dos veces, porque Woodstock está rumbo a la carretera nacional y en fin de semana la carretera nacional se pone hasta el tronco de carros, y me da flojera. Y además, tengo la impresión de que es de esos festivales masivos al aire libre y no me quiero enfermar de gripa.
Mmmh, tal vez si soy demasiado vieja para ir a conciertos.
1 comentario:
jejeje ya estamos viejitas jajajaj
yo ya solo voy si es en el auditorio telmex aqui en gdl jaja porque queda cerca de mi casa, el lugar esta super bien, las vialidades tanto para entrar y salir no se ponen tan mal como en otros lugares jaja pero es que despues de ir a la arena de vicente fernandez y tardar mas de 3 horas en llegar! por el pinche trafical q se pone... pues hasta hueva me da ir...
a menos q sea magneto jajaja esos si donde esten.... voy jaja
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